Juan Sebastián Gómez Gonzales busca dar el salto de Cámara de Representantes a Senado en las próximas elecciones.

Foto | Luis Fernando Trejos | LA PATRIA

Juan Sebastián Gómez Gonzales busca dar el salto de Cámara de Representantes a Senado en las próximas elecciones.

Juan Sebastián Gómez Gonzáles se convirtió, desde el Congreso, en el abanderado del barrismo social en Colombia. Hoy, ante una crítica situación, por la muerte de cerca de 10 personas, analiza el panorama.

También fue crítico con, lo que considera, es la falta de apoyo del Gobierno Petro. Aunque todavía no piensa en qué hacer en las próximas legislativas, asegura que habrá sorpresas.

 

Poco avance vemos en el tema de barrismo social, ¿Qué ha pasado?

El barrismo social surge como una idea de las barras, de los mismos hinchas, de cómo trabajar por su gente. Muy al comienzo, muy desde nosotros mismos, con dos grandes referentes que fueron Goles en Paz en Bogotá y, posteriormente, en Manizales, Hinchas por La Paz.

 

¿Cómo se empezó a hablar de esto con el Gobierno nacional?

Hace muchos años logré tocar las puertas del Ministerio del Interior. Nos copió, nos escuchó y se empezaron a hacer unos procesos, yo diría, exitosos, hasta un punto en el que el Gobierno nacional de ese entonces dice, venga, yo hablo de paz, hablo de paz en general y también quiero paz en los estadios y en las carreteras.

Empezamos a hacer un trabajo desde Caldas, pero a nivel nacional, se empezó a elaborar algo que se denominó el Plan Decenal de Comodidad, Seguridad y Convivencia que se venció este año.

 

¿Qué ocurrió?

Hace 11 años trabajamos con casi todas las barras del país, se hicieron varios encuentros, talleres, proyectos, se generó un compromiso y un Plan Nacional porque sabíamos que no era un tema de la noche a la mañana. Fue toda una generación de hinchas que cambió un poco ese chip de que el fútbol era violencia.

 

¿Cómo ha sido el trámite?

Radicamos un proyecto de ley, se agotaron los términos del proyecto, lo volvimos a radicar y seguimos en esa lucha. Llegamos a un documento, estaba recién electo el presidente, Gustavo Petro, y quien más compromisos hizo con las barras de fútbol fue la vicepresidenta, Francia Márquez.

Finalmente ella dijo que le gustaba, lo firmó y lastimosamente no quedó en el Plan de Desarrollo, y logramos que quedara el menos en el documento técnico de soporte.

 

¿Y siguió el apoyo de la vicepresidenta?

El proyecto de ley entró por comisión primera, fui el ponente y pasó por unanimidad, en plenaria de la Cámara también, y en el trámite en el Senado no encontramos un doliente. Al Gobierno jamás le interesó, pasaron tres o cuatro ministros del Interior, pasó la vicepresidenta, fue una bandera de campaña, la mayoría de barras apoyó a Gustavo Petro.

 

¿Hay alguien en el Senado que ahora pueda darles ese empujón?

Con el Gobierno ya no tengo ninguna expectativa, tristemente creo que se ha perdido una gran oportunidad en lo que es el Ministerio de la Igualdad. Yo lo apoyé, lo defendí, pero tiene la mayoría de sus indicadores en cero. Entiendo que al comienzo es muy difícil. pero ya han pasado años, me cuesta mucho entender por qué les ha quedado mal a las juventudes, a las organizaciones Lgbtiq+.

 

¿Qué cree que falta entre los líderes, en esa autocrítica, pero también asumir un poco de responsabilidad?

Mucha y poca a la vez. Mucha, porque es una actitud de que si usted es líder de la barra, y usted es un delincuente, si es el que llega más loco al estadio, eso es lo que está proyectando con los otros chicos de la barra.

Pero poca porque las barras son colectivos, donde si bien cada una tiene una estructura, cualquier persona compra una boleta y entra a una tribuna.

 

¿Qué pasa con los equipos? Parece que no se pusieran la 10...

Colombia tiene un torneo que es muy regionalista, el fútbol en Colombia es un espectáculo privado organizado por privados y se juega en un 99% de escenarios públicos.

Quien se lucra del uso del escenario es un privado, entonces más allá de exigirle a la ciudad, les exigimos a los clubes, venga señor, usted tiene un escenario que es público, métale la ficha, métale platica, manténgalo organizado en los términos de su comodato.

 

¿Les falta apoyar a los aficionados?

Nosotros queremos que los clubes se metan un poco más, haciendo un trabajo social bajo responsabilidad social empresarial, pero también un poco más de trabajo en términos de la organización. Es muy triste que por ejemplo en el Once Caldas uno no siente la mano amiga, Hay una persona delegada para seguridad, pero no tiene mucho poder de mando.

 

 

El horizonte político

¿Hacia dónde va el Nuevo Liberalismo con las alianzas?

Vienen ahora unas elecciones nacionales, en las que el Nuevo Liberalismo quiere pasar de tener dos curules en el Congreso de la República a tener muchas más. Por eso también se hizo una alianza.

Hemos consolidado también un acuerdo que próximamente le presentaremos a los caldenses, donde están también el MIRA, Compromiso y Colombia Renaciente como parte de la coalición, partidos declarados en independencia, que mantengamos esa independencia y entendamos que hay un centro político amplio donde quepamos todos.

 

¿Qué piensa ahora? ¿Cámara de Representantes o Senado?

Caldas ha perdido un poder político en Bogotá, porque dejó de tener cinco senadores, en las elecciones pasadas elegimos a dos, al señor Mario Castaño que ya todos conocemos la historia y el senador Guido Echeverri. En ese sentido estoy analizando la invitación de mi partido de aspirar al Senado.

 

La ilusión del hincha

Gómez Gonzales cree que pese a tener una nómina corta, Once Caldas tiene para llegar a instancias importantes en los tres torneos (Liga, Copa y Sudamericana). Se ilusiona con una final en el torneo continental. Eso sí, espera que con los recursos que han llegado, el club haga mayores inversiones.

 

Los perfiles genéticos

El congresista caldense fue promotor de la ley de perfiles genéticos. Esta recoge datos que irán a parar a un banco. Todo delincuente condenado deberá suministrar su ADN y se guardará durante el cumplimiento de su pena y 10 años después si es privativa de la libertad. Si no es privativa, 10 años a partir de la sentencia.


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