
Foto | Luis Trejos | LA PATRIA Conozca los datos que entrega semanalmente Manizales Cómo Vamos.
“¿A qué dedican la mayor parte del tiempo los manizaleños? Podríamos decir que las redes sociales, pero no” . Esta es la premisa que plantea Camilo Vallejo, director de Manizales Cómo Vamos, con respecto al dato de la semana a LA PATRIA.
¿Cuáles datos entrega Manizales Cómo Vamos?
- En Manizales y Villamaría, el 60% de los hombres, dijeron trabajar la mayor parte del tiempo.
- Esto contrasta con lo que dijeron las mujeres, quienes dijeron hacerlo solo en un 39%.
“Ahora, si nos vamos a los oficios del hogar, vemos que las mujeres en un 40% se dedicaron a esta actividad, mientras que los hombres solo se dedicaron un 4%. Esto muestra unas diferencias de género en las formas como asumimos las labores del hogar y el acceso al mercado laboral”, indica Vallejo.
El director añade que si se revisa lo que pasa en hogares donde hay niños o niñas de 0 a 5 años, se conoce que los jefes de hogar trabajan un 54%. Es decir, que trabajan un poco menos de lo que manifestaron los hombres. Y un poco más de lo que manifestaron las mujeres.
El llamado que hacen desde Cómo Vamos es a tener estrategias de acceso al mercado laboral y de promoción del trabajo que tengan un enfoque diferenciado, sobre todo para las mujeres.
“Que puedan acceder al mercado laboral de mejores maneras, pero también que puedan articular su labor de mejor manera entre el hogar y el trabajo, al igual que los hombres. Esto implicaría poder tener unas estrategias más especializadas, más enfocadas, donde, al final, quienes ganen sean los hogares. Sobre todo, aquellos donde tenemos niñez”, concluye Camilo
Frente a lo anterior LA PATRIA consultó a Jhoana Patiño López, doctora en Ciencias Sociales y profesora del Centro de Estudios Avanzados en Niñez y Juventud. Esto dijo:
Foto | LA PATRIA
“Ante el análisis presentado desde Manizales Cómo Vamos, sobre en qué y cómo ocupan los manizaleños el tiempo, presento una visión crítica de un comentario del director, que aunque seguramente bien intencionado, ayuda a reproducir sutilmente desde funcionarios y organismos con relevante autoridad y representación colectiva, imaginarios patriarcales que desvalorizan el trabajo de las mujeres y refuerzan los estereotipos basados en el género.
Este comentario en primera instancia, tiende a invisibilizar el trabajo de cuidado como trabajo. Al afirmar que el 60% de los hombres dedican la mayor parte del tiempo a “trabajar”, en contraste con solo el 39% de las mujeres que lo hacen.
Porque se instala en una lógica tradicional de jerarquización entre el trabajo remunerado supuestamente (masculinizado, público y productivo) y el trabajo no remunerado supuestamente (feminizando, doméstico y reproductivo).
Esta forma de enunciar los datos ignora que las mujeres están trabajando sosteniendo la vida desde las acciones de cuidado en las familias, y que aunque su trabajo cotidianos al que dedican más hasta 6 veces más tiempo que los varones, no es valorado, ni remunerado, pese a que es indispensable para que la sociedad funcione.
No nombrarlas como "trabajo" perpetúa la exclusión simbólica y material de las mujeres.
Por otro lado, aunque el comentario habla de un enfoque diferenciado para promover el empleo remunerado de las mujeres, deja de lado un análisis que visibilice la inexistencia de una propuesta de redistribución profunda entre el Estado, el mercado, las comunidades y los hogares, del trabajo de cuidado que realizan en un 85% las niñas y mujeres de las familias, para que ellas puedan participar en equidad de condiciones de la vida laboral remunerada, pero además, de los espacios de formación, ocio, cultura y participación ciudadana.
Este tipo de discursos institucionales, al no reconocer explícitamente el trabajo de cuidado como trabajo, contribuyen a su despolitización.
Como feministas, sabemos que lo personal es político: Que cuidar es una práctica que sostiene el mundo y que debe ser reconocida, redistribuida y dignificada.
Es urgente cambiar la narrativa social e institucional: las mujeres no "dejan de trabajar" cuando no están empleadas formalmente; están trabajando más que nadie, sosteniendo lo que el sistema se niega a valorar”.
LA PATRIA también consultó a la ciudadana Susana Alvarán, trabajadora social especialista en Políticas del Cuidado con Perspectiva de Género. Esto dijo:
Foto l Cortesía para LA PATRIA
Creo que Camilo Vallejo hace un buen análisis de qué se podría hacer para mejorar esto, que es un dato real, efectivamente: Las mujeres ocupan demasiado tiempo en los cuidados del hogar, en los cuidados de otras personas, ni siquiera de ellas mismas.
Incluso estas cifras del DANE muestran cómo las mujeres entre más hijos tienen, más horas de trabajo de cuidado proporcionan, mientras que los hombres siguen con las mismas 2 o 3 horas de trabajo de cuidado que tienen con su familia.
Las mujeres incluso llegan a tener 17 y 19 horas diarias de trabajo de cuidado, mientras los hombres siguen en 4 horas. Ese es uno de los datos más alarmantes del DANE.
Otra cuestión es que aparece que las mujeres que conviven con su pareja hombre, se les incrementa las labores de cuidado. Eso hace parte también de un concepto de una autora estadounidense que se llama Joan Tronto, que habla de la irresponsabilidad privilegiada.
Mientras un individuo, un sujeto históricamente ha tenido más poder, como es el caso de los hombres entre las mujeres, tienden a ser más irresponsables debido a su privilegio.
Y eso pasa, por ejemplo, en las clases sociales más altas que cuidan menos que las clases sociales más bajas.
Y hace parte precisamente de su privilegio de clase o en el caso de los hombres de su privilegio de género.
Por otro lado, también, según cifras del DANE, se demuestra que las mujeres, los hogares con jefatura más femenina tienen más pobreza monetaria, al igual que más pobreza multidimensional.
Lo que quiere decir que el género también es un factor de pobreza o un diferencial para la movilidad social.
Las mujeres, como ocupan tanto tiempo en labores de cuidado, en cuidar a otros, no tienen la oportunidad para trabajar en el mercado remunerado, en labores remuneradas.
Entonces, ahí también se presenta una desigualdad y es un poco lo que dice Vallejo, hay que crear políticas públicas diferenciadas y hay que hacer un trabajo en paralelo para erradicar este tipo de violencia. Porque se demuestra que es una desigualdad de género muy latente”.
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