Bachilleres Amigos
Señor Director:

Fuimos veintiséis los estudiantes que recibimos el diploma de bachiller otorgado por el Colegio San Luis Gonzaga de Manizales el 19 de noviembre de 1964, hace la friolera de cincuenta y ocho años. El acto solemne de graduación tuvo lugar en el nunca bien lamentado Teatro Olimpia; la ceremonia comenzó a las once de la mañana, si mal no recuerdo. Fungía como rector del colegio el padre Libardo Martínez, S.J., pacoreño por más señas.
El paso del tiempo ha registrado el fallecimiento de varios compañeros; son ellos Carlos Alberto Arango Pinzón, Alberto Hernández Osorio, César López Campo, Francisco Javier Marín Ramírez, Jorge Mejía Jaramillo y Carlos Alberto Villegas Arango. Un buen número de integrantes del grupo reside fuera de esta ciudad: Guillermo Alzate López en España, Guillermo Betancur López, Alejandro Botero Botero en Medellín, Luis Guillermo Flórez Henao en Bogotá, Luis Gonzalo Gómez Álvarez en Cali, Emiliano Henao Botero, Francisco Javier López Latorre en Circasia, Carlos Aurelio Londoño Arango en Cali, su hermano Víctor Eduardo en Bogotá, Gonzalo Marín Correa, Jesús Mauricio Mesa Navia en Chile, Jorge Eduardo Patiño Londoño y Mario Quintero Duque.
 Así las cosas, somos pocos los que aún existimos, vegetamos y todavía nos movemos en este, “el mejor vividero del mundo”, la capital del departamento de Caldas, que fue fundada y edificada “contra la expresa voluntad de Dios”, como se decía antaño. “Estos, Fabio, ¡ay dolor! que ves ahora, / campos de soledad y mustio collado, / fueron un tiempo Itálica famosa”: quiero decir que “semos” meros seis, media docena a lo sumo, los que acudimos a nuestra hebdomadaria cita (hebdomadaria=semanal): Carlos Alberto Gómez Álvarez, Luis Fernando Ocampo Poppe, Germán Upegui Latorre, Luis Vélez Restrepo, Aurelio Villegas Villegas y el suscrito. Germán no siempre acude, pues se trasladó a Circasia; no obstante, con frecuencia hace el esfuerzo de subir hasta este nido de águilas. Leonidas Robledo Palacio no asiste, debido a sus condiciones de salud; vive en Tierra Viva (Gallinazo, Villamaría). Bernardo Anzola Arango no se graduó con nosotros pero hizo parte del grupo en quinto de bachillerato y en ocasiones participa del programa.
Estos supérstites llevamos algo así como un lustro reuniéndonos semanalmente. Primero los lunes, luego los miércoles; al principio en Juan Valdés, últimamente en el café Iguana, de Cable Plaza. El que madruga más llega aproximadamente a las cuatro de la tarde y se apodera de una mesa, a la cual acceden poco a poco los condiscípulos. El cambio de sede se debió al invierno prolongado, a la lluvia y al viento frío, condiciones meteorológicas que me hicieron recordar la revista del Súper Ratón en la que aparece sobre la localidad de Ratolandia un ratón malévolo y además mago, que pronuncia este poético y ominoso conjuro: “Y ahora, con gran emoción / pido de todo corazón / que haya viento, frío, nieve; / que la nevada no sea leve / y que forme la gran capa / que todo lo cubre y tapa”.
¿En qué consiste la reunión? ¿Cuál es el orden del día? El punto principal es el encuentro: vernos, saludarnos, preguntar cómo estamos y qué hicimos hace poco, qué hay de nuestras familias, etc. Luego sigue el echar carreta o botar corriente sobre todo lo divino y lo humano: el clima, la economía, la política del país y la situación internacional, los descubrimientos e inventos de la ciencia y hasta la situación de la Iglesia y de la religión. Enseguida viene el “algo”, muy sabroso, servido por dependientes venezolanas jóvenes, bonitas y muy decentes. Mientras despachamos el condumio seguimos pontificando (o por lo menos opinando) acerca de diversos  asuntos. Y cuando empieza a oscurecer, me levanto y me despido de los compañeros como se despidió un contertulio de Olafo y Chiripa en la taberna: “Adiós, señores, la gloria me llama”. No sobra aclarar que, acto seguido, Chiripa le explicó a Olafo: “Su esposa se llama Gloria”.
La Biblia, en el Antiguo Testamento, en el sagrado libro del Sirácida o Sirácides, el libro sapiencial de Ben Sirá, más conocido como el Eclesiástico, “en el capítulo que vos hallaredes que se escribe” -según se expresa Cervantes en el prólogo del Quijote- dice así con inspirado acento: “Al amigo fiel tenlo por amigo; el que lo encuentra, encuentra un tesoro; un amigo fiel no tiene precio ni se puede pagar su valor; un amigo fiel es un talismán: el que teme a Dios lo alcanza; su camarada será como él y sus acciones como su título… No deseches al amigo viejo, porque al nuevo no lo conoces; amigo nuevo es vino nuevo: deja que envejezca y lo beberás… quien critica a un amigo destruye la amistad. Aunque hayas empuñado la espada contra el amigo, no pierdas la esperanza, que aún hay remedio; aunque hayas abierto la boca contra el amigo, no temas, puedes reconciliarte… No me avergüenzo de saludar a un amigo ni me escondo de su vista… El amigo fiel peleará contra tu enemigo, empuñará contra él el escudo. No olvides al amigo durante el combate ni lo abandones al repartir el botín”.
 Al acercarse el final del siglo XX pasaban por la televisión colombiana, en Sábados Felices o en Don Chinche, al Chinche Ulloa y a su novia Rosalbita, además de otros personajes típicos, como el doctor Pardito, todos los cuales acudían con frecuencia al bar La Amistad, en la capital de la República. Pues bien, la amistad es lo que nos lleva a reunirnos cada ocho días. De la amistad escribió Aristóteles que “es lo más necesario en la vida”.
Jaime Pinzón Medina, presbítero 

Valores de la Tierra 
Señor Director:

Es Manzanares un imán embrujado que  atrae a los navegantes con la magia de su belleza y su fuerza sutil de un atardecer. Tiene los encantos de una novia enamorada 
tratando de seducir en una romàntica noche a quien va a ser su amado para siempre.
Es Manzanares un edèn sobre el cual se recrean con inocente donosura las hadas fugaces de la imaginación columpiando romances de amor entre Guadalupe y Monserrate. 
Manzanares, 
tierra de caña y de miel,
de verdes cafetales,
de florestas y dorados frutos,
de olor a mil colores
de sueños e hidalguìa, 
de cerros y de soles
Manzanares, un pedazo de cielo en el oriente de Caldas, un pedazo de amor, un pedazo de felicidad que la naturaleza nos regalò con  la grandeza y generosidad de la estètica para recreación del espritu magnànimo y generoso de sus hijos.
Manzanares, una hermosa alfombra verde con sus gèlidas montañas, sus tierras talladas por las manos del Creador que son en su conjunto una obra de arte arrullada con susurros de amor por las olas agitadas del rìo Guarinò.
Esta tierra de luces y colores, es la tierra de  Josè Bernardo Arias Trujillo, Josè Joaquìn Montes Giraldo, Nestor Villegas Duque, y el gran señor Fabio Ramìrez Ramìrez, destacado Educador con una rica y larga trayectoria como sembrador de en el campo intelectual y humano por espacio de muchos años. 
Es don Fabio, una persona que huele a Manzanareño, a esencia original de nuestra tierra, paladín de nuestra cultura, hombre culto y respetuoso, con ribetes de cordialidad , figura enhiesta y cultivada en el horno de adobamiento de nuestras màs caras costumbres de nuestro pueblo. Su perfil de intelectual no se discute, se disfruta, se aprecia, se reconoce y se respeta. Hombre talentoso, cultivado , académico y humanista.  Personajes así, se aprecian, se valoran y se toman como referentes no para imitarlos, ni para envidiarlos, pero sì para admirarlos y tenerlos como cultores ya que  con el pincel de la historia  registran el eterno futuro de un pueblo llamado Manzanares. 
Para disfrutar sus escritos hay que leerlo en todas sus facetas, tarea que no es fácil por la variedad de sus escritos y aportes con los cuales ha enriquecido nuestra cultura.
Sus paisanos, entre ellos yo, nos enorgullecemos de tener personas tan valiosas  que brillan  en el firmamento diàfano de nuestra cultura.  
Quienes nacimos allì nos sentimos orgullosos por haber recibido este regalo de haber llenado de oxígeno y sabor nuestra esencia de Manzanareños y quienes llegan,  sienten nostalgia de no haber tenido sus raíces en este bello poblado, pero…, la cordialidad alcanza para todos. 
Caordialmente 
Elceario de J. Arias Aristizàbal

Soledad
Señor Director:

Lo leí en el libro “El puente hacia el infinito”. De inmediato el texto me llamó la atención y entró en mi espacio mental para su reflexión y análisis. De ahí este escrito. “Lo opuesto a la soledad, Richard,  no es el estar juntos. Es la intimidad. Sin duda, los otros aspectos de quienes somos han de ser nuestros amigos más íntimos. ¿Quién puede estar más cerca de nosotros que nosotros mismos. Nosotros mismos en forma espiritual?”. Yo puedo parecer un solitario, pero si estoy practicando la intimidad no lo soy, no estoy en soledad. Dice John Milton, poeta Inglés: “A veces la soledad es la mejor compañía”. Qué es la intimidad? A ella se llega a través de la meditación, del silencio. Es entrar en nuestra interioridad y descubrir ahí mi verdadero yo, mi verdadera realidad espiritual que me acompaña, esa energía íntima y esa presencia real que identifica lo que soy en verdad. Yo no soy mi mente, no soy mi pensamiento, no soy mi sensibilidad (“El poder del ahora”).  Debo ser testigo de lo que pienso y de lo que siento, consciente que soy una energía espiritual, la más activa y dinámica en este universo. Papá Jaime la vivió y la compartió en su libro “Te amo, pero soy feliz sin ti”. Cuando se descubre esta profunda riqueza de la intimidad, uno supera todos los apegos existentes que falsean nuestra maravillosa realidad. “Sin ti, mujer, dinero, placer, poder, no podré vivir jamás”, es la expresión de un persona profundamente solitaria que necesita apegos para sentir que es alguien. Dice Joseph Héller, novelista estadunidense: “mi problema con la soledad es que la compañía de otros nunca ha sido una cura para ella”. Si captamos esto, entendemos la expresión de Ramón de Campoamor “es todavía más espantosa la soledad de dos en compañía” que es la situación que viven las personas que no han entrado a su intimidad para así tener una verdadera riqueza que compartir con el otro. Pasa mucho entre las parejas y entre las falsas amistades. Y aún más, entre quienes se unen con el fin de conseguir dinero: mafias, corrupción, delincuencia, política. Se empobrecen tanto en su intimidad que la vida humana no tiene ningún valor, y asesinan sin sentido, negando lo que íntimamente es valioso: el espíritu humano que es amor, comprensión, perdón, solidaridad, justicia. Eugenio d´Ors, escritor español dice: “allí donde se había soñado en compañía, resucitan dos soledades”. Estar solo, descubriendo su verdadera intimidad, es la mejor compañía que un ser humano pueda tener. Y enriquecido por esta intimidad, ya es capaz de ser verdadera compañía de otro ser humano: tu mujer, tu esposo, tu hijo-a, tu amigo-a, tu vecino-a. Ocurre mucho en nuestra sociedad lo que afirma el escritor mexicano Enrique Serna: “si das amor a cambio de compañía, resígnate a perder las dos”. Estás invitado, querido lector, a entrar en intimidad y descubrir tu verdadera riqueza y compañía. 
Alirio De Los Ríos Flórez. 

Informadores de la hecatombe
Señor director:

Vivenciando las dificultades que trae la crisis moral y ética de estos tiempos, que tiene su génesis en la forma de decidir, solo atinamos a narrar sobre todo este cúmulo de barbaridades que suenan a catástrofe. Los dirigentes o seudolíderes, para más señas políticos, dejan en entredicho honestidad y probidad  con decisiones que afectan a sociedades que algún día les brindaron voto de confianza con el fin de que administrando con dignidad se mejorara en calidad de vida. Solo atinamos a ser protagonistas observando, sin tener la posibilidad de aportar a la solución. Impotentes ante la barbaridad auspiciada por las potencias, somos simples testigos o víctimas, con capacidades de ser informadores o relatores de la tragedia que suena a hecatombe. Somos contadores de historias, pero muy crueles: las guerras por el dinero y el poder, el daño ambiental, la desaparición de fauna y flora, los ataques suicidas a escuelas sin fundamento alguno,  las agresiones  entre países por invasión de territorios, todo conducente a la extinción de la “madre tierra”. El solo desbordamiento de los ríos y sus nefastas consecuencias, debieran mover el sentimiento y las voluntades de quienes pueden ejecutar las acciones pertinentes para contener estos desastres. Puntual es el hecho del aumento de temperatura por encima de  1.5 grados que nos tiene caminando por el filo de la navaja, directo a la desgracia de ser los culpables de semejante infortunio. Vacunados para ser insensibles ante la tragedia, convertidos en voceadores de adversidades, pasamos los días sin solidaridades para detener éste infortunio. Despuntando apenas la tercera década del siglo, estrenando pandemia, hemos visto la resistencia de los pueblos a dictaduras que empiezan a afectar a Latinoamérica. ¡Qué rumbo tenemos? Impredecible, con certeza se puede decir que está en curso la hecatombe, nada nos hace pensar que vamos a detener este desastre, pues, las causas principales: el uso de combustibles que se originan en  la energía fósil y la deforestación siguen ahí rampantes devorando ecosistemas, conducta exclusiva del ser humano, que  actuando de manera despiadada ahonda en la crisis.
No existe voluntad y sentido de pertenencia por la vida en el planeta de quienes ejerciendo desde los gobiernos direccionen  por los caminos apropiados; con carencias en distintos ámbitos del saber, demuestran ausencia de  idoneidad que no les permite nada significativo en procura de potenciar unas sociedades funcionales que hagan del planeta el paraíso que nos ‘vendieron’ de niños desde las distintas instituciones. Nos merecemos desarrollos sociales, académicos y económicos que direccionen el rumbo que está bien extraviado.
Frase: “Un buen líder inspira a su gente a confiar en él, un gran líder inspira a su gente a confiar en ellos”. Lao Tse
Rigoberto Escudero Osorio

Volcán Machín: Asusta túnel de La Línea
 Señor director:

 El dormido volcán Machín cercano a Cajamarca Tolima y de gran influencia en una amplia zona comarcana de otros departamentos limítrofes, es una latente amenaza a la riqueza del entorno.
 Es un mal vecino del Túnel de la Línea, con inversiones millonarias en dólares, que aliviaría el tránsito de Buenaventura, Armenia, Calarcá, Ibagué e intermedias para conectar Bogotá con el Océano Pacífico y a éste con el Mar Caribe vía Ibagué, Armero, Mariquita, Honda, Barranquilla y el Océano Atlántico.
 El volcán Machín es otro “león dormido” por centurias. Su explosión o erupción causaría males sin cuento en el área que lo circunscribe, afectando la producción agropecuaria, lechera y cultivos en kilómetros a la redonda.
 Ingenieros y vulcanólogos han pronosticado que, de entrar en actividad, semejaría a una macro olla de presión, pues se sabe que su cráter está taponado desde hace muchos siglos y podría la columna de lava y cenizas proyectarse varios kilómetros de altura e irradiar sus productos ígneos a los departamentos vecinos.
 El volcán Machín ha sido comparado en potencia al Krakatoa, el Bezymianny, el Monte Santa Elena en Estados Unidos y el Vesubio, este último que sepultó con todos sus moradores contados por miles, las ciudades Pompeya y Herculano, Italia.
 Es un peligro para la comarca tolimense, para los departamentos de Quindío, Valle, Risaralda, Cundinamarca que se surten de la agricultura, la ganadería y el cultivo del café.
 En 1927 el geólogo alemán Friedlaender, con noticias sobre su existencia, se propuso visitar el volcán Machín y lo catalogó como cráter – Somma o pliniano, nombre con el cual se identifica a las calderas naturales explosivas. La peligrosidad y características de sus erupciones lo hacen temible desde el punto de vista científico y sus productos de fuego y muerte podrían cubrir territorios de Risaralda, Tolima, Quindío, Caldas, Valle del Cauca y Cundinamarca.
 Los expertos consideran que un volcán activo es aquel que por lo menos ha tenido una explosión en 10 mil años precedentes. Hay un registro geológico, que dice, que el Machín eruptó por lo menos 6 veces en los últimos 5 mil años. En esas calendas produjo columnas de humo, cenizas y elementos químicos con varios centenares de kilómetros de altura, depositó cenizas con muchos centímetros de espesor en zonas de lo que es la capital del Quindío, Armenia; los flujos piroplásticos con metros de grosor, rellenaron los valles y los ríos que servían de drenaje al volcán y esos “lahares” alcanzaron el cauce del rio Magdalena, construyendo  abanicos fluviales en lo que son los municipios de El Espinal, Guamo, Chicoral, Suárez, Coello, Saldaña, Flandes y Girardot.
 Los expertos calculan que la última explosión (o erupción) del Machín ocurrió aproximadamente hace 850 años, plasmada en leyendas de los indios “panches” y pijaos que habitaban sus proximidades. Los cálculos geológicos indican que este volcán taponado hará una tremenda emisión en fecha indeterminada, arrasando su entorno de miles de kilómetros, para lo cual no se han tomado las medidas de precaución aconsejadas en la protección de vidas humanas, animales y fincas.
 El Machín ha dado muestras de su constante actividad interior en meses anteriores; provocó el éxodo de familias campesinas de sus laderas que semejan promontorios montañosos; en verdad este volcán poco asusta por su composición geográfica, pues es diferente a la concepción que tenemos de los volcanes, en forma de cono y montaña elevada.
 La sismicidad ha afectado la población de Cajamarca, hay presencia de fumarolas, se detectan aguas termales dentro del cráter, que salen a la superficie del terreno y existe gas radón en el aire.
 Las obras del Túnel de la Línea fueron iniciadas en 2005. Un estudio de impacto ambiental que hizo la firma Gómez Cajiao y Asociados, omitió mencionar el Machín, siendo como es, una amenaza para la población circundante, más de un millón de personas, cosechas, ganadería e infraestructuras de ríos y carreteras. El único paso de la Cordillera Central es la Línea, en la carretera occidente – centro del país. De erupcionar el Volcán Machín, toda la infraestructura carreteable sufriría el impacto de sus productos de destrucción y fuego. No hay muchas prevenciones para la población de sus alrededores. La mayor parte de los habitantes está ubicada en el llamado “triángulo de oro”, por la riqueza y producción de sus zonas. La línea es el único paso de exportaciones e importaciones por el mar Pacífico y hacia el centro de Colombia.
 El volcán Machín si colapsara, como es el riesgo probable, aislaría al resto del país al destruir la única carretera que cruza la Cordillera Central. Es un león dormido que está en actividad continua, sin erupción externa, desde 1998. En los últimos meses los reportes vulcanológicos señalan un creciente aumento de “su trabajo” interior. En diciembre de 2007 se registraron 381 temblores de poca magnitud; para enero de 2008, fueron detectados 492 movimientos de baja intensidad, en marzo siguiente 80, en abril 747 y en mayo 437. Esos sismos se generan en los quiebres de las estructuras geológicas al interior del Machín, según estudios.
 De no tomarse las medidas del caso, desaparecería la Línea, la carretera, los túneles que se construyen con inversiones millonarias, varios departamentos y una densa población sufrirían los errores del desastre, ocurrida la erupción del Machín, considerado uno de los más peligrosos de la tierra, y no en teoría; los hechos de otros siglos así lo demuestran, cuando no había progreso y las ciudades apenas eran un sueño en la mente de sus fundadores.
 Gerney Ríos González

Lágrimas
 Señor director:

 Por votar a favor o por hacerlo en contra el se equivoca. Cuando el elegido no puede y la democracia no ofrece una forma viable de corregir el error ¿Hay que aguantarlo? Si el elegido se va contra sus votantes, su ciudad ¿Es ilusión pedirle que se corrija? Un poema podría ayudarle a decidirse sin súplicas, sin quejas.
 «El dios abandona a Antonio»
 Cuando, de pronto, se deje oír a medianoche
el paso de una invisible comitiva,
con músicas sublimes y con voces,
tu suerte que cede, tus obras
malogradas, los planes de tu vida
que acabaron todos en quimeras, será inútil llorarlos.
Como el que está listo ya hace tiempo, como el valiente,
despídete de ella, de la Alejandría que se marcha.
Sobre todo, no te engañes, no digas que fue
un sueño, ni que se confundieron tus oídos;
no te rebajes a tan vanas esperanzas.
Como el que está listo ya hace tiempo, como el valiente,
como te corresponde por haber merecido tal ciudad,
quédate firme frente a la ventana
y escucha con emoción
—no con las súplicas y las quejas de los cobardes—
el rumor, cual un último deleite,
los sublimes instrumentos de la secreta comitiva,
y despídete de ella, de la Alejandría que pierdes.
 C.P. Cavafis – 1911
 Luis Fernando Gutiérrez

La orquesta del Parque Caldas
Señor director:

 Cuando las sombras de una noche siempre oscura, muy oscura y después de un largo insomnio y con los ojos cansados y marchitos pidiendo reposo incrustados en un rostro demacrado y agobiado por las tinieblas, empiezan a morir al encontrarse con las embrujadas luces de un nuevo día, terminando en un fraternal abrazo de despedida, las unas para internarse en las profundas cavernas de una oscuridad sin fin y las otras naciendo resplandecientes al compás de un nuevo amanecer. Sombras que se llevan por el camino de un ayer, secretos de experiencias sublimes sin regreso.
El galope de un nuevo día acariciando la faz de la tierra, estimula la vida que se manifiesta en movimientos concientes unos, inconcientes otros, pero…, que son el tilín de un nuevo amanecer lleno de fuerza invitando a despertar, a dejar la inactividad que semeja la semblanza de una muerte que no trasciende y de la cual se puede regresar para continuar sembrando sueños en el mundo de las fantasías sin límites y a veces sin sentido.
El reloj del tiempo empieza a caminar señalando los nuevos rumbos de un camino con rutas conocidas para unos y de inciertas incógnitas llenas de incertidumbres para otros.
La Basílica es testigo de cómo este nuevo amanecer enciende la lámpara de la fe, de las creencias heredadas de nuestros antepasados que madrugaban a sembrar con amor y dolor el pan amasado con lágrimas y honradez en la verde campiña de la abundancia regada con las bendiciones del padrenuestro y la dulce plegaria de avemarías llenas de amor y optimismo que crean abundantemente para luego florecer con hermosas espigas llenas de frutos en abundancia para alimentar la vida de los seres vivos en un mundo lleno de interrogantes, de contradicciones y de sueños. La estatua de Francisco José de Caldas permanece inmóvil, ignorada en medio de tanta indiferencia en un departamento que lleva su nombre y en una ciudad pletórica de universitarios, cargando con nostalgias su honroso título de sabio.  
Las flores, como adornos naturales, los pocos árboles y las escasas palmas, otean desde su altura la belleza del paisaje y se dan el saludo mañanero con el hermoso guadual en el cual duermen “pájaros cordiales “al aire libre en una ciudad arrullada por la ternura de la noche y la alegría de un nuevo despertar.
Ah…, ¡qué espectáculo nos regala la naturalezas al empezar cada día¡ ¡Qué maravilla de polifonía al morir la noche y nacer el nuevo día ¡Lo único que hay que hacer es abrir los oídos, los ojos y alelados contemplar con la sensibilidad de admirar con placer y  contemplativamente las preciosas interpretaciones de esta orquesta natural que sin  protocolos y completamente gratis ofrece con todos sus cantores revoloteando en lo alto del guadual como hotel de cinco estrellas. Es la orquesta de estas aves madrugadoras que con sus finos cantos nos alegran y nos invitan a dejar el sueño, la cama y con gran optimismo y mucho entusiasmo decirle al día: Buenos días, ¡Es el milagro de la vida!   
Que delicia es estar frente a este hermoso guadual a las 6 a.m.
Cordialmente
Elceario de J. Arias Aristizábal

Elogio del fútbol
Señor director:

No existe una manera más desvergonzadamente ridícula de aparentar inteligencia que simular un completo desinterés ¾o en ocasiones un absoluto desprecio¾ por el fútbol. Todos conocemos a esos comensales de ocasión que, ante el asomo del tema futbolístico en la conversación, proceden a bostezar como hipopótamos adormecidos. Cuando se han asegurado de que los que están a su alrededor se han percatado de su falsa apatía hacia el tema, estos comediantes involuntarios proceden a manifestar, sin que nadie lo haya solicitado, que no “entienden” qué es lo que la gente le ve al fútbol. “No le veo sentido  ¾dicen¾, ni la gracia, a ver a veintidós tontos pateando un balón”. No hay mayor muestra de estulticia que enorgullecerse de la propia falta de entendimiento. Alardear de que no se comprende algo (muy diferente a la humilde actitud socrática de quien admite que no sabe, pero quiere y busca el conocimiento) es mostrar la propia carencia espiritual como si fuera monedas de oro y plata.  
Los otros, los más atrevidos, los que se creen escuderos del pensamiento crítico, van más lejos. Afirman que el fútbol es “pan y circo”, que mientras la gente ve partidos de fútbol por televisión, los políticos corruptos hacen sus cochinadas, los niños pobres mueren de hambre y el mundo se va a la mierda. Como si no fuera posible disfrutar de un partido entre el Manchester City y el Borussia Dortmund y al mismo tiempo denunciar las injusticias del mundo. No se dan cuenta de que, al repetir la expresión “pan y circo”, han abandonado el pensamiento para repetir como androides de plástico una consigna prefabricada; un molde de yeso verbal, vaciado y manoseado por todos.
Pero volvamos a los que dicen no entender esa práctica absurda en la que veintidós personas corren detrás de un balón en una llanura de noventa metros por ciento veinte. Esa gente padece de lo que yo llamo “la mirada del marciano”. Bajo la mirada de un visitante de otro planeta, de un extraterrestre, cualquier actividad humana resultaría un despropósito, un sinsentido. ¿Qué es el sexo sino dos cuerpos (o más) metiéndose y sacándose cosas? ¿Qué es un asesinato sino un cuerpo (o más) metiéndole y sacándole cosas a otro?  ¿Qué es la actividad de comer sino un organismo que tritura sustancias con prensas de calcio para luego pasarlas por un tubo? ¿Qué es el fútbol sino veintidós bípedos implumes pateando una esfera de cuero sintético? Cuando se desconocen las convenciones humanas, cuando se carece por completo de un conocimiento sociológico básico, cualquier tipo de conducta o comportamiento colectivo se convierte en un fardo de inútiles acciones físicas acometidas por organismos biológicos.
Pero el fútbol, y casi todas las actividades humanas, son más que eso. De la misma manera que el movimiento de una mano es un gesto de amistad, de la misma forma que los prismas empastados con hojas cosidas son libros, del mismo modo que los sonidos proferidos por nuestros órganos bucales son palabras, el fútbol es una actividad artística y moral. Quien vea un partido de fútbol con detenimiento encontrará momentos de belleza, de fealdad, de heroísmo, de cobardía, de narcisismo y, a veces, de poesía. Albert Camus, ese filósofo de la moral, de la vida y la existencia, afirmó que todo lo que sabía sobre los hombres lo aprendió del fútbol. Concuerdo con esa afirmación. El fútbol es la puesta en escena ¾a pequeña escala y en condiciones controladas¾ del drama de los seres humanos en este mundo.
Sebastián Giraldo Medina

Relato Navideño
Señor director:

 El tiempo de Navidad es un tiempo mágico. No en vano se habla por estos días del “Espíritu Navideño”. Quizás una de las formas más humanas de reencontrar el niño que habita en nuestros corazones y que sin darnos cuenta vamos poco a poco silenciando durante el año por las vicisitudes del diario vivir y sus rutinas.
En estos momentos, podemos evocar bellos recuerdos infantiles, cuando por esta época, una vez terminadas las tareas del año escolar, empezábamos en nuestras casas con los hermanos o amiguitos del barrio a hacer las panderetas con las tapas de gaseosa Frescola o Kolkana, y era para acompañar los villancicos y aspiraciones para la llegada del niño Dios en las novenas.
Y cómo no evocar las delicias decembrinas que se hacían en todas las casas, como las hojuelas, la tradicional natilla, los buñuelos, los caramelos y el famoso arequipe. Y era el momento de vivir el espacio comunitario que se formaba entre los vecinos para hacer la natilla en las grandes y vetustas pailas de cobre, en fogones de leña.
Eran tiempos en los cuales a las cosas se les daba el valor de uso duradero. No había noción aún de centros comerciales, escasamente vivíamos el espacio de las abundancias, misceláneas, graneros o pequeñas tiendas de esquina donde fiaban solo por saber que eras vecino y cumplías la palabra de pagar lo que se debía pues la honradez era un faro permanente que alumbraba en las personas y hogares. Eran los tiempos del telegrama que enviábamos o nos enviaban familiares con mensajes parecidos a este: “Quiérolos mucho siempre punto feliz navidad próspero año nuevo”
 Esta fiesta, está asociada a la imagen del pesebre que representa la llegada del Mesías redentor de la humanidad.
La elaboración del pesebre era toda una actividad creativa de hermanos y amiguitos de barrio. Queríamos, además de las piezas fundamentales, poner largos caminos de aserrín para dirigir desde varios puntos, las rutas de los reyes magos y pastores hasta el establo, en el que entre la mula y el buey debían estar la virgen, San José y la rústica cunita envuelta en paja o heno que daría abrigo al niño Jesús. También sacábamos el papel de aluminio de las cajetillas de cigarrillo de los adultos fumadores, para imitar los cauces de los ríos. Y qué decir del algodón que le quitábamos al botiquín para cubrirles el techo a las casas semejando la nieve, que entre otras cosas a esa edad de seis o siete años no podíamos comprender ya que por estos lares tropicales, máximo conocíamos las granizadas del mes de febrero y que anunciaban el cambio de temporada de verano decembrina y de año nuevo por la temporada invernal a partir de marzo.
Las ovejas blancas me resultaban extrañas, pues lo más parecido que conocía eran los pocos chivos que pastaban en algunos potreros circundantes en donde yo no conocía sino terneros y vacas. Luego se fue instalando la moda de un árbol de pino lleno de bolitas de colores rojas y verdes y al que se le colgaban cantidad de adornitos como angelitos, casitas y otras figuritas de caucho, madera y carey. Aún no sabía que traer el musgo de las laderas del entorno del barrio para ponerlas en el pesebre era un acto depredador que ocasionaba la erosión y podría ser un detonante de los derrumbes en temporadas de invierno.
Sin entenderlo muy bien, fuimos creciendo con la sensación de que algo había cambiado, pues a veces comenzó a importar más lo que se compraba que lo que se celebraba, en medio de la risa amplia y bonachona de Papá Noel o Santa Claus, personajes que hoy acompañan y simbolizan la navidad en la mayoría de lugares del mundo. Pero, de manera muy especial quiero rememorar con ustedes algunas imágenes de esas tradiciones nuestras con las que esperábamos con fervor y alegría la nochebuena del 24 de diciembre. Yo me quedaba esperando el momento en que pudiera vencer al sueño para presenciar con goce el instante en el cual podría ver entrar por debajo de la puerta de mi casa, al diminuto niño Dios y constatar la imaginada escena: el niño Dios se arrima con sigilo al borde de mi cama, busca en un costal muy grande mi carta, la encuentra, la lee en voz muy baja, hace el gesto de aprobación, saca de otro gran costal un regalo, levanta con cuidado mi almohada y lo pone debajo de ella. Finalmente, junto a una nube de angelitos pequeños como él, salen volando y se escurren de nuevo por debajo de la puerta para seguir las entregas de los aguinaldos. Mientras tanto, yo que había cumplido a cabalidad los compromisos y había asistido y participado con fervor en las novenas desde el 16 de diciembre, dormía plácidamente con el absoluto convencimiento infantil de ser merecedor del regalo y deseos escritos en mi carta.
Si bien es cierto, como niños sentíamos cierta frustración casi siempre por no destapar el regalito que le habíamos pedido al niño Dios con mucha devoción, siempre encontrábamos el abrazo y beso de la mamá, el papá, una tía o hermano mayor para consolarnos y destacar el valor de agradecer todo lo que nos daba de bueno Dios, la vida y la familia y  nos decían que seguramente poniendo empeño, haciendo bien las cosas y trabajando horadamente y con entusiasmo y fe, el próximo año, el niño Dios cumpliría a cabalidad lo pedido y deseado en la carta.  Y cuando, nuestra madre, debido a las penurias económicas y para no hacer quedar mal al niño Dios, al no haber encontrado debajo de mi almohada regalo alguno, nos decía algo así como que a veces al niño Dios se le trocaba alguna dirección y que por eso seguramente no había podido dar con el número exacto de la casa para entregarme el regalo a tiempo en la nochebuena. Acto seguido, nuestros padres y familiares nos consolaban diciendo que esperáramos hasta el 6 de enero, día de los reyes magos, porque ellos también traían regalos. Entonces inmediatamente, nos abrazábamos en familia y vivíamos el encuentro del afecto y comprensión propios del Espíritu Navideño.
Es por esto que para todos nosotros desde el respeto a la diversidad y las creencias, el deseo es seguir cultivando el sentido de humanidad del rito navideño con su fiesta de villancicos, pesebre, novenas de aguinaldos, arbolitos de navidad y poder así aportar el granito de arena a una convivencia en paz y alegría desde nuestros corazones a todo el mundo.
Javier H. Arias Ospina

A mi sobrina
Señor director:

 Este 6 de diciembre de 2022 falleció mi sobrina Análida Díaz Orozco una profesional sencilla, académica, llena de valores y principios con una gran calidad humana egresada de la Universidad Nacional en el programa de Administración de Empresas y docente de varias universidades del país y en especial de Universidad de Manizales destacándose por un amplio conocimiento en economía solidaria, montando cooperativas, fondos de empleados y asociaciones sin ánimo de lucro. Estudiosa a profundidad de estos temas y llevando propuestas a nivel internacional. Deja un inmenso vacío en la familia, sus hijos, amigos, ex alumnos y compañeros de labores, su misión en la vida fue “servir a los demás”, amar al medio ambiente y los animales; da mucha tristeza su partida, no obstante su adorada madre Policarpa Osorio apenas hace menos de dos meses falleció toda una matrona.
 A usted Análida y a mi hermana Pola siempre las llevaré en el recuerdo y en mi corazón como hermosos seres humanos quienes en vida dieron todo lo mejor de ustedes dejando unos hijos todos unos profesionales al servicio de esta sociedad que tanto lo requiere.
Leonel Orozco Osorio