Todos los días recibo mensajes de caldenses informándome que en su municipio no hay agua potable, que se levantan con el líquido vital y se acuestan sin él o, por el contrario, que ya son varias las ocasiones en que Empocaldas les avisa la suspensión del servicio.

Hace poco me escribieron desde La Dorada para contarme sobre el problema del barrio Santa Lucía, donde hay unos socavones de aproximadamente cinco metros que están generando daños en las viviendas. Incluso, el personero presentó una acción de tutela frente al tema.

Además, en mi búsqueda diaria de información, me encontré con unos videos del exdiputado y empresario Héctor Giraldo, quien denuncia que en dicho municipio se debe reponer el 48% de las redes de acueducto.

Pero, eso no es todo. Más allá de la reposición de redes y de las inversiones que se deben priorizar, existen barrios como Pancoger y La Alameda con 1.800 usuarios informales que no tienen acceso a agua potable.

En el Norte de Caldas el panorama no es distinto. En pueblos patrimonio como Salamina y Aguadas persisten los cortes de agua. ¿Cómo pretendemos buscar el desarrollo turístico y prestar una oferta hotelera de calidad si a diario se presentan inconsistencias en el servicio? Necesitamos ser coherentes entre lo que se planea y lo que realmente se ejecuta.

Ahora, en el Occidente de Caldas la historia es la misma. En Riosucio, por ejemplo, hay calles intransitables por los daños en el sistema de acueducto. Y en el Resguardo Indígena La Montaña se registran actividades de deforestación que amenazan la cuenca del río que surte el Acueducto Regional de Occidente.

En el Centrosur de Caldas, municipios de vocación cafetera como Chinchiná y Palestina también sufren constantes cortes de agua. Si queremos territorios prósperos y generadores de empleo necesitamos del líquido vital.

Yo me pregunto: ¿hasta cuándo vamos a permitir los fracasos en la construcción de los acueductos municipales? ¿Vamos a seguir con contratistas que incumplen los contratos y entregan obras de mala calidad, y que, extrañamente, reciben prórrogas constantes de la Administración?

Por qué no se capitaliza a Empocaldas y se le entrega la administración del Plan Departamental de Agua (PDA) para que a través de la interventoría se vele por la correcta ejecución de las obras de acueducto y alcantarillado.

Empocaldas debe ser más agresiva en sus inversiones. En un sector como el de agua potable el nivel de endeudamiento debe estar cercano al 60%, con el fin de hacer grandes inversiones que permitan la reposición de las redes y la mejora de los indicadores de pérdidas negras.

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Posdata: Se conformarán los doradenses con $6.000 millones que no solucionan el problema o las autoridades locales serán capaces de exigir un plan que resuelva el tema de fondo, con inversiones no menores a $20.000 millones anuales en los próximos cinco años.