
Foto | Tomada del ICBF | LA PATRIA
La etapa de 0 a 5 años es la más importante en el desarrollo de un menor.
Camilo Vallejo, director de Manizales Cómo Vamos, sigue hablando de la primera infancia.
Según él, cuando se piensa en esta población, específicamente de los niños de 0 a 5 años en la ciudad, se suele hablar de vacunación, de nutrición, de los jardines infantiles, pero enfocó en un factor que denominó como silencioso: ¿A qué dedican la mayor parte del tiempo las personas jefes de los hogares que tienen estos niños?
"Según la gran encuesta integrada de hogares del DANE, estos jefes de hogar, que tienen niños de 0 a 5 años, están trabajando en un 54%. El 23% están haciendo oficios del hogar y apenas el 1% está estudiando. Lo que viven estas personas jefes de hogar impacta directamente en el desarrollo de la primera infancia de la ciudad", expresó Vallejo.
Agregó que con estos datos se observa que pueden estar viviendo dificultades para insertarse al mercado laboral y les cuesta conseguir trabajo, "pero también pueden estar viviendo obstáculos en el momento de formarse o de armonizar las labores de cuidado con su educación, lo que hace que no puedan insertarse al mercado laboral de manera más digna con mejores capacidades, con mejores ingresos".
Por ello, añadió Vallejo, siempre que se piense en políticas públicas en empleo, en educación, de las personas jefes de hogar de la ciudad, "tenemos que hacerlo con un enfoque que nos permita entender que esas personas muy posiblemente están a cargo de niños y niñas de 0 a 5 años que están viviendo sus días más importantes de desarrollo".
Reconocer y valorar el rol de los que cuidan
LA PATRIA consultó a Ximena Norato, directora de Pandi Comunicación y Derechos Humanos, sobre estos datos y expresó que lo ideal sería que, al momento de asumir la crianza, las personas ya hubieran completado su proceso educativo.
"Sin embargo, sabemos que no siempre ocurre así. En Colombia, 68 de cada 100 bebés nacen de mujeres cuyo nivel máximo de estudios es bachillerato. Esto muestra la necesidad de políticas que permitan a las madres continuar formándose, trabajar y, al mismo tiempo, cuidar de manera adecuada a sus hijos e hijas. Estas cifras nos hablan de las brechas que todavía existen para armonizar las labores de cuidado con la educación y con el desarrollo laboral".
Además, indicó que el reto está en reconocer y valorar el rol de quienes cuidan, que en la mayoría de los casos son mujeres, y en promover políticas tanto públicas como empresariales que faciliten la conciliación entre trabajo, cuidado y educación.
"Eso implica fomentar la corresponsabilidad parental, tanto si la pareja convive como si no; ampliar la oferta de educación inicial y cuidado de calidad; y garantizar apoyos para que ninguna mujer u hombre tenga que renunciar a su proyecto de vida ni a una crianza compartida y significativa", concluyó.
Invitación a fortalecer políticas
Asimismo, Sara Victoria Alvarado, directora del Centro de Estudios Avanzados en Niñez y Juventud del Cinde y la Universidad de Manizales, indicó que conciliar el trabajo, el hogar y la crianza es un reto urgente para los niños y niñas de la primera infancia, pues los datos invitan a una reflexión sobre las tensiones y brechas estructurales que enfrentan las familias, especialmente las y los jefes de hogar, en la tarea de cuidar, criar y garantizar condiciones dignas para el desarrollo integral de niñas y niños en sus primeros años de vida.
En ese sentido plantea dos puntos. El primero está ligado a la desigual distribución del tiempo y de las oportunidades. "La escasa presencia de actividades formativas (solo 1%) indica una dificultad de estos adultos para continuar con procesos educativos que podrían redundar en mejores condiciones de empleabilidad y bienestar familiar. En otras palabras, el cuidado de la infancia no está siendo acompañado de políticas que fortalezcan las capacidades y trayectorias de vida de quienes ejercen ese cuidado. No hay acompañamiento para generar capacidades frente a esta importante tarea que garantiza la continuidad de la sociedad".
En el segundo punto Alvarado anotó que es evidente la dificultad para armonizar el trabajo remunerado con el trabajo no remunerado de cuidado. "La mayoría de estas y estos jefes de hogar están en empleos que probablemente requieren jornadas extensas o condiciones precarias, dejando poco margen para atender las necesidades afectivas, educativas y de protección de los niños y niñas".
Por ello, desde una perspectiva de justicia social y de derechos, urge una corresponsabilidad real entre el Estado, el mercado, las familias y la comunidad. "Sería fundamental que Manizales articule y fortalezca un sistema público de cuidados que ayude a generar una redistribución social de este trabajo vital".
Agregó que estos datos no deben ser leídos solo como estadísticas, sino como señales de alerta sobre las brechas que persisten para garantizar el bienestar integral de la infancia en Manizales y generar relaciones y prácticas intersectoriales que favorezcan una atención más pertinente y sustentable. Por eso invitan al gobierno local a fortalecer políticas que permitan:
1. "Horarios laborales flexibles y licencia parental compartida que permitan a madres y padres compartir de manera más equitativa el cuidado de sus hijos".
2. "Fortalecimiento de redes públicas de cuidado, como los centros de desarrollo infantil, que no solo brinden atención a los niños, sino también apoyo psicosocial y educativo a sus cuidadores".
3. "Formación permanente para padres y madres, y demás cuidadores con rutas accesibles, flexibles y pertinentes que permitan avanzar en sus proyectos educativos sin sacrificar su rol en el hogar".
4. "Reconocimiento económico del trabajo de cuidado, que muchas veces no es remunerado, pero que sostiene la vida y el desarrollo de nuestra sociedad".
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