A sus 26 años, Trujillo encarna el espíritu de una mujer multifacética. Magíster en Marketing formada en Francia, directora creativa y modelo profesional.

Foto | Cortesía | LA PATRIA | PEREIRA A sus 26 años, Trujillo encarna el espíritu de una mujer multifacética. Magíster en Marketing formada en Francia, directora creativa y modelo profesional.

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Luisa Fernanda Trujillo es la reina de Risaralda que representa al departamento en el Concurso Nacional de Belleza. 

A sus 26 años, Trujillo encarna el espíritu de una mujer multifacética. Magíster en Marketing formada en Francia, directora creativa y modelo profesional. Su vida ha estado marcada por la disciplina, los sueños de infancia y el apoyo incondicional de su familia.

Encarnar el sueño

Desde pequeña Luisa Fernanda tuvo un sueño: ser reina. Mientras estudiaba en el Liceo Francés de Pereira, a sus 16 años conoció a la exreina María Alejandra López. López la vio y le confesó que la veía como reina y Luisa guardó esas palabras en su corazón como si fueran una semilla que hoy florece. 

“Ese día me vi en un reinado y le dije a mi mamá que quería prepararme. Desde entonces empecé a hacer ejercicio, cuidarme con la alimentación y formarme en muchas áreas”, recuerda.

El apoyo de su mamá fue fundamental en ese momento de siembra. Atenta en todas las áreas, ayudó a que se formara en baile, canto.

Su papá fue más allá. Si su hija quería ser reina, debía sobresalir no solo por su belleza, sino también por su inteligencia. 

Luisa entendió el mensaje de su padre y justo después de graduarse emprendió el sueño europeo para formarse en Lenguas Extranjeras Aplicadas y especializarse en Marketing. Vivió en Inglaterra y en Francia.

Mientras estaba en París empezó a trabajar para una multinacional del sector médico, pero aún en la cima de la montaña, algo le faltaba. 

En una charla con su papá logró esclarecer la causa de su inconformidad. “Mi papá me dijo: ‘Cuando uno realmente ama lo que hace, trabajaría gratis’. Esa frase me marcó y me hizo darme cuenta de que debía seguir lo que realmente me movía: la moda y la creatividad”, explica.

La llamada que lo cambió todo

En el sector de la moda le fue muy bien. Como modelo los trabajos le abundaban, pero un día el teléfono le sonó y recordó su sueño de niña: ser reina. 

“Cuando me llaman del comité y me dicen, "Mira, estamos buscando a una señorita Risaralda, estábamos pensando en tu perfil”.

En ese momento volvió a consultar con sus padres. Su madre estuvo de acuerdo porque volvería a tener a su hija cerca, y su padre, después de ver que su hija ya tenía formación especializada también aprobó la decisión de suspender la carrera como modelo para ser reina.

Su papá le dijo: “Hija, de una, es tu momento.”

Raíces que llaman

Aunque nació en Manizales, Luisa se considera 100% pereirana y embajadora de Risaralda. Ama recorrer sus municipios los fines de semana. 

Entre sus favoritos están Marsella, por sus colores vibrantes; Apía, con su tradición cultural ligada al pasillo; y La Virginia, donde disfruta de un pollo asado al carbón o un cholado en el parque.

Actualmente lidera el proyecto “14 Latidos, un Corazón”, con el que busca visibilizar la riqueza cultural de todos los municipios risaraldenses. 

“Yo no quiero ver lo mismo de siempre, quiero llegar a cada lugar, hablar con las familias, probar sus recetas, escuchar sus historias”, asegura.

Su vida es movimiento: desde niña practicó deportes, especialmente patinaje, disciplina que retomó hace poco. Ama el gimnasio, el yoga y el ciclismo. También cultiva el hábito de la meditación, escribir diarios y los rituales espirituales que la mantienen enfocada.

Además, valora profundamente la amistad y la familia: “No tengo hermanas, pero tengo amigas maravillosas con las que hago planes sencillos, desde desayunos fit hasta escapadas de fin de semana a una finca”.

Una causa que nace del corazón

El año pasado, la vida de Luisa dio un giro inesperado: a su abuela, con quien siempre ha tenido un vínculo profundo, le diagnosticaron cáncer de pulmón. 

Fue un golpe durísimo en medio de la preparación para el reinado. Su papá vive fuera de la ciudad, así que fue ella quien asumió el rol de acompañar a su abuela a las quimioterapias y estar pendiente de cada detalle.

“Uno piensa que el paciente necesita que uno le dé fuerza, pero en mi caso fue al revés: mi abuela nos enseñó a nosotros lo que significa ser valiente. Ella, en medio de su enfermedad, nos dio esperanza y fe”, cuenta.

De esa experiencia nació “Coronas Invisibles”, el proyecto social que hoy moviliza a Luisa y que está enfocado en pacientes oncológicos y sus familias. 

Su visión es trabajar de la mano con asociaciones como la Liga contra el Cáncer y fundaciones locales, no solo con niños que atraviesan la enfermedad, sino con todo su núcleo familiar.

“El proceso no es solo del paciente, lo vive la familia entera. Mi propósito es ayudar a que cada persona descubra esa belleza interior y esa fuerza que, aunque invisible, brilla en los momentos más difíciles”.

Para ella, la sensibilidad que antes veía como una debilidad, hoy es su motor más grande, 

“Mi meta no es ser famosa ni coleccionar seguidores. Mi objetivo es dejar huella en las personas que toque, desde un niño que sonríe al verte pasar en la carroza hasta una familia que atraviesa el cáncer y necesita escuchar que no está sola”.

Ese mismo espíritu quiere llevarlo al escenario internacional: mostrar al mundo la esencia de la mujer risaraldense, trabajadora, resiliente y profundamente humana.


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