Fotos | Eduard Machado López de la UNAL | LA PATRIA
Las rosas con silicio en el suelo pueden llegar a mantener su calidad más de 15 días. Su reloj biológico se mueve más despacio y su belleza permanece mucho más tiempo en un florero, al conservarse firmes y frescas.
Investigadores de la Universidad Nacional descubrieron que el silicio actúa como un “escudo invisible” en rosas de exportación, prolongando su frescura y reduciendo hasta en 76 % la botritis. Conozca cómo esta innovación impacta la floricultura colombiana.
Una nueva investigación liderada por Eduard Machado López, magíster en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), ha revelado el impacto positivo del silicio en la floricultura nacional.
Este elemento químico, presente en el suelo pero poco aprovechado en el cultivo de flores, logró reducir en más del 76 % la presencia de botritis (Botrytis cinerea), el hongo responsable del marchitamiento prematuro de las rosas.
Las pruebas se realizaron sobre la variedad Brighton, una rosa de intenso color amarillo reconocida por su belleza, pero también por su alta susceptibilidad a esta enfermedad fúngica.
La Universidad Nacional, mediante esta investigación aplicada, muestra cómo la ciencia puede aportar soluciones económicamente rentables y ambientalmente sostenibles. El uso del silicio podría marcar un antes y un después en la floricultura nacional, consolidando a Colombia no solo como un líder en exportación, sino también como referente en innovación agrícola.
¿Qué es el silicio y por qué es importante para las plantas?
El silicio es el segundo elemento más abundante en la corteza terrestre, después del oxígeno. Aunque se encuentra en forma natural en rocas, arenas y minerales como el cuarzo, su disponibilidad para las plantas depende de su disolución en el suelo como ácido monosilícico, la forma absorbible por las raíces.
Hasta hace poco, su uso en floricultura era mínimo. Sin embargo, el estudio liderado por Machado López, con el apoyo de los profesores Víctor Julio Flórez y Stanislav Magniskiy, demostró que el silicio puede convertirse en un fertilizante clave para mejorar la resistencia, frescura y duración poscosecha de las flores.
En los cultivos del municipio de El Rosal (Cundinamarca), epicentro de la floricultura de exportación, se aplicaron fertilizantes a base de silicio tanto por vía foliar como edáfica. Durante cinco ciclos, las plantas tratadas fueron monitoreadas frente a otras que no recibieron silicio.

Resultados clave del experimento
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La infección por botritis fue de apenas 16 % en las plantas tratadas con un tipo específico de silicio, frente al 92 % en las plantas sin tratamiento.
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Las rosas conservaron mejor su firmeza, color y frescura hasta por 15 días después de la cosecha.
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Se observó una menor producción de etileno, hormona relacionada con el envejecimiento vegetal.
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Hubo mayor absorción de micronutrientes como manganeso y zinc.
El efecto fue comparado con un “escudo invisible” que no solo protege las flores, sino que mejora su nutrición.
La rosa, joya de la floricultura nacional
Colombia es el segundo mayor exportador mundial de flores de corte, según datos de ProColombia, para eventos internacionales como San Valentín, donde la rosa es la protagonista.
El sector genera alrededor de 200.000 empleos formales, de los cuales el 60 % son ocupados por mujeres, muchas de ellas madres cabeza de hogar. Por ello, una flor más resistente y duradera no solo mejora la rentabilidad, sino que fortalece toda una cadena productiva.
Impacto comercial y ambiental: ¿el futuro de la floricultura?
El hallazgo no solo mejora la competitividad frente al mercado internacional, sino que aporta a una producción más sostenible. Al fortalecer las defensas naturales de las plantas, se reduce la necesidad de fungicidas, disminuyendo así el impacto ambiental de los cultivos.
“El silicio les dio un escudo invisible que alargó su vida y mejoró su nutrición”, afirmó Eduard Machado López, quien también confirmó que dos empresas líderes del sector ya implementan esta innovación en sus procesos productivos.
Además, el estudio sienta las bases para aplicar el silicio en otras especies como claveles, orquídeas y petunias, lo que ampliaría el alcance del descubrimiento.
Para entender la importancia de este “escudo”, basta imaginar el recorrido que hacen las flores desde la Sabana de Bogotá hasta florerías en Nueva York, Madrid o Tokio. Son días de refrigeración, transporte y exposición a múltiples factores de estrés.
El silicio, al actuar como una especie de “vitamina de resistencia”, permite que las rosas lleguen frescas y firmes al consumidor final.

* Esta información se elaboró con la colaboración de la Agencia de Noticias de la UNAL.
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