
Fotos | LA PATRIA y cortesía Los hinchas del Once Caldas atravesaron el bloqueo en San Gabriel para llegar a ver al equipo en la Copa Sudamericana. Fue una odisea de 246 kilómetros entre la frontera y Quito.
"Valió la pena", "una experiencia inolvidable", "todo por amor al equipo". Estos fueron algunos de los mensajes de los hinchas del Once Caldas luego de la victoria ante Independiente del Valle en la ida de los cuartos de final de la Copa Sudamericana.
El Blanco se impuso 2-0 y la felicidad fue total para los fanaticos, pues tuvieron que caminar, hacer trasbordos y atravesar trochas para llegar a Quito. Fueron 37 horas de viaje recompensadas en 90 minutos.
Todo empezó en Manizales el lunes (15 de septiembre). A los aficionados los citaron a las 7:00 a.m. en el estadio Palogrande para abordar los buses que los llevarían a la capital ecuatoriana, pasando en Colombia por Risaralda, Valle, Cauca y Nariño.
Después de la frontera en el Puente Internacional Rumichaca debían atravesar Tulcán, San Gabriel, Ibarra, Otavalo, Cayambe y Quito. Pero allí todo cambió.
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Antes de llegar a la división entre los dos países hay que devolverse a la capital caldense. Pasaron tres horas hasta que el bus, con 40 pasajeros, finalmente arrancó.
La primera estación fue en la bomba de la Estación Uribe para tanquear el automotor. Aquí empiezan las 37 horas de travesía. Son las 11:30 a.m. y el bus emprende su camino por la doble calzada de Autopistas del Café, toma la Concesión Pacífico tres para atravesar el Túnel de Tesalia, a las 12:12 p.m., y llegar al Valle del Cauca.
La segunda estación fue en Bugalagrande, a las 3:23 p.m. Los buses se juntaron en carretera y frenaron para que los pasajeros tuvieran la oportunidad de estirarse e ir al baño. ¿Y el almuerzo? En el viaje, al interior del carro, con lo que llevaba cada uno.
El camino continuó con tramos de obras viales y pare y siga hasta llegar en la noche al Cauca.
Son las 9:00 p.m. La tercera estación fue una ligera frenada en Timbío para ir al baño y tomar un refrigerio. Mientras que los hinchas estaban allí, a lo lejos se escuchaban ráfagas de lo que parecían ser armas de fuego.
A partir de ahí todo fue derecho hasta llegar a la frontera. No obstante, el conductor tomó un camino equivocado y desvió la ruta. Después de Chachagüí (Nariño) debía girar hacia la derecha con destino a Pasto, pero siguió derecho varios minutos siguiendo a otro automotor.
Un pasajero, que revisaba el mapa constantemente, cayó en la cuenta y le avisó para devolverse. Sin embargo, no faltó el susto por la estrechez de la vía, lo que hizo que la maniobra fuera cerca de la ladera. El conductor lo logró y los hinchas respiraron. Ya era de madrugada.
Sin parar, el bus siguió hasta Ipiales y posteriormente hacia la frontera, a donde llegó a las 5:40 a.m. del martes (16 de septiembre). Una pequeña pausa les dio tiempo a los aficionados de despertar para ver el amanecer.
Avanzó unos metros y se ubicó en la entrada de Rumichaca, a las 5:52 a.m. Los hinchas se bajaron y de inmediato iniciaron los trámites de migración, tanto en territorio colombiano como en ecuatoriano.
Fue la cuarta estación, pues además del papeleo hubo tiempo para ir al baño, desayunar y por supuesto tomarse la foto en el Puente Internacional.
Sin embargo, el susto que tenían los seguidores del Once Caldas se hizo realidad. Un paro en Ecuador bloqueó las vías e imposibilitó el paso. Ya habían pasado 18 horas y media desde la salida de Manizales.
Desde la frontera hasta Quito
Las noticias que recibían los viajeros eran que a los que iban más adelante les había tocado hacer trasbordos y pasar por trochas para poder llegar a Quito.
Mientras tanto en la frontera se acordó esperar hasta mediodía para saber si habilitaban el paso, pues se rumoraba que estaban en diálogos y podría haber un acuerdo entre los protestantes y el Gobierno.
Pero no fue así. El malestar por el alza del diesel y la seguridad de los camioneros en las carreteras hizo que continuara el paro.
Esto llevó a que pasadas las 11:00 a.m., 24 horas después de partir, los hinchas tomaran la decisión de emprender camino. Se subieron a los buses, bajaron sus morrales, cruzaron el puente y ya en territorio ecuatoriano tomaron taxis y colectivos para ir a Tulcán, la primera población.
Acá empezó otro inconveniente para los adicionados: pagar por cada trayecto, recursos adicionales con los que no contaban y que en promedio, al final, fueron de 25 dólares (USD).
El primer trayecto fue entre la frontera y la terminal de Tulcán, por 5 USD. Allí, a las 11:56 a.m., se tomaron taxis para ir a un sector conocido como el Obelisco, donde está la frase de Capital del ciclismo, cada persona por 1 USD. Pero los hinchas pidieron que los acercaran lo máximo posible hasta el primer bloqueo y así fue como pagaron otros 4 USD.
En este sector, pasado el mediodía, encontraron la primera barricada, con árboles atravesados en la vía (carretera Panamericana) que eran retirados por el Ejército para habilitar el paso.
Así empezó la travesía de caminar para llegar a ver al Once Caldas. A lo largo se veía un grupo de por lo menos 300 personas con morrales, maletas, bombos, trompetas y redoblantes dispuestos a vencer toda adversidad con tal de llegar a ver al equipo de sus amores.
Tras varios kilómetros, y cerca de las 2:00 p.m., la caravana de personas llegó al sector de Julio Andrade, donde había un bloqueo con personas y camiones atravesados en la vía.
Allí los alcanzaron carros particulares, que tomaban rutas alternas, y apoyaron con el traslado de los instrumentos y algunos morrales.
Mientras tanto, los aficionados pasaron el bloqueo y caminaron cerca de una hora más. Pero el agotamiento empezó a pasar factura y también la preocupación de empezar a sentir que se iba la tarde. Fue la quinta estación del viaje.
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Eran alrededor de las 3:00 p.m. y se tomó la decisión de encontrar un atajo. Los conductores de la zona se negaban a transportar a las personas por temor a que les dañaran sus vehículos, pues los promotores del paro daban rondas constantemente para evitarlo.
No obstante, algunas camionetas accedieron a hacerlo y allí empezó la trocha. Cobraron hasta 5 USD.
La trocha fue por los lindos paisajes ecuatorianos, con ganado y -a diferencia de Manizales- sin tantos árboles.
Después de unos 50 minutos de trayecto, el carro dejó a los hinchas nuevamente en la carretera Panamericana para caminar unos tres kilómetros hasta llegar a San Gabriel, en la región de Carchi.
Allí se esperaba abordar un bus, pero no había despacho de vehículos debido a otro bloqueo más adelante. Por eso, se hizo una pausa, se aprovechó para almorzar, ir al baño, recargar los celulares y descansar en lo que se le puede llamar la sexta estación.
A las 5:17 p.m. se emprendió un nuevo camino con la mira puesta en Quito. Había que avanzar 2 kilómetros, algunos pagaron transporte y otros los hicieron a pie. Lo cierto es que todos debieron atravesar el bloque más grande, con personas, alambres, llantas encendidas y camiones atravesados.
Eran las 5:53 p.m. Después de pasar este bloqueo, y al ver que caía la tarde, varios abordaron motos con el objetivo de acelerar el paso. Otros, que continuaban a pie, fueron contactados por la dueña de un bus de servicio público, que llevaba tres días en el paro, con el objetivo de transportarlos y así recuperar algo de lo que había perdido en los bloqueos.
Así fue como les prometió llevarlos hasta Quito. No obstante, cinco minutos después de arrancar, una tractomula bloqueaba el paso. Para habilitarlo debían montar las llantas de este vehículo pesado, lo que tardó alrededor de media hora.
Tras lograrlo, el bus se dirigió a Ibarra y posteriormente a Otavalo para hacer el trasbordo a otro automotor, que finalmente, por una vía alterna, llevó a los hinchas a la capital ecuatoriana, por un valor de 10 USD entre los dos carros.
Ya en Quito el destino final fue el Parque La Carolina, a las 12:30 a.m. del miércoles (17 de junio) para consumar las 37 horas de odisea por ver al Once Caldas.
Como ya era el día del partido, los hinchas se fueron a descansar para estar listos a la mañana siguiente para conocer un poco de la ciudad y en la tarde desplazarse al estadio.
Como los buses no pasaron la frontera, a los aficionados les tocó movilizarse por su cuenta en Quito, lo que implicó más gastos.
El regreso fue similar. Salida a las 3:00 a.m. del jueves en buses de terminal, viaje hasta Rumichaca (esta vez sin bloqueos), abordar los buses originales y continuar a Manizales para llegar a las 3:00 a.m. del viernes (19 de septiembre), luego de 24 horas de viaje, pero con la satisfacción de la victoria y la frase que se repitió una y cien veces: "Valió la pena".
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