Fotos | Cortesía | LA PATRIA / Gynna, durante el 2022, en una sesión de quimioterapia.
El descubrimiento de una masa en su seno izquierdo le dio a entender a Gynna Paola Quintero Pineda en el 2017, que algo no andaba bien con ella. Tenía 27 años (hoy cuenta con 34), pero el antecedente de cáncer de mama de su mamá le hizo temer lo peor. Hoy avanza con su tratamiento y lo cuenta como una invitación a luchar contra esta enfermedad.
A ella se le conoció en el Seminario Periodístico de Pfizer Latinoamérica, que se efectuó en Bogotá entre el 3 y el 4 de octubre. Se integró a la actividad que promovió la Fundación Gloria Latorre, que ayuda a mujeres en su lucha contra la patología.
"Tres años después, empecé con unos dolores de cabeza muy fuertes; pero en esas llegó el coronavirus y, con este, todo el confinamiento. Comencé a sentirme muy cansada y perdí mucho peso", contó.
Para ese entonces, referenció Gynna, la masa ya había cambiado. No le dolía, pero sí la sentía muy dura (como una canica). Ella se alarmó, cuando esta empezó a crecer. Buscó ayuda médica y le indicaron una ecografía de mama.
"En abril del 2021 me remitieron a Urgencias, pero llegar ahí no fue chévere. Estuve 12 horas esperando en obstetricia. Me dijeron que era una mastitis (inflamación del seno), hasta antibióticos me recetaron; pero insistí en que lo mío era otra cosa. Es que no había estado embarazada, no acababa de tener bebé, como para que ese fuera el diagnóstico".
Gynna, paciente adscrita a Salud Total, recordó que cambiaron de turno y que una nueva especialista la valoró. A esta le contó lo de su antecedente familiar y la remitió a mastología, especialidad que se encarga de estudiar, diagnosticar, tratar y prevenir las enfermedades de las mamas.
En mayo le indicaron que le urgía una biopsia. Esta se la realizó el doctor Gabriel Bernal, mastólogo. Este, según ella, le referenció que no le gustaba el aspecto de las muestras extraídas.
"Cuando llegó el resultado, que tuve cita con él, supe que tenía cáncer en etapa III. Escuchar el diagnóstico me dejó en shock. Recordé todo el proceso de mi mamá (Lydia Inés), el cual acompañé desde que tenía casi 14 años; y los casos de la familia de mi papá (Néstor)".
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Gynna perdió el cabello, las pestañas y las cejas. Ya las recuperó.
Con malas noticias
Gynna, que se laboraba en un sitio de insumos médicos, priorizó su vida e inició tratamiento con la convicción de superar la enfermedad. La valoró un grupo interdisciplinario de expertos, que hasta prueba de coronavirus le hizo.
"Tuve que esperar una semana para seguir, pero ese tiempo me sirvió para realizar el duelo por la enfermedad. Procesé todo, lo acepté, pero fue bastante difícil. Parecía una pesadilla", mencionó la protagonista de esta historia, que resaltó como importante el acompañamiento psicológico.
Ella, que hoy tiene un tratamiento indefinido, empezó sus quimios en junio de ese año. Pasó de tener el cabello largo, hasta la cintura; a cortárselo a la altura de los hombros, para después perderlo, con sus cejas y pestañas.
"Llegar a la sala de quimioterapia fue complicado. Ve uno personas de todas las edades, a mi me daba muy duro ver a unos muy chicos o a otros ya muy mayores. Eso es algo muy tenaz, por lo que vale seguir las recomendaciones médicas para evitar síntomas posteriores", dijo.
Gynna, que llevaba un mes con el diagnóstico inicial, también pasó por una gamagrafía ósea (estudio por imágenes de los huesos), que señaló metástasis en su pelvis y en el esternón (mayo del 2021). Por lo que le reformularon su tratamiento a uno más fuerte.
"Me ponen la quimioterapia cada 21 días, que al principio no quedaba con ganas de nada, ni de comer. Hasta el agua me caía mal. Ya después todo fue mejorando y me sentí mejor anímicamente. También he pasado por radioterapias".
Agregó: "Hoy estoy con un medicamento en pastillas, que es para inhibir los estrógenos, la progesterona y la Her2 (proteína); un producto intravenoso para la metástasis ósea (que este año le llegó al hueso sacro), que me lo ponen cada seis mes; y quimio".
Tanta punción para sus tratamientos le maltrataron, según ella, las partes del cuerpo que le canalizaban. Hace un año tiene un catéter fijo en su pecho, por el que la medican de una forma más práctica.
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Gynna, al terminar las radioterapias en enero del 2023.
Con apoyo, siempre
"Hay que dejarse ayudar, enfocarse en los tratamientos y entender que siempre necesitamos de los otros (sean médicos, amigos o familiares). No hay que guardarse nada, quedarse con las cosas afecta en lo emocional".
Gynna hoy cree que "se vale llorar, más no quedarse en el lamento". Está segura que ir a la acción ha sido fundamental para superar la enfermedad. Invitó a cada mujer que pasa hoy por este cuadro médico, a buscar una actividad propia -en ella escribir- para liberarse.
"Hay que mirar adelante y ver que vale la pena seguir. Después de la tormenta sale el sol y viene la calma. Uno pasa por mucho y, entre eso, por cosas increíbles. Siempre hay alternativas".
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Gynna (en el caballo) es voz y aliento de otras mujeres con la enfermedad. Aparecen con ella Mónica, María y Valentina (derecha), con quienes comparte diagnóstico.
Foto | Elizabeth R. Rojas | LA PATRIA
Lydia Inés y Gynna durante el Seminario Periodístico de Pfizer Latinoamérica. Este se llevó a cabo entre el 3 y 4 de octubre.
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Gynna aseguró que su familia ha sido fundamental en el proceso. Destacó el apoyo de sus hermanos Sthefania y Alfonso Alejandro (en la imagen).
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La bogotana modeló en un desfile que destacó la lucha contra el cáncer de mama.
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