Del éxtasis de una victoria sobrada a la decepción de una derrota sentenciada. Pasó Once Caldas de una exuberante actuación ante Independiente del Valle que aplaudió el país, a una de sus peores presentaciones en la caída frente al América que pudo ser escandalosa de no mediar la brillante jornada del portero Joan Parra.
En 30 ocasiones remató el rojo, 12 directas a puerta y aun así, por un golpe de suerte, Once Caldas marcó primero. La arremetida en el complemento volteó al 2-1 en apenas 12 minutos. Tan flojo fue el desempeño que con el ingreso de Dayro, Zuleta y Mejía se notó el cambio. Es decir, con mayor audacia y sin tantas prevenciones, estaría mucho más arriba.
Una cosa es con guitarra, otra con violín. Del fuerte equipo titular, afianzado, con jugadores enchufados, se ve poco cuando se utiliza la suplencia -que no da la medida- sin que el técnico se percate, regalando puntos que al calor de la participación exitosa en Suramericana se excusan, pero que al final pueden pasar factura.
Las veces que utilizó la emergencia, exceptuando contra Envigado al que venció con dificultades, Once Caldas se vio mal. Cayó ante Fortaleza y América, y empató con Alianza. Llevado a las matemáticas fueron 4 puntos de 12, contrario a los 10 de 12 que logró con su plantel principal en el lapso de los partidos en Argentina y Ecuador.
Tiene suplencia, pero no para soltarla toda. Pudo alternar, y prefirió poner a reposar sus referentes por esos temores de que se lesionen y o se cansen, bien por convicción o por mandato desde arriba, absolutamente entendible por aquello de que es una empresa privada que vive de sus rendimientos económicos.
Válido que el calendario apretado exige precauciones, pero no se puede desatender la Liga que es la escalera hacia las participaciones internacionales. Mezclar la nómina, sabiendo que hay jugadores que físicamente resisten, es una opción no explorada por el cuerpo técnico, que pareciera haber hecho una selección hacia un solo propósito.
Si Once Caldas no clasifica a cuadrangulares tendrá dos vías para regresar en 2026 a los torneos de Conmebol: el título de la Copa Suramericana que lo envía directamente a la Libertadores, o ganando la Copa Betplay. Por Liga tendría que hacer 17 de los 24 puntos que restan, elevando el rendimiento del 33 actual al 70%.
Desde un plano optimista, y tomando como referencia esas cifras sorprendentes, históricas, que lo ubican cerca de la semifinal, las señales son positivas teniendo presente que los escollos aumentan: un grupo motivado, jugando bien, práctico, que se la está creyendo, como en aquellos inolvidables días de Copa en 2004.
Repetir esa gesta dejará el resto en el olvido. ¿y si no? sin ser aguafiestas porque está dentro de las posibilidades, Once Caldas se quedaría únicamente con el reconocimiento a su brillante campaña y con los 15 o 20 mil millones de pesos, riqueza acumulada gracias a su exitoso tránsito por las distintas fases. En plata blanca, la gloria es exclusiva del vencedor.
Se vale soñar, y es el deseo de todos, no solo de los seguidores del equipo sino de la Colombia deportiva que idolatra a Dayro Moreno, admira al Arriero y tiene simpatía por el equipo. En este mundo de locuras emocionales y pasionales da gusto encontrar que al menos haya algo capaz de unirnos y solidarizarnos, y ese sentimiento lo simboliza el Once Caldas.
Hasta la próxima...