A la par con la presentación en el 1-3 frente a Huracán en Buenos Aires por Sudamericana, el 1-2 ante Santa Fe en el Campín es de lo mejor de Once Caldas durante el semestre. Ganó con autoridad, demostró que tiene nómina con qué enfrentar los torneos y que una de sus fortalezas está en la forma de actuar como visitante.

Los triunfos en Argentina, Bolivia y Chile, la victoria sobre el Pasto por Copa Betplay y esta contra el onceno Cardenal, enseñan que cuando le brindan espacios y se mide a rivales que proponen, Once Caldas en el fútbol de transiciones, merced al buen pie de sus jugadores, es contundente y marca diferencia.

En el campo, un once cercano al ideal con un portero que por partido salva una o dos ocasiones, una defensa fortalecida con Kevin Cuesta, dos volantes de primera línea con juego y quite, los de armado en excepcional momento, y en Bogotá la ausencia de Dayro no se notó, ni en el penalti por el precioso cobro de Michael Barrios.

Además con alternativas en el banco, pues sobre esa titular hay nombres que suplen sin que se altere el contenido. Tiene Once Caldas con qué, plantel técnicamente rico, con aciertos en las contrataciones aunque en deuda los laterales, ya que ni Navarro ni Tamayo brindan hasta ahora las garantías que se requieren.

Se salió de la cola nada menos que en casa del campeón colombiano. De entrada, 25 minutos brillantes con un remate de Zapata que quemó las manos de Mosquera y el penalti convertido por Barrios. Luego la reacción cardenal consiguiendo el empate en el cierre de la etapa inicial con golazo de Hárold Mosquera a centro de Ewil Murillo.

La ventaja fue en una jugada a tres toques: saque largo de Aguirre, cabezazo de Zapata, y el doblete de Barrios con sombrero incluido sobre el arquero. Fue una noche mágica, Once Caldas con actitud, autoridad y altos rendimientos individuales frenó la racha de 13 fechas por liga y se puso a 6 puntos del octavo.

Las malas decisiones lo tienen penando. Se regalaron puntos contra Fortaleza y Alianza, y en otros partidos por temor a utilizar la banda completa en unas rotaciones discutibles porque parten desde la desconfianza y el miedo. Esos fantasmas de que se pueden lesionar, o se van a cansar, discurso predilecto del técnico, hacen daño.

Es cuestión de convencimiento. A Hernán Darío Herrera hay que recomendarle que baje sus prevenciones sobre el calendario, que no le pare tantas bolas al entorno, que entienda el valor del grupo más allá de sus sustos por los partidos seguidos, y que no se ponga límites, tiene para competir a alto nivel y en todos los frentes.

Le está pasando seguido, y preocupa. Ha vuelto costumbre en las ruedas de prensa declaraciones salidas de tono sin que le piquen la lengua, se siente aludido o perseguido y responde sin contexto como acusar a un jugador de la liga por no estar de acuerdo con la convocatoria de Dayro. Cada quien es libre de pensar como quiera.

Diera la sensación de que se siente acorralado. En Pasto se refirió al momento de Camilo Ayala asemejándolo con su caso en Manizales, sintiéndose víctima y blanco de fuerte críticas.

Es bueno recordarle que cualquier técnico en el mundo se debe a los resultados, y que en Colombia es el único con dos años de permanencia en un equipo.

Hasta la próxima...

 

Mario César Otálvaro