¿Dónde quedó el Huracán que fue Once Caldas en Buenos Aires? ¿Por qué ese cambio tan brusco en menos de cinco días? ¿Quién es el responsable?
Exceptuando a Michael Barrios, ausente por asuntos personales, y Alejandro García, suplente por decisión técnica, el resto estuvieron en Argentina y fueron los inspiradores de grandes elogios por el paso a los ocho de la Suramericana. Mismo plantel que se supone está pensando en ese título, con el orgullo como único colombiano en las Copas Conmebol.
De la gloria al desencanto. El Once Caldas que se paró frente al Tolima careció de carácter, su comportamiento fue inadecuado, los rendimientos bajísimos, dejando entrever, inclusive, conflictos internos a través de alegatos verbales en la cancha entre Jefry Zapata y James Aguirre, y Kevin Cuesta con Mateo García.
¿Problemas de actitud, de egos, o de competitividad? Por Liga no funciona, es el colero, completó ya 13 fechas sin victorias, 7 de ellas en Palogrande. Su producción está por el orden del 14% este semestre (3 puntos de 21), obligado a elevarlo al 70% que representan los 27 de 39 que debe lograr para sumar esos 30 con los que presuntamente puede clasificar.
Tarea casi que imposible, que contrasta con los 9 triunfos en 11 partidos de la Suramericana.
Es absurdo, mucho tiene que ver con la mentalidad, y desde ese ángulo Hernán Darío Herrera está comprometido. Su discurso de restarle importancia a la Liga distensionó el grupo, se sintieron ganadores y limitaron sus obligaciones.
De hecho, hay que ser competentes, Once Caldas tiene nómina con capacidades y habilidades para sacar adelante el proyecto, pero también hay que ser competitivos, tener la cabeza puesta en el logro de los objetivos y en esa faceta el Arriero fue selectivo, transmitió el mensaje equivocado y los relajó. Todos sienten que la Copa es lo único.
Lo dijo Mateo García en la rueda de prensa: ‘es un tema actitudinal’ (disposición de ánimo).
O sea, lo reconocen, y es una lástima porque el armado actual es superior, se cuenta con futbolistas de condiciones en las distintas posiciones, más la experiencia y continuidad del cuerpo técnico.
Elemental que, como negocio privado, sea el sueño para los dueños y que Herrera haga caso.
Las cifras lo justifican: más de tres millones de dólares obtenidos por la Suramericana. Lo que no cuadra fue su desdén hacia la Liga -tenía con que disputarla- entre otras porque enreda futuras participaciones en certámenes internacionales y aprieta la reclasificación.
La Liga es, además, el alimento diario del hincha. Ir al estadio, acompañar, alentar, hacen parte de la pasión que despierta Once Caldas, y verlo en el último lugar de la tabla es una afrenta. De verdad, no tiene explicación valida la argumentación del Arriero para desestimar la tarea doméstica, en la que sus decisiones así lo reflejan.
Por la segunda jornada ante Fortaleza llevó la B después de 0-3 sobre el San Antonio boliviano, y contra Alianza igualmente dejó los titulares en casa. Ni que decir por la Copa Betplay y su derrota en Tunja. Nada sale por esa estima de impotencia desde el origen.
Tolima lo arrolló en el primer tiempo, creó varias oportunidades, tácticamente también lo desbordó, no hubo posesión, Once Caldas fue dominado. Una presentación denigrante cuando se esperaba el resurgir por los tiempos previos a la Suramericana. No se pudo, o primó la apatía, lo cierto es que tres torneos simultáneos les quedaron grandes.
Hasta la próxima...