Conmovedora la reacción que causó el llamado de Dayro Moreno a la Selección Nacional. Hinchas de todos los equipos se solidarizaron con la decisión de Néstor Lorenzo, independiente de cuales hayan sido sus razones y frente al cruce de versiones, o las conjeturas que la motivaron, conocida su aversión a citar jugadores de la liga local.

Se habla de conveniencia, señalando que Lorenzo está en la cuerda floja para el Mundial y que la influencia de Álvaro González Alzate será determinante para su continuidad; del afán por congraciarse con la opinión pública que le perdió un poco la fe atendiendo el clamor popular, o si en realidad está convencido de que le puede ser útil.

Quitando lo emocional que tiene felices a los seguidores del Once Caldas, para quien escribe la condición técnica de Dayro Moreno no es la ideal hoy día como consecuencia de su edad -cumplirá 40 años en 15 días- siendo muy baja en asuntos de reacción, reflejos y habilidad, así conserve su capacidad para definir, y en los cobros de penaltis.

Considero la convocatoria un homenaje a su dilatada carrera como artillero, convencido de que la selección en competencia no debe prestarse para esa clase de gestos así los rivales sean Bolivia y Venezuela que, pensaría, medió de alguna manera, y ojala tenga minutos porque el contrapeso puede ir en contra del Once Caldas y sus aspiraciones en el torneo.

Poner en duda su aporte actual para la tricolor no le quita méritos a sus registros inigualables y cifras sorprendentes, siendo Dayro, por sus excentricidades y particular forma de ser, alimento para los publicistas como lo hicieron los de la industria de licores del departamento acuñando una frase maravillosa: "siempre supimos que el amarillo te luce ".

Anoche frente a Santa Fe -estas líneas fueron escritas antes del encuentro- Dayro fue baja y se perderá también el clásico del viernes contra Pereira y el juego con Bucaramanga el martes. Tres partidos en los que el técnico Herrera, quien siempre reclamó su oportunidad en la selección, podrá probar a Jefry Zapata y Felipe Gómez, las alternativas de gol en ausencia del delantero tolimense.

Ambos han respondido, y curiosamente, sin ser su posición natural dado que llegaron como extremos, son superiores en rendimiento a los nueve definidos que tuvo el equipo como emergentes, casos Johar Mejía, el venezolano Jesús Hernández o el boliviano Gilbert Álvarez, quienes pasaron sin gracia por Once Caldas.

Esto confirma la existencia de una nómina complementada que no justifica el último lugar en la tabla, salvo por el desinterés con el que se afrontó la Liga, viéndose ahora en la necesidad de sumar en serie, estando lejos de seguir en la pelea. La falta de ambición y las decisiones equivocadas se llevaron por delante el espíritu competitivo.

Hay tres juegos antes de enfrentar a Independiente del Valle -gran propósito para el Arriero y sus patrones- y también está la Copa Betplay, en la que se dio un paso fundamental con el 1-2 en Pasto que ojala tenga esa misma connotación, pues renunciar a los eventos de Conmebol de 2026 es absurdo frente a la realidad económica que representan.

De todos modos, un orgullo que Once Caldas sea hoy la cara de Colombia ante el mundo.

Sería lindo verlo igualmente en los puestos altos de la clasificación y no en esos lugares a los que ni siquiera accedió en épocas más oscuras y todo porque limitó sus metas, se llenó de temores y erró el mensaje.

Hasta la próxima...

 

Mario César Otálvaro