El piso, o suelo, pélvico es un territorio que está de moda, pero que todavía es desconocido para muchas mujeres y hombres. También llamado periné o diafragma pélvico, es un grupo de músculos y ligamentos que forman una especie de “hamaca” en la base de la pelvis. Su función: sostener la vejiga, el útero y el recto en las mujeres, y la vejiga, la próstata y el recto en los hombres. No es un tema exclusivo de mujeres ni de personas mayores: todos tenemos piso pélvico.
Este conjunto muscular cumple funciones clave en nuestra vida diaria: mantiene la continencia urinaria y fecal, estabiliza nuestro equilibrio, brinda soporte corporal y mejora la función sexual. Como cualquier músculo, necesita entrenamiento y fortalecimiento para cumplir su función correctamente.
¿Has notado que cuando te ríes, estornudas o toses se te escapa la orina? ¿O que en tus relaciones sexuales hay dificultades para la erección o para alcanzar el orgasmo? ¿Sientes dolores lumbares constantes o molestias en caderas y espalda?
Si respondiste que sí a alguna de estas preguntas, probablemente necesites fortalecer tu piso pélvico.
Estudios en mujeres con incontinencia urinaria muestran que los ejercicios de suelo pélvico pueden reducir los episodios hasta en un 70% y aumentar la intensidad del orgasmo y la sensibilidad. En hombres, ayudan a mejorar el control de la erección y la eyaculación, especialmente después de cirugías de próstata. Mantener tonificado el piso pélvico no solo ayuda a sostener la vejiga, el útero y el recto, evitando descensos o prolapsos; también mejora la estabilidad corporal y reduce la tensión en caderas y espalda, haciendo que actividades como correr, saltar o cargar peso sean más seguras y cómodas.
Existen diversas técnicas para entrenarlo, desde ejercicios simples en casa hasta rutinas guiadas con pelotas o bandas de resistencia. Sin embargo, la recomendación más segura es acudir a un profesional en fisioterapia, quien enseñará la técnica correcta y ayudará a evitar lesiones.
Como nos recuerda Diana Marcela López, de Zona Pélvica: “Cuidar el piso pélvico no es un lujo; es tan esencial como cuidar el corazón o la columna”. Con un piso pélvico fuerte, reír sin miedo a escapes involuntarios, estornudar sin vergüenza y disfrutar de las relaciones sexuales se convierte en algo cotidiano. Además, nuestra postura mejora, la espalda sufre menos y nuestro bienestar general aumenta.
Mi reto hoy, tanto para hombres como para mujeres, es comprender que cuidar el piso pélvico no es un tema menor: es la base de nuestra salud y bienestar, a corto, mediano y largo plazo. Invertir unos minutos al día en estos ejercicios es invertir en libertad, seguridad y calidad de vida.
Recuerda: un piso pélvico fuerte no solo sostiene tu cuerpo, sostiene tu vida.