En días pasados fui al ginecólogo; era mi primera cita con este médico. Confié en las referencias de sus pacientes para resolver mis inquietudes y conseguir que me enviara los exámenes pertinentes para mi edad: 57 años. Acudí a la cita acompañada por mi esposo, y el médico me hizo algunas preguntas. Cuando indagó por mi edad, miró a mi esposo con una sonrisa casi morbosa de complicidad y le dijo: “Su esposa está en la edad en que las mujeres se mantienen de mal genio y no quieren nada 'de aquello', y ahí es donde nosotros salimos a buscar por fuera”.

En ese momento, sentí que mi sangre hervía. Respiré profundo y recordé mi propósito profesional: Empoderar a las mujeres en su sexualidad y desmitificar las creencias en este tema tabú, cambiando el lenguaje cotidiano. De manera pausada, le recordé al ginecólogo que esos conceptos ya habían cambiado gracias al conocimiento y a la conciencia de lo que significaba realmente la menopausia. Pero ¿qué significa la menopausia en el siglo XXI?

Etimológicamente, menopausia viene del griego: menos, que significa “mes”, y pausis, que significa “pausa” o “cese”. Es decir, significa “cese del mes”, aplicado a la finalización de la menstruación, que está presente cada mes. Fisiológicamente, la menopausia es la etapa de la vida en la que la mujer deja de tener la menstruación, debido a la disminución de los estrógenos y la progesterona. Ahora bien, históricamente, la palabra menopausia ha estado cargada de estigmas, burlas, miedo, vergüenza y silencios.

Es verdad que en la menopausia ocurren cambios y se presentan síntomas incómodos, pero las creencias socioculturales han ridiculizado, por generaciones, a la mujer que atraviesa por esta etapa. Hemos normalizado frases con ese humor negro que refuerza la estigmatización de la menopausia:

“Ni le hables a esa mujer, que está menopaúsica”.

Se usa como insulto o “chiste” para decir que la mujer está loca o insoportable.

“Tengamos paciencia; son las hormonas”.

Se usa para crear aparente empatía en cualquier actividad que la mujer realice en esta etapa de la vida.

“Pero mira su nuevo estilo; la menopausia la tiene alborotada”.

Se usa para reafirmar la creencia de que las mujeres, después de cierta edad, no tenemos derecho a cierto tipo de peinados, ropa, maquillaje, etc.

“A esa edad, ¿ya qué va a andar pensando en eso?”.

Se usa para negar a la mujer el derecho al deseo, al placer y al sexo durante la menopausia.

Pero todos estos paradigmas están cambiando. Hoy, las mujeres buscamos acompañamiento médico y emocional. Tenemos acceso a más información sobre los cambios físicos, emocionales, sexuales y sociales durante esta etapa. No obstante, todavía nos falta un largo camino por recorrer para reescribir el relato de la menopausia como la etapa de la máxima plenitud.

Y la llamo etapa de la plenitud porque somos más sabias, más arriesgadas y más honestas. Es un momento en el que el erotismo se vive con mayor autonomía, y en el que nos liberamos de las expectativas sociales sobre la fertilidad, la maternidad o nuestro estado civil.

Hoy las invito a hablar de plenisencia, que viene del latín plenus que significa “pleno”, “lleno”, “completo”; y essentia, que significa “naturaleza propia”, “el ser profundo”, “lo que permanece”.

“Hoy dejamos atrás los mitos de la menopausia y le damos la bienvenida a la plenisencia”.