El gobernador, Henry Gutiérrez Ángel, y su equipo de Gobierno pasarán a la historia no por hacer a más caldenses felices, sino por empobrecer al departamento. Aunque para algunos esta afirmación resulte dura, es la realidad que hoy vivimos: en solo un año Caldas pasó de 75 mil a 95 mil personas en el Índice de Pobreza Multidimensional. ¡Una cifra alarmante! Eso no es un error, es una tragedia causada por las malas decisiones en la asignación de los recursos del Gobierno departamental.

Según el DANE, 1 de cada 5 personas en el campo de Caldas vive en pobreza -sin una casa adecuada, con hacinamiento o sin agua potable-. Lo que muestran los indicadores es que el departamento camina para atrás como el cangrejo, ya que el Índice de Pobreza Multidimensional, en solo un año (2023 a 2024), pasó del 7.4 al 9.2. Pero esto no es todo, en el sector rural el indicador está en 20.3 y en las cabeceras municipales pasó del 4.8 al 6.

Pero lo más preocupante es la estrategia con la que se asigna el presupuesto para el 2026. $1 billón 498 mil millones solo administra cómodamente la pobreza, le cumple a la ley, pero no a los caldenses que prometieron hacer felices. Es dependiente y muy vulnerable. No asigna adecuadamente los recursos para impactar los indicadores de pobreza multidimensional.

Además, se refleja un crecimiento del gasto desproporcionado. Los ingresos de Caldas se proyectan crecer al 6% mientras los gastos de funcionamiento a un 17%. Lo que revela, que cada vez nos vamos a quedar con menos recursos para invertir en sectores como agricultura, medioambiente y ciencia, tecnología e innovación.

Es más, ya está sucediendo. De ese $1 billón 498 mil millones, solo asignaron el 1,5% a sectores como vivienda, saneamiento básico, agua potable y agricultura, motores del desarrollo social y económico del departamento.

Desde la discusión del Plan de Desarrollo, el cual voté negativo, estoy manifestando que el gran problema que tiene esta Administración es que sabe gastar, pero no asignar los recursos. ¿Y saben por qué lo digo? A la fecha se han gastado 58 mil 746 millones de pesos en 1.146 contratos de prestación de servicios y de apoyo a la gestión. ¿Nómina paralela?

Supongamos que la Gobernación para operar necesita la mitad de esos 1.146 contratos, es decir, quedarían libres 29 mil millones para invertirlos en el campo, vivienda y agua potable.

Sin embargo, la desconexión con la realidad es tal, que hoy se invierte en contratos de prestación de servicios 10 veces más de lo que se asigna a la Secretaría de Agricultura; 40 veces más que a Ciencia, Tecnología e Innovación; y 17 veces más que a los recursos destinados a Comercio, Industria y Turismo.

¿El resultado? Cada vez queda menos plata para invertir en la gente, porque el propósito de este presupuesto es claro, más gasto en actividades logísticas -que estimula la corrupción-, y más dinero en contratos de prestación de servicios para mantener a la gente dependiendo del Estado, para luego cobrarles con favores políticos. Este modelo empobrece, atrasa y frena al departamento, no saca a las familias adelante.

Hay que decirlo con claridad: este Gobierno está haciendo a los caldenses más pobres y más tristes.