6.402 días después y el dinosaurio todavía está aquí. No siempre fue ese viejito tierno y bien vestido que va a misa y come pollo con su nietecito. No siempre fue ese señor de Crocs que aprovecha cualquier convite para encaramarse en una silla y echarse su discurso de Bolívar de la nueva era, o para declamar poesía empalagosa. No siempre fue ese hombrecito que atiende a la justicia en su finquita de solo 1.500 hectáreas, sobre su mesita con manteles de flores y con su cuadernito de escuela. A los amantes de la memoria selectiva conviene recordarles quién fue ese viejecito que dice ser perseguido por la justicia y que tan injustamente —injustamente según ellos, cabe aclarar— ha sido condenado en primera instancia por delitos de soborno en actuación penal y fraude procesal.
6.402 días antes de hoy, días más o días menos, cuando nuestro tierno abuelito condenado era presidente, la exrepresentante a la Cámara Yidis Medina admitió haber recibido sobornos a cambio de votar a favor de la reforma constitucional para su reelección presidencial. La Corte Suprema ha condenado a varios funcionarios y congresistas, como Bernardo Moreno, exdirector del DAPRE entre julio de 2004 y agosto de 2010, quien paga una pena de más de 5 años por tráfico de influencias. Moreno influenció a servidores públicos para que nombraran o contrataran a personas allegadas de Medina como retribución por votar favorablemente para la reelección presidencial inmediata en 2004.
6.402 días antes de hoy —mal contados— el expresidente camandulero autorizó bombardear un campamento guerrillero en Ecuador, sin consentimiento del gobierno del otro país, lo que trajo como consecuencia una crisis diplomática. Fue también en ese año —2008— que su pupilo Juan Manuel Santos lideró la Operación Jaque, la jugada de póquer con que rescataron a 15 secuestrados por las Farc. Santos, el mismo que después sería su archienemigo, pero que en ese momento le servía como uno de los más fieles seguidores. Para un político, cualquiera es amigo siempre y cuando le resulte conveniente, y siempre y cuando le ponga votos.
6.402 días antes de hoy nadie se hubiera imaginado que ese impostado y poderoso presidente paisa —que salía en televisión todos los días señalando opositores con el índice— resultaría ser el primer expresidente condenado en la historia del país, como consecuencia de un juicio que se inició por una denuncia que él mismo había interpuesto por manipulación de testigos, pero se comprobó que quien los manipulaba era él. Cuando era presidente todo había que admitírsele porque “podíamos volver a las fincas” y porque nos salvó del “castrochavismo” y de otros demonios marxistas. Todo, hasta su pasado aún más oscuro (de parapolítica, por ejemplo), que está sin aclararse.
6.402 días después y el dinosaurio todavía está aquí (leer el extenso cuento de Monterroso) porque, como buen político —nadie se lo discute: el pobre viejecito es un buen político—, sabrá utilizar la condena como escenario de campaña. Veremos más del libreto del perseguido, del mártir salvador y del anciano inocente que otros políticos como Fujimori han esgrimido. Mientras, la ultraderecha se aprovechará del río revuelto para hablar de persecuciones y de dictaduras, y dirá que “todo es culpa de Petro” y no dejará de repetir el más acabado lugar común de “la historia dirá la verdad”.
6.402 días después y la historia ya dijo la verdad: Álvaro Uribe Vélez es el primer expresidente de Colombia condenado, duélale a quien le duela. No hubo más impunidad. Si no me creen, tengo otras 6.402 razones para demostrárselo.