El día de hoy, y en buena hora, la Asamblea de Caldas abordará el tema de los peajes que tienen sitiado a Manizales, pues el empeño del sátrapa en no renovar los contratos de concesiones viales, nos obliga a los caldenses a develar la gravedad del asunto y a buscar alternativas de solución.
A una reunión de esta naturaleza esperábamos que la sociedad pudiera participar con libertad, seguridad, altura y decencia. Pero llega la información de un intento de saboteo de la sesión por los mismos actores que nos vienen asediando desde hace días, y todo se vuelve turbio, apestoso y azaroso.
¿A quién le puede interesar sabotear una reunión donde se van a analizar los problemas viales que padecemos y, a la vez, proponer alternativas de solución? Ciertamente no es a los privados que aspiran a acceder a la concesión; tampoco al departamento ni a los municipios, que hoy se muestran impotentes ante la absurda decisión presidencial; y mucho menos a la ciudadanía que entraría a padecer la tortura de transitar por carreteras que, cuando están a cargo del Invías, terminan indefectiblemente en estado deplorable. ¿Entonces a quién..?
Tenemos que ser claros: la abolición de los peajes es un imposible fáctico, y cualquier versión que se haya vendido en contrario no obedece a la realidad. Lo que el Gobierno Nacional plantea es que sea el Estado, y no los privados, quien reciba los dineros de los peajes, y entonces entren esos dineros a engrosar la mafia estatal. Es cambiar la eficiencia del privado, que tiene obligaciones claras y responsabilidades contractuales precisas, por la ineficiencia estatal donde todos los dineros van a parar al barril sin fondo de la corrupción.
¿Qué preferimos los ciudadanos? ¡La responsabilidad, el desarrollo, y la existencia de unas vías adecuadas y en perfecto estado de mantenimiento! Si de todas maneras estamos obligados a pagar peajes por utilizar las vías públicas, es preferible hacerlo al privado, a quien tenemos la opción de exigirle el cumplimiento contractual, que a un Estado que vive en la ruina porque nuestros impuestos van a parar a manos de los delincuentes, la primera línea, los terroristas y los corruptos que pululan en las entidades oficiales.
La experiencia nos ha demostrado que las vías concesionadas significan desarrollo y crecimiento económico. Necesitamos hoy es moderar los cobros y la ubicación injusta de los peajes. Y esa es la intención de la Asamblea de Caldas: plantear soluciones a un problema de magnitudes incalculables. Repito: no estamos frente a la decisión de cobrar o no peajes, sino frente a decidir que los dineros recaudados se inviertan en las vías, o entren a hacer parte del botín de la mafia estatal.
Por su parte, los saboteadores que estaban ayer en La Enea oponiéndose al progreso de nuestro municipio e instrumentalizando niños en otros escenarios, hoy amenazan la institucionalidad de la Asamblea de Caldas para frenar las soluciones a nuestro desarrollo vial. ¡Irresponsables, desvergonzados y oportunistas! ¡No más, por favor!