Según el DANE, “la medición de la pobreza se hace tradicionalmente de forma directa e indirecta, siguiendo la clasificación de Amartya Sen (1981). El método directo evalúa los resultados de satisfacción (o no privación) que tiene un individuo respecto a ciertas características que se consideran vitales como salud, educación, empleo, entre otras. La medición indirecta evalúa la capacidad de adquisición de bienes y servicios que tienen los hogares…”.
En Colombia se considera que una persona es pobre cuando sus ingresos mensuales no alcanzan para cubrir sus necesidades básicas, incluyendo alimentación, salud, educación y vivienda. La pobreza extrema, por otro lado, se refiere a la situación en la que una persona no puede cubrir ni siquiera las necesidades básicas de alimentación, lo que implica una situación de vulnerabilidad extrema y falta de acceso a servicios básicos como salud, educación e incluso vivienda.
El último informe del DANE sobre pobreza multidimensional que conocimos la semana pasada nos dice que 1.267.000 personas salieron de la condición de pobreza monetaria en Colombia. Según esos datos oficiales, la pobreza monetaria en el país descendió al 31,8% en el 2024, una reducción de 2,8 puntos porcentuales respecto al 34,6% registrado el año anterior. La pobreza monetaria extrema también mostró una disminución, ubicándose en el 11,7%, 0,7 puntos porcentuales menos que en el 2023 cuando alcanzó el 12,6%. 420.482 personas salieron de esta condición.
Según la Gran Encuesta Integrada de Hogares (2023-2024) destaca la persistencia de profundas brechas entre territorios. Vastas zonas del país, especialmente de la periferia geográfica continúan sufriendo el flagelo de la pobreza; esos territorios son también los más violentos y los más marginales en presencia del Estado.
Como ha dicho Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía: “La desigualdad no es un resultado inevitable del capitalismo si no una elección de política, (…), la desigualdad debilita la economía y la sociedad, generando polarización y amenazando el desarrollo social y económico a largo plazo”.
La desigualdad territorial reproduce la desigualdad social: Colombia se encuentra entre los países más desiguales a nivel global, superada solo por Sudáfrica y Namibia, según el Banco Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, (PNUD).
Este sin duda es uno de los grandes desafíos que enfrenta nuestro país; hay que barajar de nuevo en materia de redistribución de ingresos sociales y territoriales. El proyecto de ley que en cumplimiento de un mandato constitucional tendrá que presentar el Gobierno al Congreso en los próximos días, será una de las herramientas válidas para enfrentar en parte ese desafío. El proyecto de ley de redistribución de competencias entre Estado y entidades territoriales tendrá que consultar las diferencias entre los departamentos y municipios, tomando en cuenta sus realidades sociales, económicas, geográficas y ambientales, con un propósito fundamental, cerrar brechas.
La discusión de esta iniciativa es tal vez la más importante de los últimos 30 años en Colombia.
Redimensionar las relaciones de poder entre el Gobierno Nacional y los municipios y departamentos es un paso necesario en el camino de buscar para Colombia el desarrollo más equilibrado y simétrico de nuestros territorios.
PD. Que Manizales aparezca en el estudio del DANE como la ciudad de Colombia con menos pobreza monetaria extrema y la segunda con menos pobreza monetaria, nos debe satisfacer; la idea es seguir avanzando para seguir mejorando, y en todo caso, no retroceder.