Fernando-Alonso Ramírez
Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!
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“Como en todo libro de fondo autobiográfico, la escritura fue un camino de re-conocimiento”. Desde la primera página la escritora prepara al lector para contarle de qué va este libro: La mujer incierta. Es una obra en la que Piedad Bonnett repasa su vida desde su más tierna infancia y da cuenta de su recorrido vital y lo hace en clave filosofal.
Hay todo un anecdotario que va a llevando a la autora por momentos clave de su vida, que nos retrata destellos de cómo se forjaron su personalidad, su carácter, su literatura. Es un libro valiente porque no es fácil desnudarse y menos ante los desconocidos que resultan ser los miles de lectores que tiene esta esencialmente poeta.
En estas páginas descubrimos el porqué de la aparición tardía de esa poeta, también de los dudas que le impidieron convertirse antes en narradora. Asimismo, vuelve sobre ese dolor profundo, desgarrador, que fue la pérdida de su hijo Daniel y que convirtió en duelo literario en ese libro extraordinario, que es Lo que no tiene nombre.
Piedad Bonnett, como quien escribe y muchos de quienes leen esta columna, se crió en un entorno conservador, aspiracional, en un pueblo con características similares a las de las localidades caldenses, donde estaba mal visto muchas cosas, entre ellas, el opinar enfrente de los adultos, el no comportarse, el decir palabras soeces, el no obedecer a los mayores, el ser diferente. Poco a poco ella va desgranando cómo le costó separarse del yugo impositivo familiar, así como de creer que podía superar sus miedos.
También se confiesa vulnerable, una mujer que durante años sufrió de ataques de pánico, de ansiedad, incluso de una depresión durante sus primeros años de maestra. Esto es importante que lo digan personas que se vuelven referente para muchos gracias a su literatura. Porque en este país, donde de forma increíble aún hay mucho quien cree que la enfermedad mental es un estigma, es necesario hablar más de estos temas y profundizar en ellos para dar cuenta de la realidad y evitar tantos dolores.
Recomiendo particularmente un par de páginas dedicadas al bestiario que se presenta en la docencia universitaria donde hay tanto falso profeta, tanto impostor. En esas páginas que están en el capítulo denominado Por el campus, hace una descripción sensacional de los diferentes tipos de académicos que inundan las aulas universitarias. Lo hace con una sorna que es imposible no reírse y concuerdo con ella en buena parte de su descripción.
Entre algunos capítulos hay páginas escritas en cursiva, diferentes al resto del libro, que van dando cuenta de su relación con sus ancianos padres hoy en día y los mira retrospectiva, para saberse conocedora de esa mujer incierta que ha acumulado éxitos y derrotas, alegrías y tristezas y también amistades, a las que hace un maravilloso homenaje. Seguro en el mundillo intelectualoide, de tantas vanidades, alguno se dedicarán a tratar de encontrar para quién van dirigidas ciertas pullas, porque en la mayoría de los casos ella cuenta el pecado pero no habla del santo -o, mejor, del pecador-, aunque yo creo que es un libro demasiado sincero para dedicarse a escarbar en lo que no dice y más bien aprender de lo que dice, de ese recorrido vital que ha permitido a Colombia a tener una autora de tanto vuelo, que acaba de recibir el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Léanla mejor y #HablemosDeLibros.
Subrayados
- No tenía más de siete años, cuando comprendí que en mi pueblo todo el mundo se sentía mirado.
- Vamos por la vida viviendo historias, cuyos finales quedan abiertos, sus tramas inconclusas.
- No hay impostor que pueda existir si no lo sostienen sus fanáticos.
- El amor resiste que quien ame sea uno solo. La amistad no. La amistad siempre es de dos.
- Somos azar. Somos causas y efectos. Voluntad, pero también destino.
Reproducción | LA PATRIA
La mujer incierta, algunas dudas y certezas en la vida de Piedad Bonnett.