La presencia cada vez más visible de personas en situación de calle en Manizales ha dejado de ser una excepción para convertirse en un fenómeno estructural. Así lo viene denunciando el líder social Jhon Jaime Alzate Espejo desde su Magazín Comunal, pero también ciudadanos en redes sociales y comunidades que expresan profunda preocupación, sin que existan respuestas de fondo desde la acción pública. El concepto de habitancia en calle no tiene un autor único ni una fecha precisa de origen, pues es una construcción colectiva que ha emergido en Colombia entre el 2017 y el 2021. Surge de entrecruzar experiencias comunitarias impulsadas por Parces ONG en Medellín, enfoques críticos desde el Trabajo Social y la Salud Pública, y propuestas interdisciplinarias del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud de Bogotá.
Su objetivo es superar visiones asistencialistas y reconocer a personas en situación de calle en su condición de sujetos de derechos y constructores de ciudad, consolidando un enfoque humano, territorial y transformador. La noción de habitancia en calle puede dialogar con las propuestas del sociólogo francés Henri Lefebvre (1968), quien planteó el derecho a la ciudad entendido en términos de apropiación del espacio urbano, participación en su transformación y habitancia plena. Por eso, se requieren políticas públicas que protejan y no excluyan. En Colombia, el Observatorio de Infancias y Juventudes del CINDE y la Universidad de Manizales (2020) han evidenciado la vida en calle, especialmente de las niñeces y juventudes, reflejando el abandono, pero también resistencia y ciudadanía.
La Ley 1641 del 2013 y la Política Pública 2022–2031 son marcos normativos importantes, pero no obligatorios para los gobiernos. Entre el 2021 y el 2024 se registraron 33.375 personas en situación de calle afiliadas al sistema de salud, con alta prevalencia de trastornos mentales y consumo de sustancias. En el 2017, la Alcaldía de Manizales promovió el I Foro Habitabilidad en Calle: Territorio, Ciudadanía y Convivencia, liderado por el trabajador social Juan Felipe Buitrago, logrando un ejercicio participativo para construir una política pública local. No obstante, el esfuerzo no se tradujo en una política vinculante, ni tuvo continuidad. No existen datos actualizados sobre personas en situación de calle en Manizales. El último censo nacional del DANE data del 2019, cuando se identificaron 635 personas en esta condición, lo que correspondía al 0,14% de la población del municipio. Es decir, no hay datos que permitan conocer la magnitud actual del fenómeno en la ciudad.
Urge construir una estrategia intersectorial integral de atención a personas en situación de calle en Manizales, que garantice el derecho a la habitancia, incluir rutas diferenciadas para jóvenes, adultos mayores, personas con discapacidad, víctimas del conflicto y personas con consumo problemático. Se requieren centros de atención transitoria dignos, programas de vivienda con acompañamiento, empleo protegido, salud mental comunitaria, redes de cuidado y procesos sostenidos de inclusión social. La experiencia internacional -en especial el modelo Housing First (la vivienda primero)- aplicado en Sao Paulo ha demostrado que ofrecer vivienda digna, sin condiciones previas, mejora significativamente la salud física y mental, reduce el consumo y crea condiciones para la reintegración social.
¿Por qué no pensar en una versión adaptada para Manizales, con apoyo de la Gobernación, universidades, sector privado y cooperación internacional? Su respuesta se convierte en un compromiso ético de ciudad, al reconocer que la política social es esencial para la vida digna ciudadana y comunitaria.