Uno de los mejores indicadores del desarrollo económico es la estructura de las exportaciones y los niveles de comercio internacional, debido a que son la representación de lo que somos capaces de hacer en bienes y servicios y ser competitivos en el mundo globalizado. Pasados más de 30 años de la apertura comercial, Colombia aún sigue en similares niveles de penetración comercial y su estructura exportable continúa ligado a lo que produzca la tierra.
Para enero-junio 2025, las exportaciones suman 24.391 millones dólares (USD) FOB, variación de 1,6% frente al 2024. Destaca que los bienes industrializados crecen 3,8% (manufacturas basadas en recursos naturales 3,6%, baja tecnología 3,6%, tecnología media 2,6% y alta tecnología 10%), representando el 35% del valor total. Las exportaciones tradicionales representan el 48,3% (petróleo 26,6%, café 11% y carbón y ferroníquel 10,7% sobre el total), siendo internamente el petróleo y derivados el de mayor relevancia, 55,1% de dichas ventas tradicionales.
Excluyendo petróleo y derivados, tendríamos 17.900 millones USD FOB de exportaciones en Colombia para el primer semestre 2025, donde el 62,8% estarían representados por ventas de Antioquia 27,2%, Bogotá 13,7%, Cundinamarca 8,4%, Valle del Cauca 7,3% y Atlántico 6,3%. Si nos analizamos como región, hipotéticamente en un solo departamento Eje Cafetero, representaríamos el 6,9%. Pero, individualmente Caldas ocupa el octavo puesto (3,9%), Risaralda el decimotercero (2,2%) y Quindío el decimoséptimo (0,9%), siendo Caldas el departamento más exportador del Eje Cafetero con el 55,7% total, seguido de Risaralda 31,2% y Quindío 13,1%.
Ahora bien, ¿qué significa ser el departamento más exportador? Algunos se quedaron con el simple indicador de volumen y participación, en una arrogancia regional de herencia de viejas glorias, olvidando el concepto de desarrollo económico (transformación del modelo de producción con valor agregado). En comparación nacional, los principales productos de exportación en Antioquia son oro 40,6%, café 11,5% y bananas 9,4%; Bogotá café 22,5%, flores 21,4% y petróleo refinado 12,2%; Cundinamarca flores 38,3%, coques y semicoques 5,2% y hullas 5,1; Valle del Cauca azúcar 10,8%, café 9,7%, confitería 5%, medicamentos dosificados 4,3% y acumuladores eléctricos 4,2%; y Atlántico con construcciones 27,3%, aceite de palma 11,9%, insecticidas 9,7% y desperdicios desechos de cobre 7,5%.
El Eje Cafetero sobresale porque no existen exportaciones minero-energéticas, aunque hay dudas en Caldas de la cantidad de oro de Marmato que sale por Antioquia. En Quindío el 94,4% están en el grupo de agropecuarios y 4,8% agroindustrial, básicamente café 88,9% y cítricos 3,8%. En Caldas, 60,9% son exportaciones agropecuarias, 27,6% agroindustriales, y 8,2% maquinaria y equipo, donde los principales productos son café 61,1%, extractos de café 16,2%, confitería 6,6% y refrigeradores 5,5%. Y, en Risaralda, los dos grandes grupos son agropecuario 36,7% y maquinaria y equipo 30,4%, con transformadores eléctricos 26,7%, café 22,9%, dátiles, higos, piña 13,2%, desperdicios y desechos de cobre 10,1% y vehículos para 10 personas 5,3%. En este sentido, Risaralda sería el departamento más desarrollado y diversificado del Eje Cafetero, estructura que cambió hace poco más de 5 años, cuando el café pesaba más del 70% en este territorio.
Con estos datos, la afirmación de Caldas como el departamento más exportador del Eje Cafetero es limitada. Lo anterior es una valiosa oportunidad para que esta generación de líderes piensen en prospectiva nuestro futuro económico, porque el café simboliza un pilar fundamental de nuestra historia económica nacional y regional, pero no sé si deba ser nuestra mega apuesta para los próximos 25, 50 o 100 años. Esa reflexión requiere menos discursos de optimismo mágico y más acciones concretas con inversión.