El hambre y sus intermediarios
Señor Director:
Una de las grandes preocupaciones de los colombianos es quizás la carestía de la canasta familiar. Es el fantasma del hambre el que nos aterroriza a todos, pero muy especialmente a los más desprotegidos, lo vengo diciendo desde hace mucho tiempo. He sostenido siempre que si el gobierno no le pone mano a la intermediación y a la especulación en materia de alimentos, días amargos nos esperan en el inmediato futuro. Desde todos los puntos cardinales de Colombia se alza la voz de los campesinos y agricultores denunciando no solamente la carestía de los abonos y de los demás insumos sino el infame tratamiento que los intermediarios les dan en el momento de comprarles sus productos.
Y tengo suficiente autoridad moral para salir en la defensa del campo por cuanto soy testigo de excepción en cuanto a los motivos que la gente del agro expone para hacer sus reclamaciones. Vaya usted a cualquier plaza de mercado a ofrecer plátano, yuca, papa, frutas o el producto que se quiera para que escuche la respuesta del intermediario: “eso está muy barato, hay mucha oferta, tengo mucha existencia, etc.”, con el solo objeto de quebrarle la moral al ofertante y conseguir el artículo al mínimo precio, para en cuestión de minutos venderlo, sin rebaja, con el 100% o más de utilidad, u obligar a la víctima a devolverse con su mercancía. Se cuentan por miles las quejas de los pequeños agricultores, que son la inmensa mayoría en nuestro país, sobre los abusos y las humillaciones que deben soportar en sus labores de mercadeo, bien sea con negociantes o con grandes cadenas, a las cuales muy pocos tienen acceso. Y saber que en el campo ya no quedan sino los ancianos porque la juventud no le “jala” al trabajo rural.
Yo pregunto: ¿dónde está el gobierno central?, ¿dónde el ministro de Agricultura?, ¿en qué sitio los gobernadores, los alcaldes, las cooperativas, que no le ponen el freno de emergencia a este tren desenfrenado de la intermediación y la especulación? ¿Para qué creen que sirve el alza del salario mínimo con una inflación disparada por los intermediarios? ¡Cómo duele ver en bellas regiones como La Esmeralda, en Chinchiná, los árboles de mandarina oneco cargados de frutos maduros y cantidades en el suelo en descomposición, porque su venta no da ni para el transporte, y así sucesivamente muchas más frutas! Pero si el citadino llega a comprarlas el negociante se las cobra a cuatro, cinco o más veces de lo que le pagan a los productores que ponen la tierra, el trabajo, los abonos, los químicos, la recolección y hasta el transporte. Ejemplo: un kilo de mandarinas lo compran a cuatrocientos o quinientos pesos y lo venden a dos mil quinientos, tres mil pesos, o más.
Si se estableciesen centros de acopio para compra a los agricultores y venta a los consumidores el costo para éstos bajaría muchísimo y la gente de las ciudades podría llevar a la cocina el triple o más de alimentos. El hambre no podría abrir sus fauces y la paz total dejaría de ser una utopía.
Manuel Galindo A.
Ruta Avenida Colón-Campohermoso-Villapilar
Señor director:
Necesitamos que la Alcaldía y Tránsito despejen toda la vía, pues se mantiene llena de vehículos en reparación ocupando toda las calzada impidiendo la circulación normal, ocasionando pérdidas de tiempo hasta media
hora. Espero que por intermedio suyo las autoridades correspondientes cumplan con la labor para la cual han sido nombradas y mantengan despejada siempre y permanente la vía. Agradezco la atencion prestada
Gustavo Alvarez Gallo