Año viejo, Año nuevo
Señor Director: 

El telòn del tiempo se ha bajado, el discurrir de un pasado y un presente empiezan a resumir sus logros y frustraciones, sus debilidades y fortalezas, sus luces y sus sombras, sueños e ilusiones, pequeñeces y grandezas. 
El tiempo, sucesiòn de puntos invisibles que va dejando huellas sobre la carretera de nuestras vidas, en  un viajero indeterminado y a veces huèrfano de francos horizontes, que va envejeciendo nuestros pasos por el sendero de la historia .
Amanece, y los sueños  de una luminosa alborada con sus luces de Bengala, en mañanas llenas de joviales y juveniles auroras, el sol de un nuevo despertar empieza a sembrar ramilletes de esperanzas en el despertar de un día lleno de luz.
Todos los viajeros, romeros incansables y anònimos, viajando por el camino invisible de un desierto a veces lleno de oaisis, a veces arenales interminables, a veces temperaturas caniculares o por florestas repletas engañosas flores, vamos en fila recta tratando de alcanzar anhelos y sueños sembrados en el vergel de la felicidad , tratando de llegar a la cùspide  para embriagarnos de gloria, pero también tratando de no llegar muy temprano al destino final que nos espera a veces sin pena, ni gloria .
Camino largo…, con guijarros, con abrojos, con subidas, con bajadas y con valles, camino largo …, con dolores, con angustias, con làgrimas y tristezas, camino largo…, con èxitos, con triunfos, con ribetes  y coronas de laureles en el inmenso panorama de un espacio sin fin.
El aroma con olor y sabor a vejez, empieza a dibujarse en la silueta azul de un año que con sus manos llenas de arrugas y de cansancio, señalan el rostro escuálido de quien naciò altivo y orgulloso ofreciendo amaneceres llenos de mieses en el huerto de un edèn pintado de felicidad y optimismo.
Año con la senectud a cuestas cuando apenas està empezando a vivir, envejeciendo en su propia esencia como fruto de poner límite a algo que siendo intangible, se vuelve viejo y se muere en el infinito de su misteriosa existencia.
Ayer, nací
y sin vivir mucho 
ya me dicen que soy viejo.
Debo viajar,
debo morir,
no quiero que me digan viejo 
El sol de medio día ilumina a todos los seres de la tierra, unos dicen ser felices, otros sienten que sus sueños fueron meras ilusiones, fantasías doradas, fantasías que no florecieron en el jardín de sus anhelos y de sus expectativas.
Es difícil soñar sueños dorados
en un desierto repleto de arenales,
es difícil cosechar granos maduros      
en un ambiente sembrado de arrabales
Año viejo que se va caminando lentamente, dicièndole adiòs a todo, diciendo adiós a su gente, a los humanos, a los habitantes de esta tierra, a los viajeros incansables.
El año viejo se va en medio de luces de navidad, villancicos, jolgorios, aplausos de unos y…, diatribas de otros, pero…, cumplió, vivió, nos envejeció y escribiò lo de todos los años : Registrarse en la historia. 
Se abre el telòn de una nueva esperanza : AÑO NUEVO, VIDA NUEVA. Una nueva alborada, un nuevo amanecer, un nuevo sol que sin dejar de ser viejo nos hace creer que apenas nace. Un nuevo sol que asomado en el horizonte nos hace creer que  Colombia brillarà con justicia, con fe y  con una luz que nos alumbre a todos.
Elceario de J. Arias Aristizàbal   

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