Soledad
Señor Director:
Lo leí en el libro “El puente hacia el infinito”. De inmediato el texto me llamó la atención y entró en mi espacio mental para su reflexión y análisis. De ahí este escrito. “Lo opuesto a la soledad, Richard, no es el estar juntos. Es la intimidad. Sin duda, los otros aspectos de quienes somos han de ser nuestros amigos más íntimos. ¿Quién puede estar más cerca de nosotros que nosotros mismos. Nosotros mismos en forma espiritual?”. Yo puedo parecer un solitario, pero si estoy practicando la intimidad no lo soy, no estoy en soledad. Dice John Milton, poeta Inglés: “A veces la soledad es la mejor compañía”. Qué es la intimidad? A ella se llega a través de la meditación, del silencio. Es entrar en nuestra interioridad y descubrir ahí mi verdadero yo, mi verdadera realidad espiritual que me acompaña, esa energía íntima y esa presencia real que identifica lo que soy en verdad. Yo no soy mi mente, no soy mi pensamiento, no soy mi sensibilidad (“El poder del ahora”). Debo ser testigo de lo que pienso y de lo que siento, consciente que soy una energía espiritual, la más activa y dinámica en este universo. Papá Jaime la vivió y la compartió en su libro “Te amo, pero soy feliz sin ti”. Cuando se descubre esta profunda riqueza de la intimidad, uno supera todos los apegos existentes que falsean nuestra maravillosa realidad. “Sin ti, mujer, dinero, placer, poder, no podré vivir jamás”, es la expresión de un persona profundamente solitaria que necesita apegos para sentir que es alguien. Dice Joseph Héller, novelista estadunidense: “mi problema con la soledad es que la compañía de otros nunca ha sido una cura para ella”. Si captamos esto, entendemos la expresión de Ramón de Campoamor “es todavía más espantosa la soledad de dos en compañía” que es la situación que viven las personas que no han entrado a su intimidad para así tener una verdadera riqueza que compartir con el otro. Pasa mucho entre las parejas y entre las falsas amistades. Y aún más, entre quienes se unen con el fin de conseguir dinero: mafias, corrupción, delincuencia, política. Se empobrecen tanto en su intimidad que la vida humana no tiene ningún valor, y asesinan sin sentido, negando lo que íntimamente es valioso: el espíritu humano que es amor, comprensión, perdón, solidaridad, justicia. Eugenio d´Ors, escritor español dice: “allí donde se había soñado en compañía, resucitan dos soledades”. Estar solo, descubriendo su verdadera intimidad, es la mejor compañía que un ser humano pueda tener. Y enriquecido por esta intimidad, ya es capaz de ser verdadera compañía de otro ser humano: tu mujer, tu esposo, tu hijo-a, tu amigo-a, tu vecino-a. Ocurre mucho en nuestra sociedad lo que afirma el escritor mexicano Enrique Serna: “si das amor a cambio de compañía, resígnate a perder las dos”. Estás invitado, querido lector, a entrar en intimidad y descubrir tu verdadera riqueza y compañía.
Alirio De Los Ríos Flórez.
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