Más fácil muertos que vivos
Señor director:
37 años de Armero. Con base en el libro “Avalancha sobre Armero” del periodista Javier Darío Restrepo realizo este escrito. El gobernador de Caldas, en marzo, solicitó ayuda a la embajada de Suiza. A los 10 días llegaron a Manizales John Tromblin (ONU), Dieter Mayer, sismólogo suizo, Jean Jacques Wagner, geólogo francés y Bruno Martinelli (comité Suizo). Visitaron el volcán y concluyeron: “Existe un riesgo elevado de erupción y continuará mientras sigan los sismos. La actividad es anormal y precursora de una erupción de magnitud”.
Este informe quedó secreto para evitar pánico. Tromblin contactó al científico japonés Michio Hashizume (UNESCO) y le contó lo hallado en el volcán. Este se comunicó con instituto vulcanológico de Islandia y éste con el instituto Geofísico del Ecuador, Costa Rica y México. Se ofreció al gobierno colombiano un equipo técnico humano que sólo pedía recursos para su viaje a Manizales. El vulcanólogo Minard Hall del Ecuador no esperó, llegó y estudió el volcán por 4 días: “Hay señales de nueva actividad volcánica. Debe haber monitoreo permanente del volcán y plan de mitigación según el riesgo”. Michio también logró que EE.UU. ofreciera ayuda a Colombia.
El científico italiano Martinelli, en marzo, indicó la necesidad de una estación fija para el estudio del volcán. Regresó en agosto, se dio cuenta que ninguna recomendación había sido tenida en cuenta. Con rabia se iba a devolver pero surgió una ceremonia para condecorarlo. Científicos de Islandia, París, Costa Rica, EE.UU. y Ecuador se ofrecieron; el gobierno colombiano nada. Esto se mantuvo en secreto para evitar alarma pública. En septiembre de 1985, hubo una reunión ministerio de minas con miembros de entidades de prevención de desastres.
El jesuita Rafael Goberna (instituto geofísico los Andes), recordó las 2 erupciones anteriores, 1595 y 1845: “gran avalancha por erupción y recalentamiento de la capa de nieve. Un inmenso torrente de lodo espeso llega al cauce del lagunilla, cubre y arrasa árboles, casas, sepulta hombres y animales. Todo esto en especial por la parte oriental del páramo”. El director (defensa civil Caldas) Guillermo de la Cruz Amaya se unió al clamor del jesuita. Mostró video de lo que se hizo con la erupción del Santa Helena – Washington: evacuación a tiempo de modo que cuando hubo la erupción, de 30.000 personas murieron 70. Pero volvió a primar “más miedo a la explosión de pánico popular que a la del volcán”. Los representantes de Caldas, Hernando Arango Monedero y Jaime Ramírez Rojas citaron ministros al Congreso y les argumentaron lo pronto de una gran tragedia. Nada se hizo. Criminal negligencia.
Alirio De Los Ríos Flórez
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