Revoltijo politico
Señor director:
Todos hablamos de democracia interpretando el sentido que más nos convenga.
Creemos que tenemos la razòn y que son los demàs los equivocados, los que estàn errados y que la verdad absoluta e incontrovertible siempre nos asiste.
Si somos de izquierda, cerramos filas en torno a estas posturas e ideologías y si somos de derecha, igual sucede.
Se pertenece a un partido o a un grupo político por tradición, por gusto, por costumbre, por sugerencias, porque està de moda, por necesidad, por amiguismo, por conveniencia, por ignorancia, por revanchismo, en fin por mùltiples motivos o razones, pero no por convicción, por doctrina, por ideologìa, ni mucho menos por formación académica, ni La democracia tiene sus ventajas, pero tambièn sus desventajas , veamos : La libertad de o el ejercicio pleno de ciudadanía. Profesar, creer y expresar nuestras concepciones personales, traen como resultado, la dispersión de actitudes trayendo como consecuencia la proliferación de grupos que no tienen una consolidada formación polìtica y `por lo tanto son transeúntes, transhumantes y volátiles que desaparecen rapidamente del escenario polìtico por falta de cohesión, de coherencia , de solidez , por resultados fallidos, terminando en grupúsculos de poca trascendencia sin capacidades competitivas, careciendo de propuestas serias que les permitan subsistir . Hay qué agregar además, la `presencia de contaminantes entre ellos la improvisación, los dineros dudosos, la compra de conciencias, la falta de liderazgo, la demagogia, el oportunismo, estrategias de vanguardia, el filibusterismo y las formas mañosas y desacertadas de llegar a los electores sin la luz de la moral y la ètica .
Todo lo anterior ha contribuido en la aparición de coaliciones con conciencia política muy heterogèneas y de ahì las mixturas y mazamorras conceptuales, ya que no resisten el calificativo de ideològicas por la pobreza de sus propuestas y sus dèbiles estructuras en el entramado polìtico de una sociedad. Aparecen coaliciones pegadas por fuera, pero interiormente deshojadas, artificiosas y desligadas de una realidad de acuerdo con las
necesidades y el bienestar de sus militantes. Los partidos llamados tradicionales desaparecieron y de ellos sólo quedan registrados sus nombres , ya que de tanto malgobernar, otros hablan de gobernanza, terminaron sucidàndose y desapareciendo de la faz del escenario polìtico, quedando sus llamados lìderes en el exilio para dormir definitivamente la hibernación eterna. En medio de este mare màgnum, surgen propuestas que arguciosas y sofísticadamente bien planteadas, caen sin mucho análisis en personas hastiadas y asfixiadas de la llamada polìtica tradicional o de derecha y es entonces cuando en las redes de nuevos pescadores empezamos, en virtud lo novedoso, a creer que estos nuevos mesìas del oportunismo son los redentores y, volvemos a “meter las patas “ sin posibilidades de salida, ya que coger el poder, “ es para poder” asì se sacrifique la democracia.Se habla de cambios y, claro, ¿ Quièn no quiere cambios, cuando lo que hay no sirve ?
Pero, no dicen cùales son los cambios , sòlo se habla en abstracto con discursos que escuchados con los oídos parecen ser la panacea , pero, “Del dicho al hecho hay mucho trecho “. No se ansían los cambios para pasar de Guatemala a Guatepeor como està sucediendo actualmente en el contexto polìtico de nuestro paìs. Una derecha recalcitrante, que tiene todo el derecho a su statu quo y una izquierda progresista supuestamente que levanta la bandera de la justicia social invocando derechos de unos y atropellando los derechos de otros. La democracia es para gobernar sin sectarismos, sin el cobro de facturas , con sindéresis, con racionalidad y con el concurso de todos. No se trata de darse cabezazos la derecha contra la izquierda, se requieren consensos para que haya armonìa en un paìs de radicalismos y polarizaciòn polìtica.
Cordialmente
Elceario de J. Arias Aristizàbal
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