Milagros que se cumplen..
Señor Director: 

Este relato lo escuché en un video de Facebook. Me encantó. El oncólogo estadunidense, Dr. Marc  se disponía a asistir a un curso seminario sobre el tema del cáncer en una ciudad retirada por lo que debía viajar en avión. Despegó el vuelo y a las 2 horas se presentó una violenta tempestad con fuertes descargas eléctricas. El avión debió aterrizar en un aeropuerto cercano. El médico, preocupado por llegar a su destino, alquiló un carro y se dirigió en fría y lluviosa noche hacia la interestatal que lo llevaría más seguro. Pero al momento el GPS del vehículo dejó de funcionar, igual que el celular del doctor. Extraviado en plena carretera, pasaba por el frente de una casa cuyas luces estaban prendidas. Se detuvo con la idea de solicitar ayuda telefónica en dicho lugar. Tocó la puerta. Abrió una joven señora. Se saludaron y él le pidió el favor de un teléfono. Ella lo mando seguir. “Teléfono no tengo en este momento, pero lo invito a tomar algo y a esperar que escampe para que siga su camino”. Así fue. Mientras se tomaba un café,  la señora le dijo que iba a orar un poco. Entró a un cuarto y se arrodilló frente a una pequeña cama. Al poco rato salió. “Qué le pides a Dios,  mujer?  Dijo el médico.  “Pues, como mi pequeño hijo sufre de cáncer, le pido a Dios que yo pueda encontrarme con el famoso médico oncólogo, Dr. Marc,  para que sane a mi hijo”. Al escucharla, el médico se puso a llorar. Y se dispuso a cumplir la voluntad de Dios.
 Acabo de leer 2 veces el libro “milagros que se cumplen” de William Thomas Tucker. A sus 13 años, sentado en las escalas de su casa, William vio la escena de un carro que cruzaba a toda velocidad por la calle y atropelló a un niño que jugaba con sus compañeros. Lo mató ahí mismo. El conductor huyó y William entró en una crisis de fe …porqué Dios permite semejante tragedia.?. Y hasta sus 42 años vivenció el ateísmo. A esta edad, William vivió una triple crisis: perdió a su muy enferma esposa, quedó sin empleo y se le fueron los ahorros que tenía. Ahora, increpó a Dios, no por la crisis de otro ser humano sino por su propia crisis. Retó al Dios que no existe a mostrar su poder y su amor. Y empezaron a suceder en la vida de William y sus 2 hijas unos hechos, no extraordinarios, sino de la vida común y corriente: alimentación, dinero, trabajo. Y William creyó en Dios. Neale Donald Walsch, autor de “conversaciones con Dios”, lo animó a escribir su libro. William escribe: la fórmula es: 1.- Pídele lo que quieras a Dios en tu oración. 2.- Cree, anticipadamente, que ya ha sucedido. Da gracias. 3.- Perdona en tu corazón a quien sea que juzgues. Y yo añado  4.- Despreocúpate del asunto. Porque ya ha sucedido y porque “el esfuerzo mental excesivo produce la derrota”. La preocupación excesiva hace que el estudiante olvide al momento del examen las respuestas que en verdad se aprendió. “Danos hoy nuestro pan de cada día, y perdónanos como nosotros perdonamos”.
Alirio De Los Ríos Flórez. 

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