Entre todos sí podemos
Señor director:

Una frase motivadora, incluyente, democrática, visionaría que conlleva una responsabilidad ética y ciudadana que fue usada, en este caso que me ocupa, como un eslogan político de campaña para conseguir votos y prometer un plan de gobierno donde esos “Todos” fueron simplemente un medio para llegar al poder que una vez alcanzado, los convirtió en víctimas de las decisiones tomadas, de las necesidades desatendidas, de las realidades desconocidas y olvidadas, de los logros obtenidos hoy desaparecidos, extinguidos; de los anhelos frustrados; del puesto de honor fundamentado en el ejemplo de ser un municipio digno de imitar por su comportamiento cívico y  cultural, por construir entre todos y sin descanso el bien ecológico y paisajístico más hermoso de Caldas: Su parque principal, un tesoro invaluable, respetado y amado: Hoy, un botadero de basura que avergüenza. Así fue como con la ayuda de la Administración anterior y de toda la ciudadanía fuimos construyendo con las manos y el corazón el Parque más hermoso de Caldas.
Una vez el Parque ya restaurado y hermoso, además posicionado como uno de los parques más hermosos del Eje Cafetero, por decisión del Alcalde actual en un video trasmitido por Facebook el 27 de agosto de 2021, se informó a la población que su administración sería entregada a Corpocaldas; sin embargo, esta gestión no se concretó, no se vieron los resultados y sí fue muy notorio el deterioro continuo de lo que fue esta obra comunitaria.
Fue tal el impacto de esta determinación, que los mismos habitantes comprometidos con su restauración y cuidado, olvidaron las conductas ciudadanas aprendidas, se acomodaron en silencio a la decisión tomada por la Administración y lo que fue objeto de cultura, de belleza, de encuentro, se convirtió en desecho.
Así, a pesar de tener leyes de protección ambiental y cultural, el Parque de Filadelfia fue víctima del desacato a las normas y quienes, por mandato Constitucional y Ley General Ambiental de Colombia debieron haber sido garantes de su protección, fueron determinantes de su deterioro, de su extinción definitiva.
No bastó con una comunidad educada cívicamente y comprometida con la cultura; con una organización no gubernamental como Guardianes de Mi Parque constituida únicamente como entidad defensora del paisaje natural, con un sector privado, comerciantes dispuestos a colaborar y ser parte activa de su mantenimiento; fue precisamente el Estado en cabeza del alcalde quien dio la estocada final que decretara el triste final del Parque más hermoso de Caldas.
Este es el resultado de “Entre todos si podemos” cuando la indolencia sobrepasa el respeto y el honor que un gobernante debe tener con su tierra  y el resultado es la destrucción de su historia, de sus raíces.
Entre todos sí podemos ser el pueblo de honor que soñamos y tener otra vez el Parque más hermoso de Caldas, el paraíso sagrado que Dios nos regaló como una bendición, como un tesoro.
María Celmira Toro Martínez

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