
Fotos | Cortesía | LA PATRIA
Carolina Echeverry y Juan Camilo Alzate junto a Mariángeles, en la cosecha de microvegetales en Buritacá, Magdalena. Durante un servicio de voluntariado para el hotel Playa Bonita, una actividad minuciosa y delicada.
La diseñadora de vestuario, Carolina Echeverry, y el artista plástico y fotógrafo, Juan Camilo Alzate, hicieron una parada en Manizales para asistir al Festival Internacional de Música (Cima), un evento que en su décima edición reunió por lo menos 60 conciertos y talleres culturales. La pareja, proveniente de Medellín, viaja desde enero recorriendo territorios, tradiciones y expresiones artísticas en Colombia.
Carolina Echeverry esperando al conductor de la tractomula que la llevó, junto a su pareja Juan Camilo Alzate, desde Granada en Cundinamarca hasta Ibagué, antes de su parada en Manizales.
La ruta comenzó en Santa Marta, donde realizaron su primer voluntariado a través de la plataforma WorldPackers, que se dedica a ayudar a las personas que quieren recorrer el mundo a través de voluntariados en granjas y ONG. De allí continuaron hacia La Guajira, Riohacha, Cabo de la Vela, Santander, Boyacá, Bogotá e Ibagué, antes de llegar a Manizales.
Durante el camino han trabajado en huertas, murales y hostales combinando labores artísticas y artesanales con estrategias de autogestión para financiar su viaje.
El sustento
“Vendemos artesanías, hacemos murales y hasta ofrecemos trufas de chocolate acompañadas de sesiones de fotos. Eso nos ayuda a sostenernos y, sobre todo, a conocer más personas”, contó Carolina. Además de diseñadora de vestuario, crea prendas y accesorios, mientras que Juan Camilo, artista plástico, se encarga de los murales y la fotografía.
Después de su paso por Manizales, la pareja planea visitar el Valle del Cauca, pasar por Buenaventura para presenciar la temporada de ballenas y continuar hacia el Putumayo, con la meta de finalizar el recorrido en Pasto, específicamente en enero en el Carnaval de Negros y Blancos.
El mensaje
Para quienes sueñan con emprender un viaje similar es claro: “Hay que salir y tomar la decisión. El temor inicial es normal, pero en el camino uno descubre que se puede vivir con poco, que la gente siempre tiende una mano y que la vida se enriquece al dejarse sorprender”, concluyó Carolina.
El objetivo
“Venimos en búsqueda de expresiones culturales y de saberes tradicionales. Queremos llevar una palabra bonita, sana y con amor”, expresó Juan Camilo, quien junto a su pareja Carolina decidió iniciar un recorrido desde el norte del país con destino final en los Carnavales de Pasto.
El día a día de la comunidad Wayuú de cangrejito, un grupo de indígena que acogió a los viajeros Carolina y Juan Camilo.
El colombiano
En su recorrido, hasta el momento, destacaron el valor de la hospitalidad colombiana. “Siempre aparece alguien que nos ayuda, nos lleva en carretera o nos abre las puertas de su casa. Es un aprendizaje constante sobre la generosidad y la diversidad cultural”, señaló Alzate.
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