El alcalde que llevamos dentro 
Señor Director: 

Al andar las calles rotas y en desorden de esta sufrida Manizales tomada por la inercia estoy seguro que a cada uno se le despierta el alcaldecito que lleva dentro. ¿Por qué tanta incapacidad, tanto error, tanta desconsideración? Lo harías mejor, susurra la voz interior o, incluso, la de quien va al lado. ¿Qué te hace creerlo? le pregunto. Pues, me dice, tienes una clara comprensión del valor del ciudadano. ¿Qué harías?, dicen las voces. Simple. Dejar claro que no voy a abusar, que la obligación es hacer mejor la ciudad para los ciudadanos, triplicar los recursos multiplicándolos mediante eficiencia y claridad. Reemplazar la vanidad individual por el orgullo de todos. Incluir, haciendo que lo que llaman programa de alcalde sea programa común. Con persistencia, con claridad, sin drama ni  espectáculo. Metas factibles, utopías posibles.  El alcalde que tiene como propósito servirse a sí mismo, asegurar o asegurarse su futuro o el de sus íntimos, equivoca el objetivo, engaña. No es a servir sino a servirse que se hizo escoger. No le ayuda el rayo acelerador ni el martillo de Thor: aquel carece de energía y este es ancla puesto que está agotado en su egoísmo. 
Luis Fernando Acebedo, por quien ya votamos 20 mil, podría atreverse de nuevo, porque sí, porque puede, no porque sea candidato de equis o de ye.  
Alcalde que trabaje para la ciudad, no para el Concejo. Y Concejo que trabaje para la ciudad, no para jefes aspirantes o agencias de empleos. No es tan difícil. Es posible. 
Luis Fernando Gutierrez-Cardona

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