Presidente Petro: otra colina de la sabiduría
Señor Director:
Hace bastante tiempo que Olafo el Amargado, Olafo el Terrible, no sube a la colina de la sabiduría. Acostumbraba ir allá cuando necesitaba inspirarse y recibir luces de lo alto para las empresas guerreras que “lideraba” y para sus hazañas de latrocinio; también para resolver las dificultades que se le presentaban con Helga, su esposa, y más que todo para aconsejar a Hamlet, el hijo varón de ellos, a quien por supuesto llevaba consigo a ese verde y ameno otero. ¿Saben qué es un otero? Es un altico, una elevación menor del terreno, desde donde se otea, se divisa, se panorama el contemplama.
Pues bien, en cierta ocasión subió Olafo a la colina de la sabiduría; pero había aumentado tanto de peso, que a la cima llegó exhausto, sin alientos, y pensó: “Necesito otra colina de la sabiduría más plana”.
El doctor Gustavo Francisco Petro Urrego, presidente de la República, cree estar en la cumbre de la colina de la sabiduría. Como escribió Ricardo Correa Robledo en La Patria de ayer, el primer magistrado de Colombia “cree ser el profesor que tiene claridad suficiente para indicarles a todas las audiencias cómo son las cosas, cómo funciona el mundo y cuáles son los caminos que nos van a salvar de la catástrofe (…) Desde su atril y con su lápiz entre los dedos Petro va dando cátedra por todo el país… y por todo el mundo, porque él tiene el diagnóstico para todo y la receta adecuada”.
Mas la realidad parece ser otra. Es incumplido para las citas y compromisos, viaja demasiado al exterior y dentro del país, la mitad de las veces que abre la boca o “tuitea” dice un desatino, es camorrista, expulsa del gobierno a los mejores funcionarios, con aire de emperador menosprecia las instituciones de la democracia, y todo eso porque se siente bajado del sobaco de Júpiter.
El señor presidente decepcionó a muchos y nos está decepcionando a más de uno. Necesita una colina de la sabiduría más plana.
Añadido- La mejor colina de la sabiduría es la del Sermón de la Montaña, la del Sermón del Monte. Es colina, otero, altico, no montaña ni monte, y está en Tierra Santa.
Don Cecilio Rojas
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