El ocio
Señor director
A propósito de la columna del señor Francisco J. González, sobre el ocio, leí para ver qué decía del origen histórico de la palabra, pero no dice nada.
Es que me hizo acordar del doctor Hernando Salazar Patiño, que cuando habla con estudiantes universitarios, o en general, acostumbra hacerles preguntas sobre qué estudian, y por qué el nombre de la carrera, y que de dónde viene, para hacer historia y filosofar, que es lo suyo.
Por ejemplo, a los estudiantes de negocios internacionales, les pregunta de dónde viene la palabra negocio, cuyo sufijo es ocio. Y el articulo no dice nada de eso. Con su método socrático de preguntar, para por medio de las preguntas, llegar a la verdad de cada respuesta, respecto a ocio le escuché al escritor, remontarse a lo griegos y volver a preguntar.
¿Cuál es la virtud esencial del ser humano que lo diferencia de los demás seres vivos? Y los lleva a responder: pensar.
¿A qué se dedicaban los griegos que les debemos tanto?. A pensar. Todavía estudiamos su pensamiento. O sea, se dedicaban al “ocio creador”. Para las actividades materiales estaban los esclavos.
A Grecia, de la que seguimos recibiendo lecciones, la conquistaron los romanos. Y por sus conquistas de lo que hoy es Europa, se expandió la cultura griega en occidente, y  así países del mediterráneo, con sus lenguajes vernáculos y el latín romano, dieron origen a sus lenguas o idiomas.
Pero de los romanos recibimos el Derecho Romano, fuente del derecho civil de los demás países.
A diferencia de los griegos, los romanos fueron un pueblo pragmático. Por eso más práctico, es decir, era la negación del “otium” creador de los griegos. Lo suyo fue el “negotium”.
Un libro esclarecedor es El ocio y la vida intelectual del filósofo Josef Pieper. En él se amplía este concepto, con la crítica de la visión utilitarista que es la que impera, deformando lo que en realidad significa el ocio, como elemento fundamental de nuestra cultura.
A raíz del articulo arriba mencionado, consulté mis apuntes de lo que le he escuchado al maestro. Esto puede complementarlo.
Atentamente
Santiago Felipe Villegas