Elecciones de vida o muerte
Señor Director:
Para los Manizaleños se volvió de vida o muerte el resultado de las próximas elecciones para alcalde. Se tienen cinco meses para que salgan a la palestra pública los ciudadanos con intención y voluntad de convertirse en la primera autoridad del Municipio. Por ahora, en concordancia con la introducción de este escrito, estamos más cerca de la muerte que de la vida.
No se sabe realmente quiénes son los candidatos a asumir esa responsabilidad, pero sí se sospecha y presume que más que tener la posibilidad de estar revisando hojas de vida, propuestas y planes de gobierno, nosotros los ciudadanos de a pie tenemos que esperar el resultado de las componendas, argucias, entramados y entrampados de la clase política local para que definan cuál candidato se ajusta a sus exigencias, requerimientos y posibilidades de negocios y contratos que serán respaldados con el erario de nuestro Municipio.
No son épocas para creer en promesas de cajón, para cautivar a la gente con utopías y cosas irrealizables, pero que hacen caen al elector a la hora de votar en una trampa de irreversible decisión. Hoy por hoy en Manizales nos conformaríamos con ese candidato, no existente, que nos brinde seguridad, ser viables social y económicamente y que cumpla la difícil tarea de no robar.
Sabemos de sobra de la incompetencia de Carlos Mario Marín, un tipo además poco cuidadoso y delicado con los recursos de la ciudad, los cuales son tentación para su insuperable codicia personal y politiquera. Codicia que extiende a sus claros deseos en influir en las elecciones de octubre utilizando el erario, para que sea quien salga elegido cumpla sus requerimientos, casi de tipo personal.
Poco le importa su preparación y seriedad para asumir el cargo, importa la extensión del desastre que vivimos y soportamos hoy.
Nada distinto sucede en las otras casas politiqueras de la ciudad que hacen sus apuestas sobre esas mismas premisas, insisto, que cumplan con los requisitos que alimenten sus requerimientos. No se vislumbra, ni en la ciudad, ni el departamento persona alguna interesada en revertir esa tendencia negativa que llevamos y que está haciendo de Manizales y Caldas una región en declive sin freno alguno, donde el desarrollo de una sociedad se ve en entredicho por la incompetencia e irresponsabilidad de nuestros dirigentes.
Es preocupante nuestra indolencia y pérdida de sentido de pertenencia al volvernos indiferentes a que como ciudadanos hagamos un esfuerzo en lograr encontrar personas con verdadero liderazgo que nos representen en las funciones y el servicio público. Somos presas fáciles, de politiqueros que con el mal aprovechamiento de las redes sociales logran engañar a una sociedad vendiendo ilusiones llenas de humo y mentiras. Somo culpables de todo eso la ciudadanía en general, pero también las instituciones públicas y privadas de enseñanza y liderazgo que no han sabido perfilar ese tipo de personas que asuman con verdadera responsabilidad sus encargos, sobre todo, en aquellos cargos de elección popular.
Pedro Felipe Bonivento Correa.
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