
El dolor de hombro es una de las dolencias musculoesqueléticas más frecuentes. Esta articulación, es considerada una de las más complejas del cuerpo humano por su gran movilidad, está conformada por huesos, músculos, tendones y ligamentos que trabajan en equipo. Cuando uno de estos componentes se ve afectado, puede desencadenarse un dolor que limita la funcionalidad e impacta directamente la calidad de vida.
Las causas del dolor de hombro son diversas. Una de las más comunes es la tendinitis, inflamación de los tendones que suele presentarse en personas que realizan movimientos repetitivos del brazo por actividades laborales o deportivas.
La bursitis, que es la inflamación de las bolsas sinoviales que recubren y amortiguan los tejidos, también puede causar dolor intenso, especialmente al elevar el brazo.
También son comunes las lesiones del manguito rotador, un grupo de músculos y tendones que envuelven la articulación (de allí su nombre de mango como el mango que envuelve una palanca de cambios), estos tendones movilizan y estabilizan la articulación. Estas lesiones pueden ser degenerativas —por el desgaste natural con la edad o movimientos repetitivos por muchos años— o traumáticas, como en el caso de caídas o levantamiento brusco de peso.
En personas mayores, una causa frecuente es la artrosis glenohumeral, un proceso degenerativo que genera dolor y rigidez, este puede acompañarse además por las enferemdades anteriormente descritas. Por otro lado, los problemas cervicales —como hernias discales o contracturas— pueden generar dolor irradiado al hombro, lo que muchas veces lleva a diagnósticos erróneos si no se hace una evaluación adecuada.
En cuanto al tratamiento y cuidados, lo primero es acudir a una valoración médica para identificar la causa específica. El manejo inicial suele incluir reposo relativo, aplicación de frío local en las primeras 48 horas, y posteriormente calor para relajar la musculatura.
La fisioterapia desempeña un papel fundamental. A través de ejercicios de movilidad, fortalecimiento y estiramiento guiados, se busca recuperar la funcionalidad del hombro sin generar mayor daño. En algunos casos, se utilizan terapias complementarias como ultrasonido, láser o electroestimulación.
Es vital evitar la automedicación y los tratamientos caseros sin supervisión, ya que podrían agravar la lesión. En casos más severos —como rupturas completas de tendones o artrosis avanzada— puede requerirse intervención quirúrgica para la cual existen técnicas modernas de reparación artroscópica y en algunos casos reemplazos articulares.
La prevención es clave: mantener una buena postura, evitar levantar objetos pesados de forma brusca, realizar pausas activas si se trabaja muchas horas en actividades repetitivas o computador, y calentar adecuadamente antes de realizar ejercicio físico y estirar después del mismo.
En resumen, el dolor de hombro no debe subestimarse. Una atención temprana y un plan de cuidados adecuado no solo alivian el malestar, sino que también previenen daños crónicos que pueden llevar a una pérdida de movilidad e independencia. Consultar con un especialista es siempre el primer paso para un tratamiento seguro y eficaz.