Foto | Archivo | LA PATRIA
Un bombero voluntario de Manzanares, Caldas, por primera vez cuenta en público su verdad del caso Omayra Sánchez, la niña que protagonizó uno de los dramas más conocidos de la tragedia de Armero.
A cuatro décadas de la avalancha que borró del mapa al municipio de Armero y dejó cerca de 25 mil muertos, la voz de uno de los hombres que intentó salvar a Omayra Sánchez aún se quiebra al recordarla.
Se trata de Álvaro Vargas Ruiz, bombero voluntario de Manzanares, Caldas, quien por primera vez cuenta en público su verdad. Él estuvo a pocos centímetros de rescatarla, pero algo que no pudo explicar lo impidió.
“Ella se movía, pero no subía”
Álvaro llegó la noche del 14 de noviembre de 1985, un día después de la erupción del volcán Nevado del Ruiz. Fue uno de los primeros en llegar al sitio donde estaba atrapada Omaira.
“Despejamos totalmente la pieza donde estaba. Yo la logré llevar hasta donde está la puerta alta, que fue donde se pegó. Ahí fue donde le coloqué el palo donde ella subió las manos”, contó.
Según su relato, la niña no tenía las piernas aprisionadas. “Ella doblaba las rodillas y todo, pero no subía. Fue una fuerza extraña, no digo qué, porque no me metería con esas cosas”, afirmó.
Vargas fue testigo directo de lo imposible. "Lo puedo decir con seguridad porque estuve delante de ella como estoy con usted", expresó durante una entrevista para el programa Infórmate Eje que en alianza producen el periódico LA PATRIA y el canal regional Telecafé.

Este bombero voluntario de Manzanares, Caldas, recuerda que una fuerza fuera de lo normal les impidió salvar la vida de Omayra Sánchez.
Galletas, cuaderno y esperanza
Durante los tres días y noches que acompañó a la niña, Vargas dice que ella se mostró feliz, lúcida y comunicativa. “Le dábamos pastillas, le colocábamos toallas para que el sol no la insolara, nos hablaba normal. Nos pidió su cuaderno de matemáticas porque le encantaban”.
“Después me dijo: ‘Usted me monta en el helicóptero, es que yo no he montado’”, recordó conmovido. Pero la esperanza se desvanecía poco a poco. Omayra ya presentaba síntomas de tétanos y, pese a los esfuerzos, la ayuda no era suficiente.
“Eso tenía algo raro”
El intento más dramático fue cuando trataron de mover el cuerpo de una tía muerta que estaba junto a Omayra para poder sacarla. La operación falló dos veces.
¨Yo amarré el cuerpo para jalarlo con un helicóptero, pero la manila se reventó. Dijimos ‘estaba podrida’. Trajeron otra, volvimos a amarrar y se volvió a reventar. Ahí dijimos: ‘Esto tiene algo raro’. Desde ahí supimos que con Omayra no se podía hacer nada más”, relató Vargas.
Tras eso, llegaron más rescatistas, pero todos tuvieron el mismo resultado: nadie pudo sacarla. Cuarenta años después, este bombero aún la lleva en su corazón. “Yo la llamo ‘la cachetona crespa’. Para mí, Omayra va pegada de mí.
* Esta información es producto de la alianza entre el periódico LA PATRIA y el Canal Regional Telecafé.
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