Luz Elena con su mamá, María Eva, y su esposo, Javier, en su casa en el Bajo Tablazo de Manizales.

Fotos | Freddy Arango | LA PATRIA Luz Elena con su mamá, María Eva, y su esposo, Javier, en su casa en el Bajo Tablazo de Manizales.

LA PATRIA | Manizales

Hay un momento en la vida en el que los papeles se invierten y los hijos se convierten en los papás de sus papás.

Es el caso de Luz Elena Idárraga, quien es la cuidadora de su mamá, María Eva Londoño, una manizaleña que el pasado 26 de julio cumplió 104 años.

“Es duro. La verdad es duro cuidar a un enfermo. Ahí vamos hasta que el Señor se acuerde de ella. Hay que luchar. Ellos lucharon por uno y uno ya debe luchar por ellos. Claro que no todos los hijos pensamos igual”, expresa Luz Elena, de 62 años.

Ella es hija única y siempre han estado la una para la otra. Recuerda que en su niñez y adolescencia su mamá la cuidaba y no la dejaba sola. “Tenía que salir acompañada, era estricta. Siempre pendiente de mí”.

Ahora Luz Elena es quien no abandona a su mamá, solo cuando tiene una cita médica la deja al cuidado de su esposo, Javier, o su hijo Jhonatan, con quienes viven en el Bajo Tablazo. También cuenta con el apoyo de sus otros cuatro hijos. 

María Eva Londoño y su esposo, Antonio Arturo Idárraga. 

“De madera fina”

María Eva, recuerda su hija, era una mujer activa y sociable, se levantaba temprano, se arreglaba para ir a diario a misa de 8:00 a. m., luego llegaba a hacer oficio. Mantenía su casa en bahareque de dos piezas, cocina y corredor como una tacita de té, mientras su esposo, Antonio Arturo Idárraga, iba a recoger café en la vereda. 

Luego de que él murió, hace 18 años, María Eva se quedó sola, no quiso vivir con su hija. “A cada rato se quemaba los deditos, se caía o se acostaba a dormir y dejaba las ollas con el fogón encendido”, cuenta su Luz Elena.

Por eso, a los 90 años, acogió a su mamá en su casa en el barrio Fátima. Fue en ese momento cuando le diagnosticaron alzhéimer, una enfermedad que la ha ido deteriorando poco a poco. 

Otro hecho que afectó su salud fue una caída en el baño a los 92 o 93 años, se fracturó la cadera. En ese momento su hija temió lo peor. “Yo lloraba y le decía al ortopedista, mi mamá no va a resistir esa cirugía. Él me respondió: ‘Boba, madera fina es lo que es su mamá’ ”. Así fue, se recuperó con éxito de la cirugía y a los pocos días estaba caminando. 

Por el alzhéimer, María Eva se tornó agresiva e inquieta, por lo que le recetaron medicamentos para mantenerla calmada, que la hacen dormir la mayor parte del tiempo. 

Los días, a sus 104 años, los pasa entre la cama y una silla de ruedas, o a veces en un mueble en su casa en el Bajo Tablazo, a la que regresó con su hija hace 13 años, cuando se la heredó en vida para que construyera una casa propia. 

Sus vidas han estado ligadas a esta vereda, María Eva nació y creció allí con sus tres hermanas y tres hermanos, quienes ya fallecieron. En esa zona rural le inculcó a su hija la honradez, vivir en tranquilidad, evitar vicios y malas compañías. 

El secreto de su longevidad 

Ahora, María Eva ya no habla, en contadas ocasiones responde con un “sí”, un “qué bueno” o emite algunos quejidos.

Le gustan los granos, los fríjoles son sus preferidos, al igual que el huevo. No le gustan la carne ni el pollo ni, mucho menos, los caldos, señala su hija.

No le gusta que le cojan las manos, las apreta cuando alguien se le acerca, porque sufre de artritis y le duelen. Esas manos con las que cocinaba postres y papas fritas gruesas, las favoritas de sus seis nietos Jorge Hernán, María Alejandra, Carlos Andrés, Jonathan, Luis Fernando y Claudia Patricia. 

Para Luz Elena, el secreto de la longevidad de su mamá puede estar en la buena comida: los frijoles, el sancocho y la leche nunca le faltaron.

Más joven le gustaba estar en su casa, participar de las actividades con los adultos mayores, ver Sábados Felices y escuchar música en la radio. 

Sin arrepentimientos

Luz Elena confiesa que desde hace 16 meses hay algo que sí le ha dado duro y que nunca pensó: “Que se me iba primero mi hija que mi mamá. Eso sí a cada rato lo recuerdo”.

Claudia Patricia, hija de Luz Elena, falleció el 30 de enero del 2024 a causa de un cáncer que le afectó varios órganos. 

Agrega que no tiene arrepentimientos con su mamá. “Hasta ahorita nos hemos portado bien. Que yo diga que me va a quedar guayabo, no. Hasta ahora vamos bien”. 

A quienes le dicen que por qué no lleva a su mamá a un ancianato, pues ella también sufre de artrosis y eso le complica cuidarla, les responde: “Ahí la dejo hasta que pueda moverme, hasta que sea capaz con ella también. Hasta que el Señor se acuerde de nosotros y nos lleve”. 

La familia Idárraga no es de celebraciones, por eso los 100 años y los 104 no se los han festejado. También son de pocas fotos, en el álbum tienen pocos recuerdos, como este, de la primera comunión de Claudia Patricia, con sus abuelos María Eva y Antonio Arturo.


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