En el hospital San Vicente, de Anserma, también armaron el pesebre.

Fotos | Albeiro Rudas | LA PATRIA

En el hospital San Vicente, de Anserma, también armaron el pesebre.

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LA PATRIA publica la novena completa cada día. A la hora de rezarla, aquí encontrará de principio a fin la más tradicional oración decembrina.

1. Oración a Dios Padre

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro hijo la prenda de vuestro amor para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

(Se reza tres veces Gloria al Padre).

2. Consideraciones para el séptimo día

Representémonos el viaje de María y José hacia Belén, llevando consigo, aún no nacido, al Creador del universo hecho hombre. Contemplemos la humanidad y la obediencia de este Divino Niño que aunque de raza judía y habiendo amado durante siglos a su pueblo con una predilección inexplicable, obedece así a un príncipe extranjero que forma el censo de población de su provincia, como si hubiese para Él en esa circunstancia algo que le halagase, y quisiese apresurarse a aprovechar la ocasión de hacerse empadronar oficial y auténticamente como súbdito en el momento en el que venía al mundo.

¿No es extraño que la humillación, que causa tan invencible repugnancia a la criatura, parezca ser la única cosa creada que tenga atractivos para el Creador? ¿No nos enseñará la humildad de Jesús a amar esa hermosa virtud? ¡Ah..!Que llegue el momento en que aparezca el deseado de las naciones, porque todo clama por este feliz acontecimiento. El mundo, sumido en la oscuridad y el malestar buscando y no encontrando el alivio de sus males, suspira por su Libertador. El anhelo de José, la expectativa de María, son cosa que no puede expresar el lenguaje humano. El Padre Eterno se halla, si es lícito emplear esta expresión, adorablemente impaciente por dar a su Hijo único al mundo, y verle ocupar su puesto entre las criaturas visibles.

El Espíritu Santo arde en deseos de presentar a la luz del día esta santa humanidad tan bella que Él mismo ha formado con tan especial y divino esmero, En cuanto al Divino Niño, objeto de tantos anhelos, recordemos que hacia nosotros avanza lo mismo que hacia Belén. Apresuremos con nuestro deseo el momento de su llegada; purifiquemos nuestras almas para que sean su mística morada, y nuestros corazones para que sean su Manis terrenal; que nuestros actos de mortificación desprendimiento "preparen los caminos del Señor y hagan rectos sus senderos".

3. Oración a la Santísima Virgen

Soberana María, que por vuestras grandes virtudes y especialmente por vuestra humildad merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo. ¡Oh, dulcísima madre!, comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

(Se reza tres veces el Avemaría).

4. Oración a San José

¡Oh, Santísimo José, esposo de María y padre putativo de Jesús!, infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan soberanos misterios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.

(Se reza un Padre Nuestro, un Avemaría y un Gloria).

5. Aspiraciones para la llegada del Niño Dios

                                                                                  Dulce Jesús mío,

                                                                                  mi niño adorado,

                                                                            ¡ven a nuestras almas!

                                                                              ¡ven no tardes tanto!

1. ¡Oh Sapiencia suma

del Dios soberano,

que a infantil alcance

¡te rebajas sacro!

¡Oh, Divino Niño,

ven para enseñarnos

la prudencia que hace

verdaderos sabios!

2. ¡Oh, Adonái potente

que, a Moisés hablando,

de Israel al pueblo

diste los mandatos!

¡Ah, ven prontamente

para rescatarnos,

y que un niño débil

muestre fuerte brazo!

3. ¡Oh raíz sagrada

de Jesé, que en lo alto

presentas al orbe

tu fragante nardo!

Dulcísimo Niño

que has sido llamado

lirio de los valles,

bella flor del campo.

4. ¡Llave de David

que abre al desterrado

las cerradas puertas

del regio palacio!

¡Sácanos, oh Niño,

con tu blanca mano,

de la cárcel triste

que labró el pecado!

5. ¡Oh lumbre de Oriente,

sol de eternos rayos,

que entre las tinieblas

tu esplendor veamos!

¡Niño tan precioso,

dicha del cristiano,

luzca la sonrisa

de tus dulces labios!

6. ¡Espejo sin mancha

Santo de los santos,

sin igual imagen

del Dios soberano!

¡Borra nuestras culpas,

salva al desterrado

y, en forma de Niño,

da al mísero amparo!

7. ¡Rey de las naciones,

Emmanuel preclaro,

de Israel anhelo

pastor del rebaño!

¡Niño que apacientas

con suave cayado

ya la oveja arisca,

ya el cordero manso!

8. ¡Ábranse los cielos

y llueva de lo alto

bienhechor rocío,

como riego santo!

¡Ven hermoso Niño,

Ven Dios humanado!

¡Luce Dios estrella,

brota, flor del campo!

9. ¡Ven, que ya María

previene sus brazos,

do su niño vean

en tiempo cercano!

¡Ven, que ya José,

con anhelo sacro,

se dispone a hacerse

de tu amor sagrario!

10. ¡Del débil auxilio,

del doliente amparo,

consuelo del triste,

luz del desterrado!

¡Vida de mi vida,

mi dueño adorado,

mi constante amigo,

mi divino hermano!

11. ¡Ven ante mis ojos,

de ti enamorados!

¡Bese ya tus plantas!

¡Bese ya tus manos!

¡Prosternado en tierra,

te tiendo los brazos,

y aún más que mis frases,

te dice mi llanto!

12. ¡Ven Salvador nuestro

por quien suspiramos

¡ven a nuestras almas!

¡ven no tardes tanto!

6. Oración al Niño Jesús

Acordaos, ¡oh, dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado". Llenos de confianza en vos, ¡oh, Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de vuestra encarnación y de vuestra infancia la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh, Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén.

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