Foto | Son de Cuba | LA PATRIA | PEREIRA | The ghetto: historias del barrio, es un viaje por el microcosmos de las barriadas en clave de salsa
La salsa en Pereira sigue vibrando al ritmo de los trombones y las trompetas de la Orquesta Internacional Son de Cuba. En su segundo álbum de estudio The ghetto: historias del barrio, William Cano y los integrantes de la orquesta abren la máquina del tiempo y en 10 piezas musicales que transportan al oyente por un río que recorre toda la época dorada de la salsa, los 60 y 70, hasta desembocar en la época romántica.
En su primer trabajo Asunto social, salido al mercado en 2018 bajo el sello Hit musical, la orquesta dio señales de tener entre sus manos un proyecto serio que gustaba de la cadencia vigorosa de la salsa brava, pero su intención no era hacer homenajes ni quedarse en la nostalgia por el terreno perdido, sino aportar su estilo, su sonoridad.
En canciones como Guajira con amor y Pa la batalla, de su primer trabajo, se siente el golpe de antaño pero el sentir actual, con unos vientos seductores, cayendo en cada nota con la “maña” que dan los barrios populares y con un piano dirigiendo desde sus teclas la intensidad de cada momento musical.
Así lo revalidan en The Ghetto. El viaje musical del álbum empieza con la canción homónima. En ella el repique del tambor y la madera del palo de agua, sumergen a quien escucha en un conato de cumbia que se acompaña de los versos de Hernan Mallama Roux, poeta local, que participó en la producción del álbum y deja la impronta de la poesía del barrio.
Una de las características de Son de Cuba es el sentido social de sus composiciones. Para William Cano, director de la orquesta, componer es una oportunidad de contar las vivencias de los barrios populares, de sentar un precedente, de protestar. Así lo refleja The ghetto, abordando las vivencias de las periferias: las visitas de los politiqueros, la falta de oportunidad, las luchas diarias.
El telerín confirma la postura de Cano. Ahora en tiempo de son montuno, con unos trombones aguerridos, con el güiro marcando el compás y las maracas engordando el golpe, le cantan a un amigo, a un hombre de barrio, a un guapo.
Hombre a todo cabal
Querido por toda su gente
Siempre se hizo respetar
Pues era un bravo, iba de frente
El acierto de esta canción va más allá de la composición de William, que prefiere la palabra directa cuando compone, o de los arreglos de Ferney Clavijo y de Juan Diego Duque, que estructuran bien los cortes y los juegos entre trompetas y trombones con la percusión menor.
Es fundamental porque describe el destino de un hombre común que con su carisma se vuelve indispensable en el imaginario de las barriadas, pero que trasega oculto para otras narrativas, y que solo la salsa se detiene para narrar como en El viejo Alonso de la Orquesta Dicupé, Niño malo de Agustín Arce o P.V. de la Orquesta Fuego.
En su trayectoria la Orquesta Son de Cuba ha tenido buena acogida en México. El microcosmos del barrio reconoce e identifica a sus pares, sin importar la distancia entre un lugar y otro: no debe haber mucha diferencia entre la ciudadela Cuba y Tepito, por eso, en las distintas giras el público los espera año tras año para bailar al ritmo de sus descargas. Salsa Azteca es un homenaje dedicado al bailador mexicano.
Locura es un cover que hacen de Madness de La Familia Orchestra, una pieza de culto para los salseros, mayormente instrumental. La versión de Son de Cuba, una descarga frenética, que incluye un solo de guitarra eléctrica de Eidel Hernández, es quizá el punto más alto del álbum, por ejecución y concepto. Las trompetas vuelan cazando notas, la percusión potencia el vigor y la guitarra eléctrica le imprime a la canción un aire psicodélico.
En la salsa siempre hay espacio para el romanticismo, y en el pentagrama del Caribe, el bolero es el tempo que mejor expresa las profundidades de ese sentir, aunque no siempre tenga notas de aceptación y se cubran las palabras de una pasión trágica.
Así lo demuestra El fin de un amor, compuesta por Amparito Muñiz, un bolero-cha que reafirma la frase de Tite Curet Alonso cuando dijo que el bolero estaba diseñado para el enamoramiento o la separación, nunca para la mitad.
El álbum cierra con Morir de amor, composición de Hernán Rojas. Con el último corte la orquesta da el paso a la salsa romántica –en el mismo trabajo está María Antonia del mismo concepto–, sin perder el vigor, ni caer en los arreglos melosos.
The ghetto historias de barrio, es un trabajo que solidifica la presencia musical de la Orquesta internacional Son de Cuba, en el escenario salsero actual. Sigue siendo una propuesta refrescante, con una identidad clara que se destaca en el país, porque rescata lo mejor de la tradición salsera pero que también da nuevos aportes en la sonoridad.
The ghetto es un álbum que conecta desde los primeros acordes con el sentir popular, con las historias de amor, con la protesta y con las personas que convierten al barrio en un universo.
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