El Gobierno Nacional expresó autocrítica por darle cumplimiento a la sentencia del PNN Los Nevados de espalda a los campesinos 

Foto | Cortesía | LA PATRIA | PEREIRA |

El Gobierno Nacional expresó autocrítica por darle cumplimiento a la sentencia del PNN Los Nevados de espalda a los campesinos 

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“Queremos cuidar el territorio, pero también queremos quedarnos en él”, fue el mensaje central que campesinos y habitantes históricos del Parque Nacional Natural Los Nevados entregaron este jueves 24 de julio durante un diálogo directo con la Consejería para las Regiones del Gobierno Nacional en Pereira. 

En el encuentro, que tuvo participación de campesinos, abogados, ambientalistas y funcionarios del gobierno Nacional se tocaron temas complejos, todos girando en torno a la sentencia que reconoce al PNN Los Nevados como sujeto de derechos. 

El encuentro, realizado en el marco del cumplimiento de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia, permitió reflexionar sobre el papel de los campesinos que llevan más de medio siglo habitando esta zona estratégica del país. 

Las comunidades que históricamente han habitado el páramo están de acuerdo con cuidar el territorio y protegerlo pero piden ser incluidas de forma activa en las decisiones que se tomen para proteger el parque, porque esas decisiones que se están tomando está afectando su cultura y sus formas de vida.

La consejera Luz María Múnera fue enfática en reconocer que la sentencia debe cumplirse como un acto plural que salvaguarde las formas de vida del páramo. 

“Esta sentencia no puede cumplirse como un acto aislado. Es un todo que incluye a los seres humanos que han vivido allí durante generaciones”.

Una autocrítica necesaria

Múnera reconoció que ha faltado participación y escucha activa hacia las comunidades locales. Hasta el momento se ha cumplido con la sentencia de espalda a las personas que habitan el páramo.

“Nos hemos demorado para tener una relación directa con los campesinos. Ha faltado una autocrítica tanto del Estado como del movimiento ambiental”. 

Para ella, el reto ahora es lograr que estas personas no sean vistas como un obstáculo, sino como actores claves en la conservación del ecosistema.

Frente a los operativos que se han realizado en la zona —algunos de los cuales han sido denunciados por presuntas afectaciones a los derechos humanos— la funcionaria expresó que es inaceptable esas prácticas.

“Este es un gobierno que respeta los derechos humanos. No podemos permitir que cuidar la casa grande –como la llaman los indígenas– se haga a costa de pisotear la dignidad de quienes viven en ella”.

La voz de los campesinos

Diego Fernando Machete Silva, habitante de la vereda La Del Bosque, en zona de influencia del parque, explicó que su intención no es oponerse a la sentencia, sino ser parte activa de su aplicación. 

“Queremos que nos escuchen. Que el magistrado conozca nuestra realidad. Llevamos décadas viviendo aquí y también hemos conservado el territorio”.

Para Pedro Machete, otro líder campesino, el reconocimiento como interlocutores válidos es un primer paso para la reconciliación entre conservación ambiental y permanencia campesina. 

“No somos invasores. Mi abuelo llegó aquí en 1927. Tenemos historia, tenemos arraigo. Queremos cuidar el agua, los frailejones, el nevado... pero también queremos quedarnos”.

¿Qué opciones tienen?

Durante el encuentro una de las posibles soluciones es el ecoturismo. Una forma de sustento que pueda ayudar económicamente a los habitantes del páramo pero también una alternativa para cuidar el territorio.

Si bien el ecoturismo se perfila como una alternativa económica para estas comunidades, los líderes advirtieron que debe construirse con cuidado. 

“No queremos que el turismo expulse al campesino, como ya ha ocurrido en otras zonas. Si va a llegar, que sea para beneficiar a quienes han vivido aquí, no para favorecer a grandes empresas”, dijo Diego Machete.

Múnera coincidió en que las soluciones no pueden dictarse desde los escritorios en Bogotá, sino que deben surgir del trabajo de la mano entre comunidades y autoridades ambientales. 

“Las mesas de trabajo con las comunidades deben marcar el camino. Ellos saben cómo se cuida ese lugar sagrado. Las decisiones deben salir del territorio, no imponerse desde afuera”, señaló.

El reto de la transición

El gobierno reconoce que la ganadería en la zona es un tema sensible. Se está trabajando en una transición progresiva que permita proteger el ecosistema sin condenar a la pobreza a quienes han subsistido de esa actividad. 

“Queremos que la transición no signifique miseria ni desarraigo. Hay que proponer alternativas, acompañar con recursos y respeto”, explicó la consejera.

Por ahora, las comunidades esperan que los compromisos adquiridos se materialicen pronto: participación real, diálogo directo con la justicia, reconocimiento de su rol histórico y un modelo de conservación en el que el ser humano no sea excluido del ecosistema.

“Todo suena muy bonito”, concluyó Pedro Machete. “Ahora hay que empezar. Con respeto, con propuestas. Pero sobre todo, con la certeza de que también somos parte del Nevado”.

 


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