Foto | Freddy Arango | LA PATRIA
Nancy Vega Serna, la docente de la escuela La Miel, junto a sus estudiantes.
En la escuela de la vereda La Miel, sede de la Institución Educativa Cañaveral, en el municipio de Victoria (Caldas), la plata no alcanza para contratar un celador, sin embargo, la comunidad hace lo propio.
Siete alumnos, cerca de 10 padres de familia y otras 30 personas han cultivado la seguridad en el lugar. Nancy Vega Serna, la docente de la sede, lo reconoce con orgullo: “La comunidad antes de dañar, cuida”.
Aquí el sentido de pertenencia por la educación se encarnó en el 2015 cuando los líderes Floriced Jaramillo, Ana Ruiz, Diana Marcela Ortiz y Yorlady Hincapié le arrebataron la sede al trauma de la guerra.
Las puertas de la escuela estuvieron cerradas durante 12 años. Beatriz Quintero Londoño, presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC), recuerda que los enfrentamientos del paramilitarismo y el frente 47 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) entre Samaná y Victoria, zona rural del Oriente de Caldas, provocó la deserción de las familias.
“Esta vereda quedó sola, y por ende, la escuela fue refugio para estos grupos al margen de la Ley. La vandalizaron de tal forma que no quedó viable para su función educativa con los niños”, añade Beatriz.
De vuelta
En el 2008 la guerra terminó, las familias regresaron a sus fincas y la comunidad se fue organizando. La necesidad de una escuela también estuvo de vuelta, y la escuela La Miel floreció una vez más.
Hoy la fachada, jardines y salones dan cuenta del enfoque ecológico de su educación. Nancy Vega Serna ha convertido el Proyecto Ambiental Escolar (Prae) en una apuesta de embellecimiento.
Un Martín Pescador y un Azulejo Golondrina pintados en la entrada son quienes dan la bienvenida. Los acompañan flores, mariposas y arcoiris retratados con tapas plásticas.
“Es un trabajo durito, porque son pocos los niños, pero ahí vamos; muy entusiasmados y con la mayor alegría del mundo porque queremos mucho a nuestra sede”, reconoce Nancy Vega.
Metodología
Las clases empiezan a las 7:30 a.m. y concluyen a las 12:30 p.m. Durante esta jornada, Nancy asegura que llega uno que otro acudiente a colaborar con las actividades. También lo hacen en la escuela de padres, cuando trabajan entre todos.
La docente aplaude la intención de sostener la sede. “No he tenido ningún problema de que se hayan llevado un equipo o hayan intentado robar”, señala. En la actualidad la escuela se percibe como un proyecto de desarrollo comunitario, en donde prima el trabajo en equipo y el respaldo institucional.
Beatriz es consciente de la importancia de la sede. Ella reconoce que es un ambiente cómodo y saludable para los más pequeños. Asimismo, expone que en La Miel todos son conocidos y amigos, por lo tanto los niños conviven en un entorno familiar y protegido.
El trabajo de Nancy es clave para la permanencia escolar. “Es una excelente docente. Le tenemos muchísimo aprecio. Ella saca adelante el Prae y tiene una escuela superbonita y superorganizada. Entonces, eso nos a apoyarla. Los niños están felices ahí”, resalta Beatriz.
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