
Fotos | Cortesía | LA PATRIA
César Augusto Jaramillo trabaja como pintor en la Universidad de Manizales. El pasado 10 de julio recibió su título de bachiller en el colegio Bosque, junto a su familia.
César Augusto Jaramillo Cardona cree que no hay edad para alcanzar las metas, pero no siempre fue así. La vida lo puso a elegir entre trabajar o estudiar, y en noveno grado optó por la primera.
Con los años se convenció de que ya era muy viejo para volver a ingresar a un colegio y que, después de tener su trabajo, el título de bachiller ya no lo iba a necesitar. Sin embargo, su labor lo haría volver a la aulas.
César Augusto se salió del colegio para ser pintor. “Empecé a trabajar en la pintura porque el esposo de una tía siempre ha pintado, y cuando yo era pequeño le ayudaba y eso me gustó”, confiesa el hombre.
En su oficio de pintor César llega en el 2012, a través de un contratista, a la Universidad de Manizales. Para el 2018 la Institución decide contratarlo como trabajador de planta, pero había un requisito: debía terminar sus estudios secundarios.
Es entonces cuando César, por la necesidad de preservar su trabajo, se da cuenta que su edad no era un factor determinante, y que aun después de unos 30 años de haber desistido de la formación académica, sí necesitaba el título de bachiller.
Implicó un esfuerzo, pero lo superó
Hoy César tiene 41 años y hace 6 empezó el proceso para alcanzar un logró que había enterrado en las memorias de su juventud. El pasado 10 de julio, junto a su familia, se graduó como bachiller de la Institución Educativa Boston.
En este tiempo se desplazaba en su moto cada sábado, desde Puertas del Sol, el barrio de Manizales en donde reside, hasta el colegio. A la par se encargaba de que las fachadas, cubiertas, techos y canales de la U. de Manizales estuvieran en óptimas condiciones.
Y, ¿qué fue lo más difícil del proceso? César Augusto responde sin dudar que los grados décimo y once, además del cansancio.
“Era complicado salir en las noches a hacer trabajos, porque tenía que volverme a acostumbrar. Llegar del trabajo a estudiar, investigar”, sostiene César Augusto.
El respaldo familiar
El pintor expone que tanto su hermana como su esposa le habían insistido en que finalizara sus estudios secundarios, pero no se motivó hasta que la Universidad le dio el empujón.
“Yo estudié en la normal de Manizales, pero a veces no iba a estudiar por ponerme a estudiar. Entonces llegué hasta noveno”, recuerda el hombre.
Asimismo reconoce: “Graduarme es un logro para mí, para mi esposa, que me brindó su apoyo. (...) uno no sabe cuándo va a necesitar las cosas; hay que seguir luchando, porque no importa la edad para terminar el estudio”, concluye Cesar Augusto, bachiller y pintor.
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