No es coherente que el llamado Gobierno del Cambio, que ha promulgado la dignificación de los derechos laborales, ejecute estas medidas sin consensuar siquiera con los funcionarios, muchos de ellos con extensa trayectoria laboral.
La descentralización administrativa se consolidó hacia mediados de los años 80 en Colombia, dirigida a fortalecer las capacidades regionales y locales para que se alcanzara un desarrollo más armónico, no uno impuesto desde el centralismo de Bogotá o de regiones con dominio económico, que desconocen las realidades del resto del país. Por eso se ve caprichoso y retardatario ordenar a entidades del orden nacional que se replieguen, a pesar de que bajo el esquema descentralizador habían logrado extenderse y estar presentes en los territorios.
Es lo que está sucediendo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), que de forma abrupta anunció mediante resolución, la 0811 del 2025, modificar la jurisdicción de las direcciones territoriales y decide eliminar la Dirección Territorial Centro Occidente con sede en Manizales, integrada por Caldas, Risaralda, Quindío y Tolima. Se trata de una decisión del Gobierno Petro que desmontará lo que se venía haciendo en el Eje Cafetero, como región, en materia estadística, censal y de estudios especializados que sirven de insumo para la toma de decisiones.
Lo que tiene previsto el Gobierno es que, en un plazo hasta el 31 de diciembre de este año, Caldas y Quindío pasarán a ser parte de la Dirección Territorial Noroccidente conformada por Antioquia y Chocó; Risaralda dependerá de la Dirección Territorial Suroccidente junto con Cauca, Nariño, Valle del Cauca y Putumayo; Tolima quedará en la Dirección Territorial Centro con Bogotá, Cundinamarca y Amazonas. Esto como una medida de choque, que entre otras cosas es poco razonable, para subsanar la carga laboral que existe en otras direcciones DANE en el país, pero no en la de esta región.
Aunque las oficinas permanecerán en las ciudades -pasan a ser una especie de agencias-, dejar de ser Dirección Territorial pone en riesgo el capital humano especializado en todo el Eje Cafetero, que es de los mayores temores del sindicato Sintradane al avizorar que se vendrán supresiones de cargos, que en adelante los pondrán otras direcciones; además de que se debilita la autonomía institucional y la toma de decisiones se concentra en otros departamentos.
No es coherente que el llamado Gobierno del Cambio, que ha promulgado la dignificación de los derechos laborales, ejecute estas medidas sin consensuar con los funcionarios, muchos de ellos con extensa trayectoria laboral; sin consultar con el sindicato, ni tener en cuenta observaciones que fueron formuladas buscando minimizar las consecuencias, porque los procesos que se venían desarrollando con éxito en esta Dirección Centro Occidente pasarán a depender de otros criterios. Con razón dicen que parece un castigo por hacer las cosas bien.
Sintradane tocó puertas en la Asamblea de Caldas para llamar la atención del Gobierno nacional, pero son los congresistas (senadores y representantes a la Cámara) cercanos al Gobierno los que deben buscar hablarle al oído al presidente Petro para que reconsidere. Esto podría ser un gran riesgo para la operatividad del DANE en esta región del Eje Cafetero; porque no es lo mismo ejecutar la labor estadística, sobre todo en lo relacionado con el trabajo campo, con conocimiento del territorio, que hacerlo desde el desconocimiento y con menos personal.