El Museo de Arte de Caldas recibe este jueves 2 octubre Lo que el ojo no ve, del maestro Guillermo Londoño, la obra se inaugura a las 6:30 p.m.

La muestra, según el maestro Guillermo Londoño, reúne pinturas de paisaje que no nacen de la observación directa ni de referencias fotográficas, sino de la imaginación. “Son cuadros que no vienen de ver, sino de un estado mental. Cuando pienso en Caldas pienso en el Ruiz, en los colores que producen sus montañas. Me dejo guiar por la mancha en un estado casi hipnótico y construyo un paisaje desde la experiencia del pintado, a partir de la brocha, pero no desde el realismo”, señaló.

El Maestro explica que busca transmitir una conciencia sobre la fragilidad del planeta y por esto la elección de la paleta de colores en sus obras.

“Soy Londoño de Manizales, mis abuelos vienen de por aquí, por eso los invito especialmente con mucho afecto para que nos acompañen en esta inauguración”, expresó el maestro.

Asimismo, resalta que su trabajo se enmarca en una conciencia contemporánea sobre la fragilidad del planeta. “Nuestros abuelos y padres no tuvieron esa idea de que los recursos son limitados. Hoy sabemos que los ecosistemas hay que protegerlos. No se trata de hacer un denuncio directo, sino de un testimonio que permita a quien ve la obra interpretarla”, agregó.

La técnica elegida es el óleo sobre lienzo, material que utiliza desde hace años por su durabilidad. “Tengo la pretensión de que la obra dure en el tiempo, incluso siglos. Me interesa que los materiales sean fieles a su color dentro de 300 años”, comentó.

Los colores predominantes en la muestra son azules y verdes fríos, elegidos intencionalmente. “Esos tonos también denuncian. Un paisaje en verdes puede ser terrorífico, como lo vemos en imágenes de contaminación en China. Son colores que reinterpretan el paisaje y lo conectan con el cambio climático”, apuntó.

Asimismo, para Londoño, la exposición también plantea un diálogo con el espectador. “Estos cuadros podrían estar hechos por un ciego, porque no me interesa representar lo que se ve, sino lo que se imagina. Lo maravilloso es que el espectador, al verlos, empieza a recordar lugares y a compararlos con paisajes de su memoria. Es como un partido de fútbol: yo tiro la pelota y tú me la devuelves. Sin tu capacidad de imaginar, no habría diálogo”, expresó Londoño.

Con esta propuesta, el artista invita a reflexionar sobre la relación entre la imaginación, la memoria y la transformación del paisaje. “Espero que esta sala se llene de gente querida de Manizales”, concluyó.

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