Ella leyó en las pieles quemadas y en las historias de su abuela, el horror de la guerra mundial. Su misión y de los japoneses, dice, es recordar y llevar el mansaje del valor de la paz, inspirados en monumentos como este que visitó hace siete años.

Maiko Nohara es profesora de japonés en Manizales. Nació y creció en Nagasaki, Ella leyó en las pieles quemadas y en las historias de su abuela, el horror de la guerra mundial. Su misión y de los japoneses, dice, es recordar y llevar el mansaje del valor de la paz, inspirados en monumentos como este que visitó hace siete años.

Maiko Nohara, de 50 años, es profesora de japonés en Manizales. Nació y creció en Nagasaki (Japón). “La ciudad es muy bonita, con mar, ríos, montañas, muchos árboles, gente muy juiciosa”. Por su abuela Hatsuyo Nohara, por la escuela y por todos, supo desde la niñez que el 9 de agosto de 1945, a las 11:02 de la mañana, explotó sobre la ciudad la segunda bomba atómica lanzada en la Tierra.

En segundos, según diversas fuentes, Nagasaki fue un infierno de 4 mil grados, de 7,7 km2 destruidos, de 40% en ruinas, y de miles de muertos y mutilados.

Fotos I Cortesía para LA PATRIA. Maiko Nohara es profesora de japonés en Manizales. Nació y creció en Nagasaki, ciudad de Japón que cumple este 7 de agosto del 2025 los 80 años de la bomba atómica. En la foto, dictando japonés en la U. de Caldas.

Maiko Nohora vive hoy en la capital de Caldas, con su esposo y dos hijos. Es docente en el programa de Lenguas Modernas de la Universidad de Caldas. Llegó por medio de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (Jica) que apoya iniciativas de desarrollo en países. “Vine como entrenadora de baloncesto. En la actualidad dictó clases porque varias jóvenes querían aprender japonés”.

Este 9 de agosto a las 11:02 a.m., como cada año, ella hará un alto de un minuto, cerrará los ojos y elevará una oración por las víctimas. “Este día en Nagasaki, los estudiantes van al colegio, a pesar de estar en vacaciones, para recibir charlas sobre lo sucedido. En la ciudad suenan campanas y una sirena, todos guardamos silencio, donde estemos”.

 

La radiación

La abuela de Maiko murió hace 30 años, cuando tenía 79. Ella fue víctima de la bomba atómica, caída sobre Nagasaki, tres días después de la de Hiroshima. Aquí está el relato de su nieta, quien se emociona al recordar a su abuela:

En nuestra infancia ella nos contaba lo que le pasó. Vivía, cuando tiraron la bomba, como a una hora de la ciudad. O sea, no recibió el impacto de manera directa. Sin embargo, al otro día se fue a buscar a un hermano que sí vivía allá. Solo encontró destrucción, personas y animales muertos. Todo estaba quemado”.

Foto I Cortesía para LA PATRIA. Jardín del restaurante Nippon, atractivo gastronómico de Manizales en la avenida Lindsay. Allí Maiko Nohora ofrece platos típicos de Japón, con su producto estrella Ramen.

La profesora, propietaria del famoso restaurante Nippon en la avenida Lindsay en Manizales, continúa su narración con infortunio, por un lado para la abuela Hatsuyo, y con fortuna, por el otro, para su padre y el resto de la familia.

Mi abuela, desesperada, se fue caminando en busca de su hermano. Ahí fue cuando recibió la radiación”. Eso la convirtió en víctima de la bomba atómica.

Lo otro, cuenta, es que su padre en ese momento era un niño y la abuela lo quiso llevar en la búsqueda de su hermano. Una tía lo impidió. Y por eso el señor no recibió radiación.

Toma un respiro y comenta: “No sé qué habría pasado. De pronto, él hubiese recibido esa radiación y sobrevivido, y yo habría quedado como segunda generación víctima de la bomba atómica. Entonces, gracias a la palabra de mi tía, mi padre se salvó”. La abuela falleció en 1995. “No sé si murió afectada por la radiación, al final falleció por cáncer”.

 

Misión: la paz

Maiko Nohara estudió en la Universidad Fukuoka Kyoiku Daigaku (Fukuoka University of Education). Su profesión es profesora de educación física.

Un poco de historia universal, antes de un mensaje de ella para Colombia y el mundo:

  • En 1945 EE.UU. completaba cuatro años en guerra con Japón, tras los ataques a la base de Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941. Era la segunda Guerra Mundial.
  • El presidente, Harry Truman, exigía una "rendición incondicional". En caso contrario, a los japoneses les esperaba "una destrucción rápida y absoluta". El 6 de agosto, de ese año, cayó la bomba atómica a Hiroshima, y el 9 del mismo mes a Nagasaki, la tierra de la profesora Maiko.

Ella dice: “Por eso, para nosotros es muy importante el 15 de agosto. Ese fue el día en que terminó una guerra que prácticamente destruyó todo Japón. El 9 de agosto también es muy especial, sean 10 años, 20 años, 80 años, 100 años espero que los sigan siendo”.

De inmediato enlaza otras palabras: “Es fundamental para nosotros seguir contando esa tragedia a todo el mundo para que no olviden. Y, sobre todo, que sepan lo importante que es la paz. ¡Esa es la misión de la gente de Nagasaki!”.

Como docente que es, considera que la educación es la base para construir país y paz. Reseña, para su argumento, que el ciento por ciento de los niños en Japón obligatoriamente deben ir a la escuela, no están en la calle. “Los niños aprenden a leer y a escribir, pero también el respeto a la gente”.

Destrucción total. De eso se levantó Japón, luego de los ataques de los países aliados, incluidas las dos únicas bombas atómicas detonadas en la historia de la humanidad.

 

Desarrollo

Su hermana, que trabaja en una institución de cuidado de personas de la tercera edad, le contó en la noche del martes pasado: “Todavía hay muchas personas de lo de la bomba atómica, pero no quieren contar, no quieren recordar, aún está el trauma”.

La docente prosigue con reflexiones: “Cuando eso terminó, Japón comenzó a organizar todo, economía, agricultura y desarrollo urbano. Y lo que me parece más importante, la educación. Los niños aprenden cosas. A investigar sobre la guerra, pero también a entender el valor de lo que es la paz. Y así, ahora tenemos un país desarrollado”.

En Nagasaki, la profesora leyó, en las pieles quemadas, en los quebrantos de salud de miles de personas, en las historias de su abuela, un horror que cumple ocho décadas.

En publicaciones de turismo describen la actualidad: “Es una ciudad japonesa de la costa noroeste de la isla de Kyushu. Se encuentra situada en un gran puerto natural y está rodeada de colinas donde se asientan edificios”. En eso ella también interpreta esperanza, renacimiento y paz.

Foto I Cortesía para LA PATRIA. La familia con la abuela paterna, Hatsuyo Nohara, en 1971. Maiko no había nacido. La abuela, tercera de izquierda a derecha, en la fila de arriba.

Hoy en Nagasaki eso mismo lo captan en el Museo de la Bomba Atómica. Además, en el Parque de la Paz, donde Maiko Nohora estuvo hace siete años. Ella concluye: “Gracias por contar de mi país. Me acordé mucho de mi abuela, y me sentí feliz”.

 

Algunos datos

  • En 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas a Japón.
  • Una bomba fue la "Little Boy", en Hiroshima el 6 de agosto de 1945.
  • La otra fue el 9 de agosto de 1945. La llamó "Fat Man".
  • Investigaciones indica que el número de víctimas, a finales de 1945, fue de cerca de 210 mil. .
  • A Hiroshima la escogieron como primer objetivo por ser un destacado centro económico y militar .
  • A Nagasaki la bomba la lanzó el avión B-29 Bockscar. El bomba de 4.500 kg detonó a una altitud de 550 metros sobre la ciudad con una potencia explosiva de unas 20.000 toneladas de TNT, similar a la de Hiroshima.
  • Los daños en Nagasaki fueron menores a los de Hiroshima, pues su geografía impidió mayor cobertura de la explosión.

 


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