Salud

Foto | Archivo | LA PATRIA | Hospital San Antonio, de Villamaría.

Los dolores de parto de la gestante Ester la condujeron, el pasado martes, al Hospital San Antonio, de Villamaría (Caldas). Allí dio a luz -el miércoles (2:30 a.m.)- al pequeño Emiliano, que se convirtió en el primer bebé en nacer en la institución después de cuatro años.

El hecho fue celebrado por administrativos de la institución y por el personal asistencial de turno que acompañó a la mujer en la única sala de partos del centro de atención.

Jaime Enrique Acosta Díaz, gerente de la entidad, subrayó que esto se constituye en un acontecimiento representativo y en un renacer de la atención obstétrica local. La atención, precisó, envía un fuerte mensaje de confianza a la comunidad villamariana.

Jaime Acosta

Foto | Cortesía | LA PATRIA

Jaime Enrique Acosta Díaz.

 

Las remisiones, para el pasado

Antes de este hecho, las gestantes que llegaban al punto en trabajo de parto eran remitidas a Manizales. El fenómeno dejó en saldo rojo la natalidad local, que preocupa a las autoridades en salud.

“Durante años, los nacimientos en Villamaría se daban en Manizales, diluyendo la pertenencia municipal. Ahora, el hospital busca recuperar ese vínculo, ofreciendo un servicio digno y cercano a las familias que esperan recibir a sus hijos en su propia tierra”, resaltó Acosta.

El directivo enfatizó que los médicos generales cuentan con formación suficiente para resolver casos básicos y primarios, como este, en los municipios. Sin embargo, factores estructurales y culturales han reducido su protagonismo. 

Se conoció que el hospital, con el apoyo del Ministerio de Salud y Protección Social y de la Dirección Territorial de Salud de Caldas (DTSC), ha fortalecido sus capacidades técnicas, de infraestructura y de educación biomédica; por lo que los pacientes deben confiar.

“Estamos llevando el mensaje de que los médicos que están en el San Antonio tienen toda la capacidad técnica y científica de volver a atender partos”, contó Acosta.

La madre, con experiencia en partos previos, demostró que no todos los embarazos deben catalogarse como de alto riesgo ni remitirse de inmediato a Manizales, sino evaluarse responsablemente en el territorio.

 

De la decisión a la atención

María Camila

Foto | Cortesía | LA PATRIA

Se conversó con María Camila Patiño Agudelo, médica general entre los profesionales que ayudaron a Ester. La egresada de la Universidad de Manizales hoy está llena de orgullo.

Esto, aseguró, marcó un antes y un después en su carrera. La situación la llevó a reflexionar sobre su vocación y la confianza de su criterio. No descarta estudiar esta especialidad para dedicarse a ella.

“La paciente llegó en fase avanzada presentación cefálica (de cabeza) y sin signos de alarma. Bajo esas condiciones, se determinó que lo más seguro era no remitir a Manizales. Atender el parto localmente representaba un menor riesgo que el traslado en medio de la emergencia”.

Agregó: “Esta fue una oportunidad de devolverle al hospital su papel en la atención de las gestantes, reafirmando que sí contamos con la capacidad para recibir nuevos villamarianos”.

Decidir bajo presión le permitió a Patiño redescubrir la pasión de su profesión: estuvo al lado de la madre y del recién nacido en el momento crítico.

“Fue la oportunidad de reafirmar mis habilidades clínicas, tomar decisiones seguras y recordar que la esencia de la medicina es estar ahí para el paciente”, afirmó.

 


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