La Línea 3 del Cable Aéreo: un sueño hecho realidad que transforma a Manizales

Fotos | Alcaldía de Manizales | LA PATRIA

Manizales, la mejor ciudad de América Latina, premio otorgado por ONU-Hábitat, sigue demostrando por qué es un referente de progreso. A la reciente distinción como la segunda mejor ciudad del país en gestión de gobierno, se suma un logro más que parecía inalcanzable: la Línea 3 del Cable Aéreo ya es una realidad. 

Lo que en 2023 era un proyecto lleno de incertidumbre, hoy se convierte en un símbolo de orgullo para la ciudad. Gracias al trabajo decidido de la actual Administración Municipal, esta obra histórica acerca a sus ciudadanos, conecta barrios, une a la comunidad y demuestra que, con seriedad, transparencia y dedicación, los sueños de ciudad sí se cumplen. Manizales no solo vuela más alto, sino que reafirma su lugar como modelo de desarrollo y buena gobernanza.

El camino no fue sencillo. El proyecto enfrentó 13 grandes desafíos que pusieron en riesgo su viabilidad, muchos de ellos heredados de una planeación débil y una ejecución desordenada. Cada obstáculo exigió decisiones firmes de la nueva administración, que desde enero de 2024 tomó las riendas y corrigió el rumbo para que lo que parecía imposible se hiciera realidad.

Los primeros tropiezos

En 2021, el costo inicial de la obra se calculó en $151.000 millones, con base en estudios desactualizados de 2018. No se tuvieron en cuenta los incrementos en precios ni en tiempos de ejecución. La administración actual cerró esa brecha y aseguró la totalidad de los recursos necesarios: $221.579 millones. A la fecha, ya se ha pagado el 82% de la obra, es decir, $182.103 millones.

El convenio entre el Municipio e Infimanizales carecía de respaldo financiero real y de un diseño técnico sólido. Eso generó retrasos e inconsistencias en los presupuestos. La Alcaldía tuvo que aforar la totalidad de los recursos, garantizando más de $70.500 millones adicionales frente a lo planteado inicialmente.

Otro error fue la asignación inadecuada de la gerencia. El proyecto quedó en manos de IDEAS MÁS, una empresa creada meses antes del convenio y sin experiencia en obras de esta magnitud. El cambio en el modelo de gerenciamiento permitió darle solidez técnica al proceso. A la fecha, la obra ya registra un 97% de ejecución física, según reportes técnicos.

Retomar el control

El cronograma inicial fijaba un plazo de 15 meses (de septiembre de 2022 a diciembre de 2023), un plazo totalmente inviable. Cuando la nueva administración asumió en enero de 2024, recibió un proyecto atrasado y sin bases sólidas. Con planeación y ejecución responsable, en solo un año y nueve meses logró llevar la obra al 97% de avance, lista para ser entregada a los manizaleños.

En diciembre de 2023 se había reportado un 67% de avance, cuando en realidad apenas alcanzaba el 18%. Entre enero de 2024 y septiembre de 2025 se ejecutó cerca del 80% de la obra, con resultados verificables.

Algo similar ocurrió con los recursos: a finales de 2023 se había desembolsado el 54% de los fondos, pese a que el avance real era solo del 18%. Hoy la situación es distinta: las estaciones Cámbulos alcanzan un 97%, Universidades y El Cable un 96%, y Fátima un 83%. Esto permite programar la operación parcial a partir del 29 de septiembre de 2025, con finalización total proyectada entre noviembre y diciembre.
 

Errores técnicos y presupuestos errados

El proyecto inició sin soporte técnico adecuado, lo que derivó en más demoras. Ese cronograma irreal de 15 meses era imposible de cumplir desde el principio. Con una planeación estratégica, la obra avanzó de manera real y sostenida durante el último año y nueve meses.

También hubo presupuestos inconsistentes. Las estimaciones iniciales no correspondían con la realidad, y fue necesario hacer ajustes significativos. La diferencia está en que hoy cada peso invertido tiene respaldo técnico y financiero.

El mayor impacto estuvo en las obras civiles y eléctricas. El costo estimado inicialmente fue de $36.000 millones, cifra que en diciembre de 2023 ya había sido ajustada a $61.000 millones. Infimanizales, en coordinación con la interventoría y el contratista, estableció un presupuesto real, que a la fecha asciende a $72.800 millones.

Los retos finales

Los últimos desafíos fueron los más complejos. El proyecto comenzó con desfinanciación, lo que afectó directamente su desarrollo. La Alcaldía aseguró la financiación total, garantizando los $221.579 millones requeridos.

Además, los contratos firmados inicialmente estaban mal diseñados: incentivaban la permanencia del contratista y diluían la responsabilidad en la planeación de costos y tiempos. La nueva administración reestructuró la gestión contractual, definiendo con claridad las obligaciones y garantizando transparencia y cumplimiento estricto de los plazos.

Otro error fue la falta de cobertura cambiaria.  Se pactaron pagos en euros sin gestión del riesgo, lo que agravó la desfinanciación. Para resolverlo, se implementó un manejo financiero responsable que cubrió los costos cambiarios y dio estabilidad al proyecto.

Finalmente, se enfrentaron sobrecostos no previstos, derivados por la mala planeación en el 2022. El valor final fue un 151% superior al inicial, con $70.500 millones adicionales frente a lo calculado. A pesar de que fue un proyecto que inició en la administración pasada, la actual la logró terminar sin egos, ni retrasos y con sentido de ciudad, solucionando lo que había que solucionar, porque en Manizales no puede haber elefantes blancos.