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El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) se ha caracterizado por tener una imagen de credibilidad por las cifras que entrega, todas ellas con suficiente sustento técnico. Eso es por lo menos lo que siempre hemos percibido de esa entidad, y debería ser la imagen que mantenga y se fortalezca hacia el futuro. Sin embargo preocupa mucho lo que se ha ido conociendo acerca de vacíos en la confiabilidad de sus datos, lo que llevaría a perder la confianza. Denuncias como la de una habitante de Manizales a la que le apareció la calcomanía de censada en la puerta de su casa, pero que nunca respondió la encuesta, dejan mucho qué pensar.
El director de la entidad, Juan Daniel Oviedo, reconoció esta semana que la operación del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018 está retrasada, por lo que los resultados finales no se conocerán antes del 30 de octubre. Explicó que esta situación se debe a varios factores: déficit presupuestal, problemas climáticos, coyunturas de seguridad por coincidir con elecciones y el rechazo de muchos ciudadanos a los censistas.
Los dos últimos aspectos parecen confirmar que en parte de la ciudadanía caló el mensaje mentiroso difundido en la campaña presidencial, de que el censo tenía como fin usar los datos para favorecer al candidato de los afectos del expresidente Juan Manuel Santos. De hecho, en San Andrés 9 mil hogares rechazaron a los funcionarios del DANE y ahora será necesario volver a esas viviendas para terminar el trabajo. Como sea, es grave que el resultado de una elevada expectativa en el diligenciamiento del censo en forma electrónica sea un porcentaje muy bajo de colombianos que lo usaron, de tal manera que el gran volumen de esta labor tuvo que hacerse de la manera tradicional.
El hecho de que haya fallas en las estadísticas del censo y que no se corrijan a tiempo afecta la confianza del DANE, entidad que goza de gran prestigio internacional, inclusive. Las inconsistencias halladas por la actual dirección de la entidad deben ser resueltas lo más pronto posible y empeñarse en recuperar la imagen positiva que siempre ha tenido. En ese sentido, Oviedo tal vez debió esperar a tener todos los datos debidamente contrastados y confirmados antes de cuestionar la gestión de la administración pasada, ya que con datos preliminares no resulta tan clara la solidez de las críticas. Ahora bien, era urgente tener un censo poblacional, ya que el país solo tiene el referente del año 2005, y las proyecciones que nos ubicaban en cerca de 50 millones de habitantes parece que tampoco tienen solidez.

La esperanza es que se superen todos los inconvenientes y que las nuevas cifras sean útiles para aterrizar en un panorama más cercano a la realidad, que permita establecer un Plan de Desarrollo Nacional mucho más coherente y que se marque un norte que haga posible una mayor calidad de vida y más equitativa para un número mayor de colombianos, porque es claro que lo que no se mide no se mejora. Con el nuevo censo económico que promueve el actual director del DANE se espera corregir las cifras inconsistentes que también se han percibido en la medición de la realidad de los PIB regionales y así trabajar sobre terrenos ciertos.