Pier Giorgio Frassati nació en Turín en 1901 en familia rica; su padre fue senador en Italia y embajador en Berlín y su madre, mujer de vida social; soñaban viendo en Giorgio la continuidad de su alcurnia.
Giorgio consiguió diplomarse en agronomía, amaba la montaña, el alpinismo, el mar, la equitación, el deporte, las caminatas, la fotografía, la bicicleta y el automovilismo. Se inscribió en ingeniería industrial mecánica con énfasis en minería.
Pronto empezaron a verle laborar con y por los mineros, clase abusada en su labor; mercados, medicinas, ropa y juguetes eran parte de su movimiento porque hizo opción por los pobres; con varios grupos realizó jornadas de ayuda a barrios marginales. Todo lo dirigía con una fe robusta, grupos apostólicos, piedad eucarística y mariana, amor a la familia, vida casta y una alegría dinámica contagiosa.
Su padre un día llegó a decir de él: “mi hijo es un inútil, no sale de estar con los marginados, nada hará”. Giorgio murió de poliomielitis el 4 de julio de 1925 a la edad de 24 años. Nunca se había visto tanta gente en un funeral que llenó varias cuadras en Turín. Su padre cerca al féretro exclamó con lágrimas: mi hijo tiene más fama que yo, más seguidores que yo en campañas... aquí el inútil soy yo. Nó él; Dios lo hizo grande.
Noventa años después nació en Londres Carlo Acutis, trasladado con su familia a Milán. Niño y joven de inquietudes de Fe, desde su primera comunión no dejó de comulgar hasta su muerte; líder deportivo e intelectual en su Colegio optó por expresarse en las redes sociales, pues decía que el Evangelio había que incrustarlo en los medios de comunicación; la Eucaristía era para él “la autopista al Cielo” y creó en la Red virtual información lúcida sobre los milagros eucarísticos.
Líder entre sus compañeros, auxiliar de ancianos de la calle, cariño a las familias, amigos y cuantos le rodeaban y llegó más allá gracias a la Red. Murió en Monza en 2006 a los 14 años de edad. Pedro de Galilea llegó al Cielo con las redes y Acutis lo hizo con “la red”.
El 7 de septiembre del 2025 el Papa León canonizó a estos dos jóvenes como invitación a vivir el Evangelio y a reconocer que muchos jóvenes entre nosotros van siguiendo hoy el camino luminoso de estos dos faros de luz.