Chicago, en Estados Unidos, se hizo fuerte en renombre con motivo de la elección del papa León XIV, nacido allí. De nuevo resuena al conmemorar la muerte de un famoso de la literatura mundial el señor Ernest Hemingway.

Nacido en Chicago el 21 de julio de 1899, hizo sus estudios en esta ciudad pero pronto, debido a su carácter aventurero, empezó a recorrer el mundo. Comenzó como periodista a los diecisiete años con su estilo conciso y directo.

En 1920 le tenemos ya en París y es conocido por las obras que va publicando gracias a sus inquietudes, a los interrogantes que le hacen brotar las dos guerras que presenció; luce prolífico y de atrayente redacción.

Sus obras, muchas de ellas llevadas a la pantalla del cine, figuran como deleitable lectura: "Fiesta - Adiós a las armas - Tener y no tener - Por quién doblan las campanas - París es una fiesta - El viejo y el mar".

Se radica un tiempo en Cuba atraído por la revolución, si bien se sintió engañado años después, pero le atraía allí el encuentro con sus pasiones: la caza, el deporte, la pesca, los toros, el cigarro y el alcohol.

En 1953 recibió el premio Pulitzer y en 1954 el premio Nobel de Literatura con la complacencia universal al reconocer su indiscutible arte para escribir expresando las vivencias de su época histórica. El mundo quedó sorprendido con la noticia divulgada el 2 de julio de 1961.

Estando en casa con su tercera mujer y su hijo, desde su cuarto se escuchó un disparo; hasta allí con su suicidio terminó con su don del buen escribir.

Su obra cumbre es corta: "El viejo y el mar", que se lee casi sin interrumpir; narra la proeza de un viejo pescador que promete traerle a uno de sus juveniles aprendices de pesca y aventura un pez inmenso jamás visto.

Logra capturar un inmenso tiburón muy adentro del mar y empieza el regreso en medio de una lucha para evitar que otros peces despedacen tan gran pesca; pero aún en medio del cansancio sigue hasta llegar a la playa y caer desmayado por la dureza de la jornada, pero el joven vio cumplida la promesa del viejo y el mar.

Semejanza de la lucha que debemos tener a diario para no fallarles a nuestros hijos, niños y jóvenes en los objetivos que nos hemos trazado. Así sea.